José de los Camarones se acercó al cante cuando era niño y vendía marisco por los tabancos de Jerez, un oficio del que, a sus 67 años, no quiere desprenderse, a pesar de que la vida le ha llevado a posar para Gucci, intervenir en películas y, ahora, a lanzar su octavo disco.
"Anclé mi alma" es el título del disco que este mes ha estrenado José de lo Camarones. Es un álbum "bellamente loco", según dice el cantaor jerezano.
En este trabajo él no se sale del "canasto de los cantes" de los maestros, aunque los envuelva en una instrumentación en la que participan la guitarra eléctrica de Jorge Gómez (Navajita Plateá, Radio Tarifa, Mixtolobo), las percusiones de Rafa G. Fontaíña (Delinqüentes, Kiko Veneno), bajo eléctrico, trompeta y teclados.
Nacido en el barrio de San Miguel, este jerezano se define como "un buscavidas" al que la vida le ha dado "muchos cornazos" que ha "toreado con mucho amor". Pero también muchas sorpresas.
Al ser el mayor de tres hermanos, desde que tenía ocho años iba con su padre a marisquear a San Fernando o a El Puerto de Santa María, para luego vender sus capturas.
Con su canasto de camarones se metía a vender en los tabancos de Jerez y allí disfrutó del cante de grandes como Chocolate, Agujetas, Fernando Terremoto, Manuel Sordera o Manuel Moneo.
"Cuando salía de escucharlos, cuando nadie me veía, se me caían dos lágrimas. Yo pensé 'aquí pasa algo'", ha recordado.
Lo que pasaba, cuenta, es que aquel niño comprendió que "el dolor con el que ellos cantaban" era el suyo.
Por eso quedó atrapado en "la honradez, la dignidad" con la que cantaban los que serían sus "maestros" y le ayudan con su arte a entender al ser humano.
En esa escuela se forjó el cantaor, y recorrió escenarios de España y del mundo.
Se asentó en Barcelona en una etapa en la que, ha dicho, "cumplí poco la palabra de Dios: he probado todas las adicciones, también la mentira, el ego, el orgullo".
"No me quería a mí mismo, y en el cante te tienes que querer tú", ha confesado José de los Camarones, quien se define como un "ácrata", y quien se alegra de haber dominado sus adicciones.
Además de ocho discos, este hombre que apenas fue a la escuela y ha aprendido "bajo la luna" y conociendo a filósofos, ha escrito y publicado la fábula "El santuario de lo jondo".
Aunque dice tener "menos cotización que un conejo en el campo", José de los Camarones ha tenido trabajos de lo más variopinto. Aún hoy sigue vendiendo camarones en Jerez: "A veces la cosa está cortita, y nunca viene mal llevar 30 o 40 euritos a casa y acordarme de la cantera de donde fui arrancado".
Y uno de los más curiosos fue posar para Gucci: Alguien de la marca lo buscó y localizó para preguntarle si quería posar con un modelo en unas fotos que se harían en Jerez. "Con sólo mirarme acertaron con la talla, el traje me quedaba perfecto, y yo loco de contento".
Una aparición en un videpclip le llevó a conocer al director de cine Gonzalo García-Pelayo, con el que ha colaborado en cuatro películas: "Dejen de prohibir que no alcanzo a desobedecer todo", "Así se rodó Carne Quebrada", "Alma Quebrada" y "Siete Jereles".
Cinco de las canciones del álbum "Anclé mi alma", en el que se mezclan letras compuestas por él con poesías de Kavafis, Neruda o Chipi "La Canalla'", forman parte de la banda sonora de estas tres últimas películas.
El jueves 1 de diciembre José de los Camarones presentará en directo en el Teatro Fundación Cajasol de Jerez de la Frontera su nuevo disco.
Jerez
José de los Camarones: "Yo no me salgo del canasto de los cantes"
Anclé mi alma es el título del disco que este mes ha estrenado el cantaor jerezano
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