Son aún pocos para los que se esperan, aunque las avanzadillas de las aficiones del Glasgow Rangers escocés y el Eintracht de Fráncfort alemán, que este miércoles juegan la final de la Liga Europa en el 'Ramón Sánchez Pizjuán', ya se ven cerveza en mano por las calles y bares de Sevilla, recibidos por el calor de mayo de la ciudad.
Ya desde ayer se veían los más madrugadores, pero hoy ya han empezado a llegar y pasearse como orgullosas cabezas de puente con sus respectivas camisetas por los lugares más céntricos de la ciudad hispalense, cuyos bares han hecho acopio suficiente de barriles de cerveza de más para saciar a dos aficiones muy dadas al lúpulo y cubrir una demanda inusitada en una plaza también muy aficionada.
'Águilas', como se llama a la hinchada del Eintracht, y 'puritanos', como son conocidos los escoceses en contraposición a los católicos del Celtic, ya lucen sus camisetas y escudos por el centro de una ciudad en la que se espera que, hasta mañana, lleguen más de cincuenta mil hinchas de ambas aficiones, unos con entrada y otros muchos sin ellas.
La capacidad del Ramón Sánchez Pizjuán para la final es de 40.000 espectadores y, según informó la UEFA, un total de 33.000 entradas han estado disponibles para que aficionados y público en general las adquieran, diez mil para cada equipo y trece mil para aficionados de todo el mundo.
Con el antecedente de la final de la Copa de la UEFA de hace diecinueve años en La Cartuja, el 21 de mayo de 2003, entre el Oporto portugués, a la postre el campeón, y el Celtic escocés, los hosteleros sevillanos ya saben lo que trasiegan, no en balde en muchos bares se acabaron entonces las existencias incluso de los supermercados, de los que 'volaron' los paquetes de seis 'litronas' de cerveza que 'caían' hasta calientes.
Por ello, bares del centro de la ciudad, en zonas como las aledañas al Ayuntamiento o las plazas Nueva, de San Francisco o el Salvador, han incrementado sus peticiones de cerveza, en algunos casos entre seis y diez barriles más del consumo habitual, con capacidad cada uno de ellos para cincuenta litros, que dan más de doscientas cervezas cada uno.
No importan la hora cuando la diferencia de latitudes y temperaturas, unida a la euforia de una final, invita desde primeras horas de este martes a sentarse en terrazas que, al sol, ya pueden alcanzar los treinta grados centígrados, de efecto estimulante para el consumo y demoledor para gente tan blanca.
Se espera que a lo largo del día vayan llegando a Sevilla numerosos vuelos procedentes de tierras alemanas y escocesas y que vaya esparciéndose por la ciudad las dos mareas, azul la de Glasgow y rojinegra la de Fráncfort, que además tienen acotadas sendas zonas de concentración.
El Prado de San Sebastián, junto al parque de María Luisa y la Universidad de Sevilla, acogerá a la afición del Eintracht, y el Estadio de La Cartuja, a los aficionados del Rangers, ambas con dispositivo sanitario y de seguridad y venta de bebidas alcohólicas de baja graduación.
Probablemente huyendo de estas graduaciones, serán los establecimientos del resto de la ciudad, como está ocurriendo ya, los que acojan a las dos aficiones, de las que la francfortesa ya conoce de sobras la ciudad por el enfrentamiento del pasado marzo en la ida de octavos de final jugada ante el Betis.
En esa misma fecha, coincidieron en Sevilla unos diez mil aficionados del Eintracht y del West Ham inglés, que se enfrentó al Sevilla en la misma competición, e incluso hubo un enfrentamiento entre ambas al término del partido entre los germanos en el conjunto bético.
El dispositivo de seguridad para la final de mañana está compuestos por más de 5.500 efectivos, de ellos más de 3.000 policías nacionales, y en él participarán además la Policía Local de Sevilla, la Guardia Civil, la seguridad privada del Sánchez Pizjuán, Bomberos, Protección Civil y 061.
Este despliegue incluye, además, un dispositivo antiterrorista que permanecerá activo de forma paralela con especial atención a nodos de transporte y zonas críticas de la ciudad en previsión de concentraciones de aficionados, una de las cuales será en el estadio de La Cartuja, habilitado para que aficionados escoceses puedan seguir una final que tendrá un impacto económico en la ciudad de unos 60 millones de euros.