El monitor cultural del Ayuntamiento de Pujerra, Francisco Siles, ha dado a conocer la Leyenda
del Rey Wamba. Conservada en Pujerra desde tiempo inmemorial, a principios de los años
cuarenta del pasado siglo puso esta leyenda por escrito Diego Vázquez Otero. El erudito de
Alpandeire se la había escuchado tiempo atrás a su amigo el “Tío Miguel”, pujerreño y, en
palabras de Vázquez Otero, “ genuino representante de la Sierra de Ronda: bajo de cuerpo,
fornido, derecho a pesar de sus 68 años, obsequioso en extremo, algo bebedor de aguardiente,
amigo de la guitarra, las castañuelas y el cante jondo...” , quien se la narró antes de 1941 con
estas palabras:
«Pues sí, Señor, aquí nació el rey Wamba... Siempre se ha dicho aquí que, hace muchos siglos,
al quedar vacante el trono de la Monarquía Goda, fue designado para ocuparlo nuestro insigne
paisano, entregado por completo al cultivo de los campos de su propiedad.
Una comitiva de nobles y eclesiásticos recibió el encargo de buscarlo para ungirlo y coronarlo
rey; mas, no sabiendo a punto fijo dónde residía, andaba recorriendo estos pueblos de la sierra
por ver si lograba localizarlo. Ocurrió que, al salir de Cartajima la expresada comisión, y
cuando llegaba a la mitad de la cuesta que baja desde este pueblo al río Genal, oyeron grandes
voces de mujer que decían: “¡Wamba!, ¡Wamba!, ¡Wamba!” Era que la mujer de éste le llevaba
el almuerzo y, teniendo urgencia de volver al pueblo, le llamaba a gritos desde el Tajo de la
Zorra, para que subiese a por él.
Este incidente fortuito llevó a los caballeros al lugar donde se encontraba el monarca electo, el
cual se ocupaba en aquellos momentos de arar con una yunta de vacas las tierras colindantes al
Molino de Capilla. Dicen que opuso una gran resistencia a las pretensiones de aquellos señores,
los cuales, ante la negativa tan rotunda, llegaron a amenazarle con la muerte. Alegaba el godo
que, aunque deseaba servir a su patria, era ya bastante anciano y que, dada su escasísima
cultura, le era imposible acceder. Después de una larga y porfiada discusión, decidió Wamba
dejar el asunto a la voluntad divina: “Cuando esta aguijada que tengo en la mano florezca seré
yo rey de España”, exclamó. Y cuentan que, al clavar el palo seco en la tierra, reverdeció
súbitamente, cubriéndose de innumerables hojas e infinitas flores blancas. Reducida su actitud
ante el prodigio que tenía ante sus ojos atónitos, tuvo que aceptar la Corona.
En aquel sitio, y para perpetuar el milagro, se levantó una ermita o capilla. De ahí que la huerta
y el molino enclavados en este término municipal, en los márgenes del Genal, se conozca
todavía con el nombre de Huerta y Molino de Capilla».
[Texto tomado de: DIEGO VÁZQUEZ OTERO, Leyendas y tradiciones malagueñas,
Diputación Provincial de Málaga, 1959, pp. 327-329]
Según ha manifestado Francisco Siles, pese a desconocerse el origen de la leyenda y su precisa
ubicación en Pujerra, se puede afirmar que Wamba fue un personaje que histórico que realmente
existió, ya que fue Rey y gobernó entre los años 672 y 680 d.C. Al igual que sus antecesores,
tuvo que hacer frente a numerosas revueltas de francos y vascones. Tras sofocarlas, estableció
una dura ley que obligaba a nobles y eclesiásticos a ayudar al Rey con tropas en caso de
invasión o rebelión.
Para finalizar, el monitor cultural ha añadido que “esta leyenda nos da una muestra del
importante acervo cultural heredado de nuestros mayores, fruto de la tradición oral, que hemos
de conservar para las generaciones venideras y evitar así el olvido de nuestro precioso y singular
patrimonio etnográfico”.
Ronda
Pujerra y la leyenda del Rey Wamba
Conservada en Pujerra desde tiempo inmemorial, a principios de los años cuarenta del pasado siglo puso esta leyenda por escrito Diego Vázquez.
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