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La revolución 'bio' en Málaga se exporta al extranjero con Guadalhorce Ecológico

El Valle del Guadalhorce se ha convertido en principal centro productor de los denominados productos ecológicos, naturales y de temporadas. Este 'boom' es debido especialmente por la preocupación por la salud. La cooperativa Guadalhorce Ecológico vendió 500 toneladas de frutas y hortalizas en 2015

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La comarca del Guadalhorce se ha erigido en uno de los puntos con mayor auge para la agricultura ecológica en nuestro país. La denominada Huerta de Málaga, un valle muy fértil y rico en hortalizas y cítricos, se ha convertido en principal centro de  producción de los denominados productos saludables, debido al boom de una moda en pro de lo natural y lo sano.  Actualmente, la preocupación por la salud es determinante para su consumo.

La cooperativa Guadalhorce Ecológico está especializada en producir y comercializar estos alimentos bio. En su origen constaba de una docena de agricultores de los municipios de Alhaurín El Grande, Coín y Cártama, bajo el paraguas de la Asociación Guadalhorce Ecológico, un colectivo que comenzó sus primeros pasos en el mundo de la agroecología con el reparto de cestas de frutas y verduras a domicilio, según cuenta el gerente de la después fundada cooperativa, Luis Fernando Jiménez.
El auge de estos artículos criados con mimo en el Valle del Guadalhorce llevó a la creación de la cooperativa, que se encarga de la comercialización por todos los rincones de España, ya han cruzado la frontera con Francia y exportan sus productos a Bélgica.

Sus principales clientes son las asociaciones afines a la agricultura ecológica, especialmente en Madrid, País Vasco y Navarra, mientras que en Andalucía sus compradores residen en Córdoba, Sevilla, Granada y Jaén.

Desde su nacimiento en el año 2011 el salto de esta cooperativa ha sido exponencial. En el pasado 2015 han vendido en torno al millón de euros, de los que un 30 por ciento corresponde a Málaga, especialmente por su clientela de residentes extranjeros. Esta facturación al peso representa unas 500 toneladas de frutas y hortalizas al año. Y también el crecimiento ha ido parejo al número de productores, que en la actualidad alcanza la treintena.

La agroecología alberga su ciencia. Son productos de temporada y cultivados sin químicos ni herbicidas. “Nuestros productos tienen un mayor coste, porque nuestras técnicas de cultivo son más caras, requiere de más mano de obra, tienen abonos orgánicos, los que se utilizaban antiguamente, y en el sabor también se nota, es espectacular. Por tanto, cuesta mucho más producir un kilo de un producto natural”, explica Jiménez.

Ubicada en Villafranco del Guadalhorce, esta cooperativa malagueña tiene en  plantilla a cinco personas contratadas y está abriendo nuevas líneas de negocio, como es la exportación de cítricos y subtropicales (aguacates),comenta Jiménez.

Para el consumo de estos productos frescos y de temporada, el gerente de la cooperativa alerta de que es “muy importante” que el consumidor sepa que éstos tienen su “garantía”, es decir, deben ir acompañados de su certificado de producción ecológica correspondiente, que suele ir enmarcado en la caja.

Luis Fernando Jiménez subraya que los más demandados son los productos autóctonos, como los cítricos, tomates, la granada, la pera, los caquis, subtropicales, calabacín, cebolla, patatas, así como conservas de verduras y hortalizas, aceite, aceitunas, carne membrillo y pan ecológico.

Los 'ecomercados'

Los denominados ‘ecomercados’ también están de moda en Málaga. Los sabores de cada lugar se llevan directamente de la huerta al consumidor a través de la venta ambulante de estos productos cultivados de forma tradicional y natural. Son frutas y verduras de apariencia menos vistosa pero el sabor es “incomparable”, apunta Manuel Jiménez, técnico de Guadalhorce Ecológico.

Son pequeños supermercados al aire libre que recorren los fines de semana municipios de la provincia, agrupados en la Asociación Guadalhorce Ecológico, apadrinada por el Grupo de Desarrollo Rural (GDR). Su objetivo principal es impulsar la agricultura y la producción agroalimentaria ecológica malagueña, además del consumo responsable. En definitiva, que los consumidores se lleven a casa los sabores autóctonos.

“Un producto recolectado un día y consumido al día siguiente tiene mucho más sabor y conserva sus propiedades nutricionales que uno recolectado hace semanas y madurado artificialmente en cámaras”, observa.
La venta mayorista de estos productos ha aumentado mucho su oferta y, por consiguiente, se “mira mucho el aspecto del producto”, explica Jiménez. “Los grandes mercados exigen que sea ecológico y de calidad. Los consumidores seguimos comiendo con la vista; así que hay que dar la talla”, agrega.
En este sentido, los agricultores en los mercadillos tienen la ventaja de que “juegan con lo suyo”; no hay intermediarios. En Málaga, la mayoría de los clientes que busca una manera sana de alimentarse procede de la Costa del Sol (Marbella, Benalmádena y Mijas). Otros lugares para estos Ecomercados son Cártama, Coín y la capital.

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