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Jaén

Un recinto ferial muy apetecible

La de San Lucas es cada año una feria más apetecible. Su gastronomía es una de las señas de identidad con la que se presenta a quienes la visitan por primera vez y con la que vuelve a conquistar los paladares que cada año repiten en las casetas de comida o mixtas.

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  • Ambiente de comida. -

La de San Lucas es cada año una feria más apetecible. Su gastronomía es una de las señas de identidad con la que se presenta a quienes la visitan por primera vez y con la que vuelve a conquistar  los paladares que cada año repiten en las casetas de comida o mixtas.

Las cocinas de las casetas del recinto ferial 'Alcalde Alfonso Sánchez Herrera' huelen que alimentan a todas horas. La actividad en los fogones no cesa. Desde primera hora del mediodía y hasta bien entrada la noche, los responsables de sacar los platos más demandados no dejan de trabajar.

Mientras, en las mesas, esperan quienes acuden al ferial en compañía de amigos, familia o en pareja para tomar migas, pinchos, alpargatas, costillas, solomillo, patatas a lo pobre, arroz, fritos y carnes a la brasa. Estos son algunos de los platos más demandados según los responsables de las cocinas de las casetas.

También hay cartas especializadas para paladares exigentes que permiten a los ciudadanos disfrutar de una caseta como si de un restaurante se tratara. En el otro extremo, un gran número de puestos de comida ambulante cuya inmediatez a la hora de servir y sus precios son la alternativa para quienes tienen un presupuesto menor para gastar estos días de feria. 

El paso de comensales es continuo y todo ha de estar listo para llenar estómagos y saciar el hambre de quienes pisan el ferial con ganas de comer variedad y calidad a buen precio. La competencia entre casetas es una realidad, por lo que los precios suelen variar poco.

Lo más barato es el pincho, con un coste que oscila entre los 2,5 euros y los 3 euros, seguido de los bocadillos, que raramente superan los cuatro euros. Un plato de paella cuesta entre tres y cuatro euros y las raciones tienen un coste medio de nueve euros. Éstas pueden ser de carnes y pescado frito como los boquerones, chocos, el adobo y el bacalao; además del queso y el jamón. Quienes tienen un paladar más exigente pueden tomar un variado de paté por 10 euros, ensalada de pimientos del piquillo por 7 euros, tomate con caballa por 6 euros o gambas por 12 euros.

Los precios son más populares y pueden disminuir hasta en dos euros en las casetas gestionadas por colectivos sociales y cofradías. Días como el de ayer, con menos afluencia de ciudadanos, las casetas más llenas eran las de estos colectivos. Calidad y abundancia están garantizadas.

Según el presidente de la Asociación de Caseteros, Manuel Bueno, el consumo “se está incrementando” respecto a los últimos años. Todo ello a pesar de que las comidas de empresa cada vez son más minoritarias. La contratación garantizaba a los caseteros ingresos, mientras que ahora las reservas se supeditan a grupos de amigos y compañeros, con un presupuesto más reducido.

En la actualidad, las 86 casetas del recinto ferial quedan divididas en mixta, de comida y de copas y desde la Asociación pedirán para los próximos años que se diferencien entre las de comida y bebida, ya que en la primera también se sirven copas. En cuanto a estas últimas, los bonos para consumir son cada vez más demandados.

Reunirse en torno a una mesa, degustar platos típicos, hacerlo en compañía de buena gente, en un ambiente que invite a brindar por una buena Feria de San Lucas, es la tónica habitual entre quienes se deciden por el recinto ferial para almorzar o cenar. Buen provecho hasta el próximo 18 de octubre, día festivo para celebrarlo comiendo.

 

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