Tras la inauguración de la Feria, el pasado jueves por la noche, a las 22,00 horas, a cargo del alcalde, Pedro Fernández Montes, La Carihuela en particular, y todo Torremolinos, contaba ya las horas para el desarrollo de la señalada fecha del ‘Día de la Patrona’, el viernes, una jornada en la que la actividad comenzó a primera hora de la mañana en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, donde se iniciaron los turnos de guardia a la Imagen de la Virgen, desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde, a cargo de los miembros de la Hermandad de Marineros, quienes a las 11,00 horas participaron en la solemne Santa Misa Marinera cantada por el coro rociero La Carihuela.
Ya por la tarde, a partir de las 19,30 horas, empezarán a sucederse los momentos sin duda más emotivos de estas celebraciones, con la solemne procesión de la Virgen, que recorrió las calles Carmen, San Ginés, Chiriva, Los Perros y el Paseo Marítimo, hasta la celebración, a las 21,00 horas en el Rincón del Sol, de la tradicional Misa Marinera, a cuyo fin decenas de miles de vecinos y visitantes se sumaron a la singular expresión de fervor popular que se manifiesta en el momento del embarque de la Imagen de Nuestra Señora la Virgen del Carmen, que efectuó una travesía llena de alegría y colorido por las aguas del litoral torremolinense hasta ser nuevamente desembarcada y, acompañada por un espectacular Castillo de Fuegos Artificiales, tras la “Oración Marinera” que cada año le ofrece la orquesta “Rompeolas”, ser procesionada de regreso a su templo.
La oferta musical para el baile y la diversión que marca estas jornadas festivas en este emblemático barrio torremolinense de La Carihuela se prolongó hasta la madrugada como colofón a una jornada, la del “Día del Carmen”, que representa el momento de máximo esplendor de una Feria llena de tipismo y encanto que cada año mezcla con espontánea sabiduría la alegría y el fervor religioso, reuniendo en la playa de La Carihuela a decenas de miles de personas entregadas al disfrute de la emotividad y magnífico ambiente de sana convivencia que reina en estas fechas en el barrio torremolinense mundialmente conocido como “paraíso del pescaíto”.
