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Campo de Gibraltar

El Gobernador se despide de Gibraltar y deja claro su respaldo a la Ciudad-Estado

El General Sir James Dutton ha puesto fin a sus 22 meses como gobernador de Gibraltar

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Sir James Dutton, ha puesto fin a sus 22 meses como gobernador de Gibraltar. Se ha despedido, junto a su esposa, de los miembros del Parlamento , los líderes religiosos y comunitarios, entre otras personalidades.
En la Base Naval se despidió también de dignatarios civiles y militares de alto rango , entre ellos el Primer Ministro , Fabian Picardo.

El Vicegobernador , Alison MacMillan es ahora el Gobernador interino.

Sir James Dutton dio un discurso de despedida:


"Quiero agradecer al Ministro Principal por sus amables palabras y por haberme permitido invitar a tanta gente esta noche. Hemos querido invitar a aquellos con los que hemos mantenido un trato más cercano, pero siempre es difícil ponerse límites y seguramente nos habremos dejado a algunos.

Cierto es que nos marchamos un poco antes de lo que ha sido habitual para el mandato de los Gobernadores anteriores, pero hemos estado aquí casi dos años. No quiero repetir otra vez por qué nos vamos: ya es sabido por todos. Preferiría enfatizar los aspectos positivos del tiempo que hemos pasado aquí. Gibraltar es un lugar extraordinario con una población extraordinaria. De hecho, es realmente un sitio único. No se me ocurre ninguna otra comunidad de 30.000 habitantes que haya logrado tanto. La población es prácticamente la misma que en Farnham, de hecho, un poco menos y sin embargo, cuenta con un batallón de infantería, dos cuerpos de Policía, dos cuerpos de Bomberos, una Agencia de Fronteras y Guardacostas, un Servicio de Aduanas y, por supuesto, ahora también una nueva Universidad. No lo he comprobado, pero no lo necesito: Farnham no tiene dos clubs de remo, un club de vela, una gran variedad de clubs juveniles, más academias de baile de las que pueda acordarme, una Sociedad Filarmónica, un club de tiro… Podría continuar, pero entienden a lo que me refiero. No es que aquí la población sea particularmente diferente, sea más inteligente o tenga más talento, sino que ustedes han elegido desarrollar sus capacidades de forma más amplia y completa que otros. La transformación lograda en los últimos 35 años, de una economía sustentada por la base de la Royal Navy a la economía de alta tecnología puntera de la “Ciudad-Estado” en la que se ha convertido Gibraltar es realmente admirable. También es un modelo de integración de diferentes religiones, por supuesto.

Tenía intención de comunicarles el nombre de mi sucesor pero no puedo, ya que aún no se han obtenido todas las autorizaciones necesarias. Se trata de un puesto muy importante y como tal es considerado tanto aquí como en el Reino Unido. Por lo tanto, es importante que el proceso de selección sea riguroso. Como saben, el nombramiento debe ser aprobado por el Ministro de Asuntos Exteriores [británico], el Primer Ministro británico y Su Majestad la Reina, por lo que hasta que el proceso no haya concluido por completo, no puedo pronunciarme al respecto. No obstante, sería absurdo no confirmar que hay una solución provisional: no un Gobernador en funciones, sino un Gobernador interino, pero les puedo asegurar que Gibraltar seguirá contando con la persona adecuada en el puesto de Gobernador de conformidad con la Constitución de Gibraltar.

Ser nombrado Gobernador y Comandante en Jefe [de Gibraltar] es un enorme privilegio para cualquiera, pero especialmente para un Royal Marine. Los Marines hemos coexistido con Gibraltar a lo largo de la historia y participado conjuntamente en muchos acontecimientos. El momento no habría podido ser más oportuno en mi caso: el año pasado se celebró el 350º aniversario de la formación del Regimiento del Almirante (Admiral’s Regiment), en 1664 —que posteriormente pasaría a ser el cuerpo de los Royal Marines— y el 310º aniversario de la Conquista de Gibraltar por soldados británicos y neerlandeses en 1704. La de Gibraltar es la única batalla a la que rendimos tributo en nuestra bandera y nuestro escudo, así como en la insignia de cada uno de nuestros marines. Esta relación tan especial y duradera es muy importante para los Royal Marines y, en nuestra opinión, para Gibraltar y su pueblo.

A mi llegada, afirmé que el caso de la soberanía británica en Gibraltar era sólido como una roca, indiscutible, innegociable, también, y con la misma fuerza, en lo relativo a las aguas territoriales; Gibraltar y el Reino Unido comparten inamoviblemente la misma posición en este asunto. Pero es innegable que existen diferencias en la forma en la que el Reino Unido y nosotros, los gibraltareños, (si me permiten que me considere como tal) pensamos que debería tratarse este tema. Este no es el lugar para tratar asuntos conflictivos, así que no diré nada más que esto: no se puede vivir aquí casi dos años sin pensar que es probable que nuestros vecinos del norte respondan mejor ante un poco más de firmeza que ante la razonabilidad.

Hace poco leí el libro del General Bill Jackson, en el que cuenta la historia de su gato para describir su experiencia aquí como Gobernador. Hizo algunos comentarios imperecederos, que pueden aplicarse tanto a la situación actual como a la de hace más de treinta años.

El pueblo del Peñón no es ni español ni británico: son británicos gibraltareños y su hogar es el Peñón.
Los deseos de los gibraltareños en relación a su futuro son tan importantes como los de los colonos británicos de Norteamérica, que redactaron la Declaración de Independencia de 1776.
No podrá existir una solución constructiva a la controvertida situación de Gibraltar hasta que España acepte que los deseos y los intereses de los gibraltareños son fundamentales para decidir sobre el futuro del Peñón.
Por una parte, tenemos el derecho de una pequeña nación sobre su hogar, donde ha vivido, ha crecido, ha prosperado y ha sufrido duros golpes con frecuencia durante tres siglos y, por otra parte, tenemos el anhelo de una gran potencia europea por recuperar su integridad territorial a través de la devolución de una antigua fortaleza que una vez poseyó durante menos tiempo del que lleva siendo el hogar de los gibraltareños británicos.
Qué penoso es que una nación de 36 millones de personas siga coaccionando a tan sólo 30.000 gibraltareños, que han dejado claro repetidamente en el curso de su larga y dura existencia que no desean ser absorbidos por el Reino de España.

Estos principios no han cambiado desde que Bill Jackson dejó su mandato, pero en otras áreas, este territorio se ha transformado a lo largo de estos 30 años, pasando de una dependencia total de la base de la Royal Navy a una economía próspera basada en tecnología puntera. No obstante, la Defensa y las actividades relacionadas con la misma siguen teniendo una importancia vital y la situación geográfica (efectivamente, a mil millas del campo de batalla) y la base de Gibraltar significará —en mi opinión— que seguirá siendo esencial para la estrategia del Reino Unido. Deberemos esperar las conclusiones de la Revisión Estratégica de la Defensa y la Seguridad, pero me sorprendería que Gibraltar dejara de ser una parte fundamental del sistema estratégico del Reino Unido.

Mi esposa Liz y yo esperamos mantener los lazos con Gibraltar y seremos siempre unos grandes defensores del Peñón. Hemos disfrutado mucho nuestra estancia aquí y hemos hecho algunos amigos que esperamos conservar tras nuestra partida. Les agradecemos de todo corazón su amistad y la forma en que nos han aceptado en su comunidad. Estoy seguro de que Gibraltar irá viento en popa. Les deseamos lo mejor".

 

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