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El Papa lanza un mensaje de unidad en la dividida Chipre

Llama al diálogo ante las autoridades del país y pide mayor implicación de la comunidad internacional

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  • El Papa, en Chipre. -

El Papa ha lanzado un mensaje de unidad en Nicosia, capital de Chipre, primera etapa de su tercer viaje internacional este año, una ciudad dividida desde la invasión turca de 1974 por un muro de 180 kilómetros, la llamada Línea Verde, que separa la República Turca del Norte de Chipre, reconocida solo por Turquía, y la República de Chipre.

"No hay ni debe haber muros en la Iglesia católica, es una casa común, es el lugar de las relaciones, es la convivencia de la diversidad", ha señalado el Pontífice en el primer acto de su agenda en este país en un encuentro con sacerdotes, religiosos y religiosas en la Catedral maronita de Nuestra Señora de las Gracias.

Chipre es el país europeo con más solicitantes de asilo en relación con su población. Por eso, ha señalado que la Iglesia local con sus gestos de fraternidad puede "recordar a todos, a toda Europa, que para construir un futuro digno del hombre es necesario trabajar juntos, superar las divisiones, derribar los muros y cultivar el sueño de la unidad".

El Papa ha dejado claro que la fraternidad en la Iglesia pasa también por "discutir sobre visiones, sensibilidades e ideas diferentes" pero ha instado a "decirse las cosas a la cara con sinceridad". Si bien, ha insistido en que "no se discute para hacerse la guerra, para imponerse, sino para expresar y vivir la vitalidad del Espíritu, que es amor y comunión".

Así, ha apreciado que en Chipre existen muchas sensibilidades espirituales y eclesiales, varias historias de procedencia, ritos y tradiciones diferentes, pero ha invitado a no "sentir la diversidad como una amenaza contra la identidad".

"La tentación del miedo, que genera desconfianza y la desconfianza conduce a la sospecha y, esta antes o después, lleva a la guerra", ha manifestado.

En 1974, la intervención militar turca ocupó el 40% de la isla. En 1983, el área controlada por Turquía se autoproclamó como la República Turca del Norte de Chipre, pero sólo está reconocida por Turquía. Desde enero de 2002, la Naciones Unidas promueven un proceso de negociación entre las dos partes de la isla para superar la división.

La mayoría de los católicos en Chipre proceden del Líbano, por lo que el Papa ha señalado que cuando piensa en este país siente "mucha preocupación por la crisis en la que se encuentra" y nota el sufrimiento de un pueblo cansado y probado por la violencia y el dolor. "Llevo a mi oración el deseo de paz que sube desde el corazón de ese país", ha dicho.

También ha subrayado que Chipre es "un pueblo multicolor, un auténtico lugar de encuentro entre etnias y culturas diferentes", al tiempo que ha deseado que la Iglesia también sea "universal" y un "espacio abierto en el que todos son acogidos y alcanzados por la misericordia de Dios y su invitación a amar".

"La Iglesia en Chipre tiene estos brazos abiertos: acoge, integra y acompaña. Es un mensaje importante también para la Iglesia en toda Europa, marcada por la crisis de fe. No sirve ser impulsivos y agresivos, nostálgicos o quejumbrosos, es mejor seguir adelante leyendo los signos de los tiempos y también los signos de la crisis. Es necesario volver a comenzar y anunciar el Evangelio con paciencia, sobre todo a las nuevas generaciones", ha advertido el Papa.

Al llegar en coche a la catedral de Nicosia, el Papa ha sido recibido por el patriarca de Antioquía de los católicos maronitas, el cardenal Béchara Boutros Raï. Antes de entrar, ha rezado brevemente ante una imagen de la Virgen María y ha bendecido con agua bendita a las personas que lo esperaban en la entrada. En su primer discurso del viaje, el Papa ha subrayado que es necesaria que la Iglesia sea "paciente" y no se deje "turbar y desconcertar por los cambios".

REUNIÓN CON LAS AUTORIDADES

Tras este encuentro, el Papa se ha encontrado con el presidente de Chipre y el cuerpo diplomático acreditado en el país y en un discurso ha llamado al diálogo en Chipre para reconciliar y sanar la "terrible laceración que ha padecido en los últimos decenios". También ha pedido una mayor implicación de la comunidad internacional.

"Tenemos que ayudarnos a creer en la fuerza paciente y humilde del diálogo, que podemos extraer de las Bienaventuranzas. Sabemos que no es un camino fácil; es largo y tortuoso, pero no hay alternativas para llegar a la reconciliación. Alimentemos la esperanza con el poder de los gestos en lugar de poner la esperanza en los gestos de poder", ha dicho el Pontífice.

Francisco ha abordado así la división en la isla, que ha tildado de "terrible laceración" y el lento proceso de paz con Turquía - al que no se ha referido de forma específica-. Así, ha instado a dejar a un lado los "gestos de poder, de las amenazas de venganza y de las demostraciones de fuerza" y poner en práctica en cambio "gestos de distensión". Y en concreto, ha llamado a "entablar un debate sincero" que ponga las exigencias de la población en primer lugar.

En la misma línea, ha pedido "una implicación cada vez más activa de la Comunidad Internacional, la salvaguardia del patrimonio religioso y cultural y la restitución de cuanto en este sentido es más querido por la gente, como los lugares o al menos los objetos sagrados.

La ocupación militar turca de hace casi cinco décadas afectó de pleno a la Iglesia católica maronita que se ha visto mayormente dividida. Muchas familias maronitas católicas que vivían en sus casas en el norte, se vieron obligadas a huir y reconstruir su vida en el sur, y no han podido recuperar sus propiedades. El Papa ha hecho suyo "el sufrimiento interior de cuantos no pueden regresar a sus casas y lugares de culto".

Tanto la comunidad maronita como la latina son reconocidas por la Constitución de Chipre y por los turcos como una comunidad con una identidad propia, agregada a los griegos, pero sin formar parte de la etnia griega. Sin embargo, las comunidades maronitas católicas tienen problemas para acceder a sus propiedades en el lado turco.

En todo caso, el Papa ha señalado que es importante "tutelar y promover a cada componente de la sociedad, de modo especial a los que estadísticamente son minoritarios". "Pienso, además, en varias entidades católicas que se beneficiarían de un oportuno reconocimiento institucional, para que la contribución que aportan a la sociedad por medio de sus actividades, en particular educativas y caritativas, sea definida adecuadamente desde el punto de vista legal", ha añadido.

Francisco ha regresado a Chipre después de la visita que hace diez años realizó Benedicto XVI para lanzar un mensaje de "paz para toda la isla". "El camino de la paz, que sana los conflictos y regenera la belleza de la fraternidad, está marcado por una palabra: diálogo", ha manifestado.

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