Con el crecimiento demográfico de la ciudad de Jerez en los años cincuenta del siglo pasado se crearon nuevas barriadas como extensión de los barrios castizos de aquellos entonces. La Plazuela del barrio de San Miguel dio a luz a un niño pequeño para que muchos de sus vecinos se instalaran en él, la barriada Federico Mayo, nombre del ingeniero que ocupaba el cargo de director general del Instituto Nacional de la Vivienda por entonces.
La llamaron popularmente El Chicledebido al fango que se formaba en sus calles cuando llegaban las lluvias ya que el suelo era de arcilla. Allí nació en 1982 José Carpio Fernández, hijo de Alfonso El Mijita, ilustre gitano de Jerez. José es cantaor desde pequeño llegando a convertirse en elniño prodigio que se subía a los escenarios de la Fiesta de la Bulería o de la mismísima Expo 92 de Sevilla compartiendo escenario con las figuras de la época.
Ahora, cuando ya presume de tres discos publicados en solitario (La Plazuela en Estado Puro, Se Llama Flamenco, nominado a los Grammy Latinos, y Albariza, grabado en directo), además de otras colaboraciones importantes como en la Nueva Frontera del Cante de Jerez o Estirpe (con su padre y hermano), se sumerge en un registro sonoro poco frecuentado anteriormente por el jerezano publicando Barriada Federico Mayo.
Y no es porque deje de cantar como siempre lo ha hecho, a su estilo y cuidando la esencia de su sonido jondo, de lo que ha escuchado en su familia, pero sí que viaja por un mensaje metafórico y alegórico en el que imprime una emoción más radical si cabe, pues, como él mismo reconoció en la presentación del single y videoclip en el espacio Expoflamenco, “las letras parece que las he escrito yo, están llena de verdad y por eso no tengo por menos que echarle coraje y valor”.
El videoclip, grabado por Miguel Ángel Liaño, muestra un paisaje realista y poco efectista, esto es, describe la realidad de la barriada, sus calles y vecinos, sus dificultades vitales, las desigualdades sociales, con expresiones como “pájaros silenciados” o “el tercer puerto”, aspectos de la cruda vida cotidiana de cualquier zona pero más agudizado históricamente en la zona sur en el que siempre destacarán los “vecinos honrados”.
José canta un martinete y un corrío, inspirado en el que Manuel Agujetas interpretó del estilo de Bernardo del Carpio, con letras firmadas por el compañero José María Castaño que “a través de dispositivas, flashes, describimos la realidad de un barrio en el que ha nacido y criado Mijita, portavoz de una vivencia”.
Grabado en Estudios La Azotea, de Sanlúcar, “en tres tomas José tuvo más que suficiente para expresarse con una calidad de altas cotas”, comentó Castaño, considerando esta grabación como “de un nivel impresionante”. Al cantaor se le vio en esta presentación bastante emocionado, con la voz rota al intervenir. “Parece que lo he escrito yo”, dijo, refiriéndose a la letra cantada, “es mi vida”.
Da un paso más en lo musical y se aleja del compás del yunque y el martillo para acompañar al martinete inicial, y se apoya en el bajo “sutil” de Ricardo Piñero, que definió esta experiencia como “un lujo, he intentado estar a la altura de un gran cantaor y de un gran proyecto, mejorando el silencio y sin ánimo de llamar la atención, solo acompañar”. Ya está disponible en las redes sociales y canal de YouTube del cantaor.
