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Sevilla

Condenado a nueve años por violar a su exnovia una semana después de romper

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de nueve años de cárcel impuesta a un hombre acusado de violar en Sevilla a su exnovia una semana después de la ruptura y tras dirigirse el imputado a casa de la víctima para interesarse por cómo se encontraba

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El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de nueve años de cárcel impuesta a un hombre acusado de violar en Sevilla a su exnovia una semana después de la ruptura y tras dirigirse el imputado a casa de la víctima para interesarse por cómo se encontraba.

   En un auto, al que ha tenido acceso Europa Press, la Sala de lo Penal rechaza el recurso interpuesto por la defensa de José Joaquín V.M. contra la sentencia de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial que lo condenó a nueve años de prisión y al pago de una indemnización de 1.250 euros por un delito de violación.

   El tribunal considera probado que el acusado mantuvo una relación de pareja con convivencia durante unos siete meses con la víctima, relación que cesó el 13 de abril de 2013, trasladándose entonces el procesado a vivir a casa de sus padres.

   Pese a ello, el acusado continuó mandando mensajes a su expareja para reanudar la relación, hasta que el 21 de abril se personó en el domicilio de la víctima "con el pretexto de que se había llevado ropa del hijo de ella y para ver cómo se encontraba".

   La mujer, entonces, le rogó que se fuera y él le pidió un vaso de agua antes, tras lo que la víctima se dirigió a la cocina para buscar el agua, momento que el acusado aprovechó para seguirla y empujarla "de improviso" contra un sofá.

   Una vez allí, el acusado la inmovilizó y comenzó a besarla contra su voluntad, arrancándole los pantalones del pijama y las bragas y consiguiendo tras un forcejeo penetrarla vaginalmente, según la resolución consultada por Europa Press.

EL TESTIMONIO DE LA VÍCTIMA, "CONSTANTE Y COHERENTE"

   La víctima se arrastró entonces por el suelo y consiguió llegar hasta un cubo de fregona y arrojarle el agua del mismo al procesado, que entonces la soltó y abandonó la vivienda.

   El tribunal destaca que el testimonio de la afectada fue "preciso, espontáneo y detallado" respecto a la forma de suceder los hechos, a lo que se suma que la víctima "ha sido constante y coherente en sus manifestaciones".

   Frente a ello, el acusado admitió en el juicio que el día de los hechos mantuvo relaciones sexuales con la denunciante, pero alegó que fueron consentidas por ella, no obstante lo cual en fase de instrucción negó incluso haber estado en casa de su ex el día de los hechos.

   Cuestionado en el juicio por esta contradicción, el imputado dijo que en fase de instrucción hizo esas declaraciones "por miedo", lo cual "resulta poco verosímil y escasamente coherente", como "también resulta escasamente verosímil la aseveración del acusado acerca de que, tras haber mantenido relaciones sexuales consentidas con su expareja, ella le dijera al terminar que 'te vas a enterar por esto, vete que no quiero verte más'".

COMO "UN MUÑECO DE TRAPO"

   Además, el mensaje remitido el día de los hechos desde el teléfono del acusado al de la denunciante que "dice literalmente 'perdona lo siento creí que tú también querrías lo siento', viene a corroborar asimismo más la versión de los hechos de la denunciante que la del denunciado, no resultando creíble que lo que quisiera escribir el procesado hubiese sido 'creí que tú también me querías' y que olvidase teclear el pronombre 'me', como él mismo ha dicho en el juicio".

   A ello se suma "el importante dato objetivo" que suponen los informes médicos de lesiones y sanidad de la denunciante elaborados tras los hechos, resultando que la víctima presentaba erosiones y eritemas en extremidades y dolor a nivel dorso-lumbar, unas lesiones "compatibles con la agresión descrita por la misma y escasamente compatibles con una relación consentida".

   Además, una prima de la denunciante a quien ésta llamó después de los hechos para que la acompañara al hospital declaró como testigo y corroboró el relato de la víctima, pues observó a ésta "muy alterada, magullada, 'como un muñeco de trapo' y muy mal anímicamente".

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