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Cayetano Salas pregonó a San Isidro con el amor y humildad en su corazón

El joven hermano ofreció un pregón sencillo, cándido, y lleno de verdad

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  • Pregón de San Isidro. -

La Iglesia de la O acogía el pasado viernes por la noche el pregón dedicado a San Isidro Labrador, paso previo a la romería que este domingo tiene lugar en los pinares de la localidad. El santo patrón de las gentes del campo presidía el acto situado a un lado del altar mayor, acompañado de su estandarte, y de flores del campo y espigas como adorno, y a sus plantas, miembros del mundo cofrade local, empezando por el Hermano Mayor de San Isidro, Antonio Beltrán, y su junta de Gobierno; representantes de las Hermandades locales, el presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, Gregorio Sánchez Alonso, el alcalde accidental, Óscar Curtido, y el delegado de Cultura, Antonio Izquierdo.

El acto era presentado por el hermano de San Isidro Rafael Ruiz-Henestrosa, que con palabras de júbilo y una reflexión sobre lo que le espera a los hermanos el día de la romería, daba luego paso al presentador del pregonero, Marco Antonio Sánchez Peña. Antes, y como acompañamiento musical, se escucharon los sones del pito y el tamboril de Antonio Vázquez.

El presentador del pregonero destacó de este, Cayetano Salas Palacio, su "gran corazón sanisidrero", y realizó una semblanza de su vida, sencilla y ligada al campo, y destacando de su persona su "humilidad, amor, fe y esperanza", además de su "sinvivir por ayudar a todo el mundo", como "un espíritu libre", como así lo definió.

Al grito de "¡Viva San Isidro Labrador!", Sánchez Peña cedía el púlpito al pregonero, que recibía de manos del Hermano Mayor la medalla de la Hermandad. Con palabras sencillas pero directas desde el corazón, haciendo uso de su memoria en gran parte del pregón, Cayetano Salas dejó claro a los presentes su amor por el patrón San Isidro, insistiendo en los valores de este hombre sencillo que fue, los valores del amor, y de la humildad. 

Recordando la vida del Santo, y con una alegoría de una visita de éste a la casa del pregonero, con el que comparte una jornada, y una larga conversación llena de enseñanzas, Cayetano Salas recorría todos los pagos camperos de Rota, y ponía en valor la dura vida del hombre del campo, símbolo del recorrido de la vida, lleno de dureza y de esfuerzo, pero de recompensas en forma de satisfacciones. Entre medio, vivencias familiares y recuerdos, fueron jalonando un pregón que fue dicho todo sentimiento, en palabras de un hombre que esperaba su oportunidad para dirigirse a San Isidro desde hace años, una oportunidad que no desaprovechó.

El pregón finalizaba con el canto del himno dedicado a San Isidro, y con más pito y tamboril, como previa a una romería que este año se celebra más cercana a la fecha del patrón, pero que pervive como tradición con el paso del tiempo.

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