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Jaén

El Palacio de la Diputación, pieza “notable” de la arquitectura civil

Ayer se celebró una mesa redonda sobre el valor arquitectónico del Palacio de la Diputación Provincial. Los ponentes hicieron un recorrido por el dilatado periodo que ocupó su construcción, las reformas, el papel de los arquitectos y el símbolo del Palacio en la provincia.

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  • Francisco Reyes, Rafael Casuso, Pedro Galera, Víctor Aspás y María Dolores Pegalajar. -

El dilatado periodo que ocupó la construcción del Palacio de la Diputación Provincial de Jaén, casi treinta años, y la intervención de varios arquitectos, de los que sólo dos pueden considerarse autores: Jorge Porrua Moreno y Justino Flórez Llamas, centraron ayer las intervenciones de los participantes en la mesa redonda 'El valor arquitectónico del Palacio de la Diputación de Jaén'. 

Enmarcada en los actos conmemorativos de su Bicentenario (1813-2013), sentó a Pedro Galera, consejero director del Instituto de Estudios Jienenses;  María Dolores Pegalajar Gordo, licenciada en Historia del Arte; Rafael Casuso Quesada, profesor asociado de la Universidad de Jaén; Víctor Aspás Jiménez, arquitecto de la Diputación Provincial; y Francisco Reyes, presidente de la Administración, que intervino como moderador.

El Palacio que hoy alberga a la Diputación Provincial en la Plaza de San Francisco es la pieza “más notable, por lo que a arquitectura civil se refiere, en la ciudad”, coincidieron los ponentes, asegurando que en el panorama provincial del Jaén de fin de siglo, su construcción despertó el asombro y la admiración de conciudadanos y visitantes, convirtiéndose el nuevo edificio en orgullo para la ciudad y representativo de los 97 municipios.

La edificación, que se prolongó durante el último  tercio del siglo XIX y primeros del XX, quedó inconclusa, ya que no  llegó a elevarse el segundo cuerpo en las crujías laterales y posterior, pero sin duda “brillante en sus partes acabadas”, según Mª Dolores Pegalajar.

El enclave urbano ocupado por el Palacio goza de “extraordinaria raigambre histórica”.

Allí se erigió durante siglos el Convento de San Francisco (cuyas dependencias ya alojaron a las oficinas de la Diputación después de su constitución en 1835)  y, con anterioridad, la Casa-palacio del Rey Don Fernando III El Santo y Doña Beatriz. “Su tipología es comparable a la de las residencias reales de la época”, valoró Pedro Galera.

Su valor arquitectónico responde al historicismo imperante en el siglo XIX, en su vertiente ecléctica, en el que el neobarroco, neoclásico y neomanierismo dialogan.

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