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El presidente afgano mantiene su "deseo de paz" a pesar del rechazo talibán

El presidente afgano, Ashraf Gani así lo expresa a pesar de que el sábado los talibanes rechazaron reunirse con el Gobierno y avanzar en el proceso de reconciliación

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El presidente afgano, Ashraf Gani, mantuvo este domingo su "deseo de paz" a pesar de que el sábado los talibanes rechazaron reunirse con el Gobierno y avanzar en el proceso de reconciliación hasta que vea cumplidas algunas reivindicaciones, como el fin de la ocupación extranjera en Afganistán iniciada en 2001.

"Tenemos deseo de paz, nadie debería dudarlo (...) tenemos un fuerte deseo de paz, incluso hicimos un llamamiento a la paz en medio de la intensificación del conflicto", dijo Gani durante su intervención en el parlamento afgano que fue transmitida por televisión.

"Nuestro objetivo es una paz duradera", subrayó el presidente.

Gani quiso rebajar la importancia de la negativa de los talibanes a reunirse con el Gobierno al afirmar que "la experiencia prueba que el proceso de paz siempre conlleva problemas", por lo que señaló que es necesario afrontarlo con "tiempo, paciencia e inteligencia".

"Nuestra responsabilidad es estar preparados para hacer frente a la peor situación, y al mismo tiempo estar esperanzados en que llegue una mejor", explicó el mandatario, que dijo estar listo para hacer frente a esos talibanes que les han "impuesto la guerra".

Aún así, Gani insistió en un mensaje de reconciliación con los talibanes, al recordarles que se encuentran ante un "histórico examen", en el que tendrán que demostrar si están del lado de Afganistán y los afganos, o con sus enemigos.

"La paz conlleva beneficios para todos los afganos, tanto para nosotros como para aquellos que se encuentran ocupados en combatirnos, la paz es la única solución real al conflicto", sentenció Gani.

Los talibanes anunciaron ayer en un comunicado que no habría reanudación del proceso de paz con el Gobierno afgano hasta que se ponga fin a la ocupación extranjera en Afganistán, sean retiradas las sanciones de la ONU y se libere a prisioneros "inocentes".

Los insurgentes y el Gobierno afgano mantuvieron en julio del año pasado en Pakistán su primera reunión oficial, pero el proceso quedó suspendido días después al conocerse que el fundador del movimiento insurgente, el mulá Omar, había muerto en abril de 2013.

La guerra en Afganistán atraviesa una de sus etapas más violentas, con 3.545 muertos y 7.457 heridos en 2015, la cifra más alta desde que comenzaron a contabilizarse las víctimas del conflicto hace siete años.

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