El español Rafael Nadal logró hoy el pase a la segunda ronda de Roland Garros, torneo que ha ganado en nueve ocasiones y del que es defensor del título, tras derrotar al joven francés Quentin Halys, que disputaba su segundo partido profesional, por 6-3, 6-3, 6-4 en 1 hora y 50 minutos.
La poca identidad del rival, invitado por los organizadores, no permite sacar grandes conclusiones del triunfo del mallorquín, que afronta el asalto a su décima Copa de Mosqueteros con más incertidumbres que en el pasado, tras no haber cosechado ningún título en la gira europea sobre arcilla.
"Quentin es un futuro, tiene el nuevo estilo del juego que viene, intenta muchos golpes ganadores, ojalá tenga mucha suerte en su carrera", aseguró desde la pista el español.
Con poco le bastó a Nadal para vencer a un joven tenista, 296 del mundo, de futuro prometedor, pero que hace un mes todavía no sabía lo que era jugar un partido profesional y que se vio proyectado a la pista central de París y contra el rey del torneo.
Pese a su elegante revés a una mano, a su acreditada potencia con la derecha, el joven de los arrabales de París poco pudo hacer ante el rey de la tierra, que solo ha perdido 20 veces en esa superficie. Bien es cierto, que cinco este año.
Lo abultado del resultado se explica más por la inexperiencia del rival que por el juego de Nadal. Ante un tenista que nunca antes había disputado un partido a cinco sets, el mallorquín cedió su servicio en una ocasión en el primero y pudo hacerlo dos más en el segundo. El tercero fue más plácido para el español.
Nadal tuvo que aplicarse para cerrar el partido lo antes posible. No fue el paseo que podía presagiar la diferencia de estatus de ambos tenistas, porque el francés de Bondy tiene todavía más promesa que presente.
Halys fue campeón de Europa de menos de 18 años en 2014, temporada en la que se quedó a las puertas de ganar el Abierto de Estados Unidos júnior. Servía para la victoria pero se le encogió el brazo.
Sus buenos resultados en torneos "chalengers" le hicieron pasar del puesto 635 que ocupaba en enero a entrar entre los 300 mejores.
Por ello se enroló en Niza en su primer torneo profesional, que perdió ante el australiano James Duckworth.
Ante Nadal dio la cara, no se escondió y dejó algún apunte de lo que se ve venir, sobre todo con una derecha rápida y de giro inesperado. Pero no fue suficiente para descabalgar a un español que jugó con suficiencia, buscando cerrar en tres sets.
Nadal necesita subir el nivel y pretende hacerlo en su casa, el estadio donde ha logrado sus mayores glorias y en el que ha cimentado su leyenda. Ahora se medirá con el vencedor del duelo entre su compatriota Nicolás Almagro y el ucraniano Alexandr Dolgopolov.