Habría que tener un exceso de empatía para poder ponerse en el lugar de Nacho López Fando, el padre de un niño que con tan solo siete años de edad sufría un ictus cerebral las pasadas navidades cuando viajaba hacia Madrid en tren para pasar las fiestas con la familia paterna.
Nadie que no lo haya sufrido en primera persona podría saber cómo se siente un padre en esa situación y, aunque parezca tópico, el padre se hubiera cambiado por el hijo sin pensarlo dos veces.
Un blog escrito con vísceras de padre desde el hospital es un testimonio que hace aflorar las lágrimas del lector mínimamente sensible. Unas letras que animaron a muchos a unirse a la lucha por la recuperación de este pequeño gaditano.
Ahora, tras seis meses de hospitales y angustias, unos primeros días de incertidumbre y unas secuelas objetivas, Jaime y su padre continúan con su lucha. Una lucha que se antoja heroica, pues la recuperación de la inicial afasia y de la hemiplejia del lado derecho sigue su curso y es ardua, larga y costosa. No hay milagros que valgan.
Por lo costoso del asunto, se ideó contuapoyo.es, una plataforma que a través de internet y redes sociales inició una campaña que desembocó en primera instancia en una gala solidaria que tuvo lugar el pasado día 2 de julio en el gaditano Baluarte de la Candelaria con un gran abanico de ofertas de ocio y cultura.
Jaime continúa con su lucha pues es disciplinado y todo un campeón. Mientras, sus padres continúan con esa misma lucha y con otras muchas. Todas por el bien de Jaime.
Navidades no tan felices
“Papá, explícame cómo me he hecho este chichón” fueron las primeras palabras que Jaime, este niño gaditano de siete años, dirigió a su padre tras despertar del coma que le indujo el equipo médico del Hospital madrileño de La Paz para poder tratarle el infarto cerebral que sufrió dos semanas atrás.
Nacho López Fando es el padre de Jaime y el autor de un conmovedor blog que comenzó a escribir a modo de cuaderno de bitácora mientras su hijo se encontraba en la UCI del afamado centro hospitalario.
La historia arranca el pasado 21 de diciembre de 2013, cuando Jaime viajaba junto a su padre y su hermano Juan rumbo a Madrid con idea de pasar las fiestas navideñas en compañía de su familia paterna, cuando entre las estaciones de Atocha y Chamartín volvió del vagón cafetería, vomitó y le dijo a su padre que le dolía la cabeza a la vez que le apretaba fuertemente la mano, poco antes de perder la consciencia.
Un ictus o infarto cerebral fue lo que Jaime padeció, pero que en primera instancia no lograron ver los especialistas de La Paz, ya que lo primero que hicieron fue tratarlo con antibióticos al no ver en el TAC el coágulo que llevaba en el cerebro. El resultado, una hemiplejia del lado derecho y afasia.
Complicaciones a parte, craneotomía incluida, llevaron a Nacho López Fando a ir escribiendo lo que le sucedía a su hijo, a él y a los suyos. El relato, recogido en la web contuapoyo.es, es una demostración de amor, una muestra de rabia y desesperación y un ejemplo de cómo escribir con las entrañas y de cómo sobrecoger a todo aquel que lo lea, pues se tenga o no hijos, conmueve con un ritmo de lágrima a cada estrofa.
De la perdida del habla va recuperándose el niño, lo demás es cuestión de tiempo, dinero y una ardua rehabilitación. El gran inconveniente es el dinero, ya que la Seguridad Social cubre 18 meses de tratamiento, de los cuales ya se han consumido seis y el tratamiento es, obviamente, más largo que ese periodo de cobertura. Ante lo cual, los padres del menor, Ajo y Nacho, se ponen manos a la obra y contactan con Adacca, la Asociación de Familiares de Pacientes con Daño Cerebral Adquirido de Cádiz, la cual les ofrece un hueco a partir de octubre en sus instalaciones y servicios.
También contactan con una clínica de Jerez que oferta el servicio multidisciplinar que requiere su hijo, es decir, fisioterapeuta, logopeda, terapeuta ocupacional, neuropsicólogo y pedagogo terapéutico, en un tratamiento valorado en más de 33.000 euros.
Con idea de recaudar los fondos para sufragar los gastos médicos necesarios para Jaime, además de una fila cero en la cuenta de Caja Rural 3187 0081 52 3469443422, organizaron una fiesta solidaria que tuvo lugar el pasado miércoles 2 de julio en el Baluarte de Candelaria de Cádiz.
Una jornada solidaria
La fiesta de Jaime arrancó a las 17.00 horas y a la que acudieron unas mil personas. La jornada, con un precio inicial de 8 euros o la voluntad, si ésta era superior al precio, contuvo en su menú una serie de talleres infantiles como el de Origami, o Papiroflexia, impartido por Alejandro González; el de Robótica Educativa Optimus; el de dibujo Disney impartido por Wanda Gattino, dibujante de Disney y el de Hama impartido por la AC Milenaria, ofrecieron enseñanza y diversión a un centenar de niños.
También se realizaron juegos de baile y danza con Lidia Cabello y otros de manualidades y pintura con Los Jackson del Sur.
La velada también contó con la subasta de algunos objetos que allegados y amigos han ido ofreciendo a la familia de Jaime y entre los que destacaban un ejemplar de El Rrollo Enmascarado, considerado el primer cómic underground de España, firmado en la contraportada por uno de sus creadores, Javier Mariscal; un capote de brega dedicado por José María Manzanares y que no llegó a venderse port lo bajo de las pujas; unas cuantas obras del premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa con la dedicatoria “Con mis mejores deseos para Jaime y todas las personas que lo están ayudando”, discos de Raphael también dedicados, fotografías de Jaime Becerra o Juan Ramón Puyol y otras cuantas cosas más.
También hubo un sorteo entre los asistentes de cosas tan dispares como un fin de semana en un ático de Madrid con entradas para el Museo Thyssen- Bornemisza, un mantón pintado a mano, noches de hotel y hasta una lavadora. Algunos asistentes se marcharon antes de anunciar los números ganadores escritos en sus entradas y los regalos continúan en depósito.
En cuanto a las actuaciones musicales, Toni Zenet fue el cabeza de cartel. Al malagueño le
acompañaron, entre otros Candray y Man or Ant?, Roberto Iguña, Las Mónicas, Wind Sindicate, Status Quieto, Agapornis o Alejandro Silva.
El servicio de guardería, organizado por las prestigiosas guarderías de la ciudad de Cádiz, Doña Popi y El Patio, funcionó a la perfección, ofreciendo la posibilidad a los padres de disfrutar de un tiempo de asueto mientras sus pequeños se divertían a lo grande. Hasta las 22.00 horas pasaron por ella un total de 186 locos bajitos.
Además, hubo la oportunidad de participar en una emocionante gymkana infantil y en la Aventura Baluarte, una búsqueda de pistas y tesoros que se convirtieron en un emocionante entretenimiento de la mano de Animarte y Javier Benítez.
Agradecimientos
La familia de Jaime afirma ser consciente de que “faltan empresas y personas por poner en esta lista y que ayudaron muchísimo”, no obstante, no está de más que aquellas personas que aportaron su granito de arena a la causa de Jaime, vean aunque sea en negro sobre blanco y no en letras de oro, sus nombres recogidos en una larguísima enumeración.
Nacho López Fando destaca la labor de voluntariado de Palma Lagares Barrera, Mar Barroso Morales, Paloma Gestoso Goicoechea, Sonia González García, Mª Carmen Román García, Soraya Caballero Mejías, Adela Rodríguez Braza, Mariana Ruz García, Carmen Falque López, Francisco Javier Domínguez Aguirre, Ana Monzo Alvarado, Almudena Romero Piña, Carolina García Braza, Patricia García Braza, Ángel Núñez Pazo, Rosa Mª Cortés Estero, Alberto González Vázquez, Leonor Serrano del Moral, Ana Mª Pedreño Moreno, Mª Mar Cruces Guerrero, Juan Carlos Delgado Cañamero, Mª Jesús Ruiz Díaz, Juan Alberto Gavira Fernández, Noelia Batista Amador, Fernando Alfaro Ríos, Francisca Herrera Quiñones, Sabrina Jiménez Bruzón, Isabel Ramos Aragón y, por supuesto a Juanito, el hermano de Jaime.
La Guardería Doña Popi aportó saber hacer y al personal compuesto por Sonia Cabello Oliva, Verónica Fuente del Moral, Teresa Rivera Fernández, Eva Sánchez Gomila, Mª Ángeles Morales Navarro, Lidia Montiel Colchón, Ana Piulestán Buiga y Virginia López Álvarez.
Por su parte, la Guardería El Patio, puso su granito de arena a través de Yolanda Ramírez Romero, Mª Carmen Sánchez Galán y Silvia Mora Cabrera
La organización no olvida la labor de Lidia Cabello Oliva, de la Escuela de baile Lidia Cabello ni a Yolanda Cabello Oliva, de Lunare Flamenco, por su encomiable labor.
Por parte de la familia de Jaime destacan lo bien que salió el taller de robótica educativa de Optimus gracias al buen hacer de Marian Zaballa, Stephanie Schneeberger y David y Pedro Márquez.
Tampoco olvidan al dibujante Wanda Gattino o al experto en papiroflexia Alejandro González o a los integrantes de Hama-AC Milenaria, y que son Bárbara López, Juan Jesús, Ricardo, Iván, Santiago y Juanma. Por último, se reconoce la labor de Los Jackson del Sur, José Manuel Lojo García, Emilio Navarro Gutiérrez, Mª Nieves Santos Menis Rosado, José Ignacio Vázquez Parra, Susana Medina Jiménez, Elisa Auxiliadora Rivas Cherbury, Pilar Vidal Suárez y María del Carmen Sánchez Caro.
También huno empresas e instituciones involucradas en la noble causa, como Cadigrafía, Grupo Ingenio, Dúo Print, 3B Publicidad, Hotel La Catedral, El Corte Inglés, Flamenco Lunare, Escuela de baile Lidia Cabello, La Sartén, Celebraciones Sebastián García Chaparral, Cervezas Maier, Animarte, Usted está aquí, Telepizza, Papelería Goyber, Ayuntamiento de Cádiz, Adacca, el Colegio Nuestra Señora del Carmen, el Colegio San Francisco de Asís y Cruz Roja Española.
Por supuesto, los padres y familia de Jaime tienen su reconocimiento para aquellos profesionales y artistas que regalaron de manera desinteresada su tiempo, arte y oficio, como Gry Garness, Laura Martínez Lombardía, Roberto Iguña, José Montesinos, Luisa Torralba, Arantxa Morales, Javi Toro, Isound, Julián Esteban, Javier Benítez, Juan Ramón Puyol, Las Mónicas, Juliocable, Man orAnt?, Candray, Wind Sindicate, Alejandro Silva & Niño de la Leo, Toni Zenet, Status Quieto, The Agapornis, Collin Preston y todos los asistentes a la jornada y estuvieron de algún modo con Jaime.
Unos regalos sin recoger
Nacho López Fando ha pedido a este medio que, de ser posible, se anunciara la relación de premiados que se marcharon de la gala antes de que se efectuara la rifa y cuyos números estaban impresos en las localidades. Los números premiados y los regalos correspondientes fueron los que se detallan a continuación. Asimismo, el padre de Jaime ruega a aquellas personas que resultaron agraciadas y no recogieron su premio, que se pongan en contacto con él a través de info@contuapoyo.es, facilitando un teléfono de contacto para realizar la entrega del premio:
0438 Lote de libros 0453 Lavadora
1056 Fin de semana en un ático en Madrid 0715 Gafas de sol caballero
1068 Gafas de sol señora 1071 Discos y Dvd de Raphael firmados por el artista
1070 Juego de toallas del Cádiz C.F. 0725 Fin de semana en hotel AC Madrid
1132 Paseo en barco en la Isla de Fuerteventura 0907 Fin de semana en Hotel en Sevilla
1134 Lote de libros 0846 Lote de libros
0600 Complementos Flamencos 0945 2 Pack de Cervezas Maier
1420 2 Pack de cervezas Maier 0057 2 pack de cervezas Maier
Cuando se escribe con el corazón y no con el teclado
Cuando se escribe con sangre y no con tinta estremece al lector porque el lector no ha sido el objetivo del que escribió. El escritor lo hacía para sí mismo y, aunque luego a trascendido y calado hondo, eran unas letras de desahogo personal que luego se convirtieron en parte del reclamo para ayudar en la causa de Jaime y en su recuperación.
A continuación se reproducen algunas líneas viscerales de un padre desesperado. Quizá en un caótico orden y separadas por unos puntos suspensivos, pero lo suficientemente clarificadoras. Un primer capítulo que deja entrever lo que sucederá a continuación y comienza con el sugerente título Fin de trayecto y comienzo de pesadilla,es el principio del relato.
“La ansiedad y frustración de no poder hacer nada mientras veía cómo ibas perdiendo la consciencia me llenó de un sentimiento que ahora, a las 4:36 de la mañana, sentado a tu lado en la unidad de cuidados intensivos ya puedo entender… Primero, angustia por no saber que te estaba ocurriendo y no poder hacer nada, excepto tumbarte en el vagón y decirte al oído que todo iba a salir bien y que ya llegaba la ayuda a pesar de estar todavía lejos la estación. Mas de una vez he oído decir a gente que ha pasado por trances similares que el tiempo se les hizo eterno… Yo perdí la noción del mismo y solo el pavor a perderte, a que el sufrimiento que atravesabas fuera a hacer mella en tu maravilloso espíritu me mantuvo alerta. Luchabas por intentar hablarme, me agarraste la mano y me diste un apretón como queriendo decir que estabas conmigo a pesar de que no podías articular palabra. Tu hermano, Juan, se portó muy bien. Fue a buscar ayuda y recogió todos tus juguetes. En su rostro también se dibujaba el miedo por no saber que te estaba ocurriendo y la ansiedad por querer hacer algo por ayudarte a salir del trance en el que estabas inmerso.
Una vez en la estación, la ayuda tardó en llegar. Un médico de paisano salió no sé muy bien de dónde. En el andén se agolpaba gente que quería subir, guardias de seguridad y por fin, el equipo del Summa. Buscaba con la mirada por encima del tumulto a tu hermano y al abuelo. Le pedí a tu hermano que fuera a buscarlo. Otras personas se encargaron de ayudarme a bajar el equipaje mientras intentaba responder a las preguntas del doctor… Mucha confusión, estaba alterado, miedo.
Te acabas de despertar (4:42) te has sentado en la cama de un salto, me has mirado, todavía ‘groggy’ y se te ha dibujado una sonrisita que ha iluminado mi alma y la habitación entera, has encogido los hombros como queriendo decir, uy, menudo lío!… Pero todavía no te he escuchado decir palabra. Duerme otro ratito mi amor, que te vas a poner bueno pronto. Te quiero, os quiero.
Durante todo el viaje fuiste el niño que siempre has sido. Paciente con tu padre a la hora de esperarlo con las fichas del memory ya colocadas, a que terminara de hablar con Juan y Mara. Imaginativo y creativo (has colocado las fichas formando un oso panda, una caña de bambú y una mesa) con tus dibujos y la plastilina haciendo seres de ‘barro’ y jugando a colisiones con los coches. Les hicimos unas fotos, mientras, Juan dormía y yo veía una peli sobre cocineros. Me comentabas con los auriculares puestos que la música que sonaba te relajaba y gustaba mucho y que te avisara cuándo se pusieran a cocinar en la peli que lo querías ver. Luego Juan se despertó y nos cambiamos el sitio. Os pusisteis a jugar y pasado Atocha de camino a Chamartín decidisteis ir al vagón ‘restaurante’ -como insistías en llamarlo- a por agua. Volviste diciendo que te dolía mucho la cabeza. Te acurruqué en mis brazos pensando que estabas cansado del viaje y que tal vez por los nervios no habías dormido mucho (lo cierto es que cuando os recogí de casa de mamá, tenías muy mala cara- esas ojeras que a veces se te marcan como cráteres bajo tus ojos almendrados). Fueron tus últimas palabras. A partir de ese momento, empezaste a encontrarte mal, te retorcías en mis brazos incómodo, te rascabas la nariz contra mi antebrazo, te preguntaba qué te ocurría pero ni me mirabas… Me levanté como acto reflejo pensando en darte un poquito de agua y llegando al servicio del tren vomitaste. Fue entonces cuando me dí cuenta que algo grave te pasaba, se te torció la boca hacia la derecha y me cagué de miedo, pero un instinto superior me permitió ser un poco coherente con mis actos aunque, a pesar del curso de primeros auxilios que hice, me quedara completamente en blanco. Cuando llegaron una chica y un hombre a ayudarme recuperé un poco la noción de la realidad”.
Esto es solo el primero de los capítulos del blog que Nacho escribió desde el hospital de La Paz. El resto puede leerse en contuapoyo.es.