Conste que este palabro inglés lo escribo sin ínfulas presuntuosas. Que servidor en el idioma de Shakespeare no pasó del Micho 1.Lo hago sencillamente por recomendación del programa que gestiona e Imserso para el Envejecimiento Activo, destinado a mejorar la calidad de vida de todos los que vimos ganar el Tour de Francia a Bahamontes. Ese programa recomienda, entre otras cosas, perseverar en la capacidad cognitiva de los carrozas como yo, ejercitando las habilidades de nuestro cerebro en cuanto al aprendizaje, la atención y la memoria. Y de eso se trata. De la memoria. De vez en cuando tiro de recuerdos y afloran palabras británicas que aprendí en clases de inglés con don Ángel Pandiani Lanzarote y que luego me ayudaron a traducir las canciones de los Beatles con acento cañaílla. A resultas, que es de lo que trata el vocablo warning, lo que quiero hacer es una “advertencia” al lector porque lo que voy a narrar a continuación es exclusivamente para los locos. Si no te consideras parte de ese denostado colectivo, te recomiendo que dejes este escrito y aproveches el ratito para llevarle algo de comer a la salamanquesa del ayuntamiento. La pobre lleva años a dieta y no sé de dónde saca fuerzas para mantenerse sujeta a la fachada. No obstante, si la curiosidad te impulsa a seguir adelante, concéntrate a fondo en el mensaje que divulgo. Desconecta la campana si estás en la cocina y dale volumen al folio, porque esto que vas a ojear, tal vez te induzca a cambiar de opinión sobre los mal llamados chalados, majaraso cualquier otra pedestre analogía equivalente.
A esos que según los cuerdos les falta un tornillo, ven la luna cuadrada, o simplemente tienen un plomillazo. A los disconformes. A los que circulan contra mano. A los que desatienden las reglas, se salen del rebaño y no cohabitan con la vulgaridad. Podrás alabarlos o condenarlos. Pero lo que no podrás hacer es ignorarlos porque sencillamente ellos son los que cambian las cosas. Ellos inventan, curan, exploran, descubren, conquistan... Elucubran e impulsan a la humanidad hacia nuevas revelaciones, mientras los demás picamos a las siete, soportamos al baranda del jefe, fantaseamos con la vecina de arriba y preferimos Movistar+ La Liga a un buen documental de National Geographic.
Seguramente lo que hacemos la mayoría es lo correcto y lo de ellos es lo incoherente; lo excéntrico. Porque, la verdad, resulta complicado explicarse que alguien llegue a esnifarse las cenizas de un muerto para saber cómo pensaba el fiambre. O ponerse a medir con un velocímetro casero la rapidez de un estornudo. A pesar de estas rarezas insólitas, yo hace tiempo que cambié mi opinión sobre ellos y me instalé en la firme creencia de que estos supuestos trastornados en realidad son genios,porque los que están tan locos para pensar que el mundo se puede cambiar, son los que verdaderamente lo consiguen. Algún día uno de ellos dará con una vacuna anti mala leche y los criminales como Putin o Netanyaju, se dedicarán a cambiar estampitas de futbolistas on line, en lugar de dejar decenas de miles de niños huérfanos, mujeres viudas y vidas segadas en plena lozanía.
Loco estaba Galileo y nos enseñó las Lunas de Júpiter. También lo estaba Colón y nos trajo de América el cacao y la patata. Nobel nos regaló la dinamita; lástima de asignación que le dio el hombre. Elcano estaba chalado y dibujó antes que nadie la tierra redonda. Einstein con los garabatos E=mc2 cambió el mundo, Armstrong fue el primer lunático que pisó la luna; “lunático, luna”¿lo pillas? Locos los ha habido a pares como los hermanos Wrigth y a racimos como los que componen la nómina de Premios de la OMPI.
¿Cómo te sienta que otros vean lo que tú no ves?¿Cuántas oportunidades te das para tus locuras? Si la respuesta es ambigua hazte un gorro de papel con el periódico de ayer porque se necesitan locos. ¡Se necesitan a gritos! Locos que ayuden a los cuerdos. Locos de esos que se la juegan olvidándose de si mismos para mejorar la vida de los demás. Hacen falta locos desafinados, apasionados. Gente capaz de dar el salto al vacío sin asegurarse de que la red esté abajo. Locos por su tierra. Locos liberadores, insurrectos,osados. Locos que digan ¡basta ya el más de lo mismo! Se terminaron las promesas diluidas en brebajes medievales y el manejo alevoso del ciudadano. Se acabaron los trileros encorbatados y las fulleras perfumadas. Locos que ocupen el hemiciclo de San Jerónimo y que inventen la forma incruenta de zanjar este polichinela establecido en el vértice superior de la pirámide política.
Hoy a mí me ha dado esta repentina convulsión demente y aquí lo expongo. Ojalá que pronto aparezcan locos dispuestos a poner sensatez donde la enajenación corporativa ha alcanzado el rango de vergüenza nacional.