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En busca del añorado espíritu reivindicativo del 4-D de 1977

Protagonistas de la manifestación de hace 40 años señalan que la sociedad andaluza ha perdido el entusiasmo que protagonizó aquella jornada histórica

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  • Andalucía por Sí recuerda la cita con esta imagen histórica -
  • Patricio González: “No pedíamos ser más que nadie, sino que ser iguales”
  • Ruiz Moreno: “Hemos perdido esa conciencia de pueblo reivindicativo”
  • José Chamizo: “En los últimos años ha habido un retroceso en el bienestar social”

“En 1977 yo estaba en Roma estudiando Historia en la Universidad Gregoriana de los Jesuitas. Como en diciembre ya había terminado los exámenes volví de vacaciones a mi casa en Los Barrios y el día 4 fui a Algeciras a la manifestación. Fue en la plaza Alta y recuerdo que había mucha gente y mucha ilusión”, relata cuarenta años más tarde el sacerdote y ex Defensor del Pueblo Andaluz José Chamizo de la Rubia. Por aquel entonces tenía 27 años.

También era un jovenzuelo el  investigador  Manuel Ruiz Romero. El ahora doctor en Historia Contemporánea por la Universidad Pablo de Olavide con la calificación cum laude tenía 17 años en 1977 y era estudiante de Magisterio en la Universidad de Sevilla, localidad en la que participó junto a unos amigos en la gran manifestación, prolegómeno del Estatuto de Andalucía. “Fue un día gris porque estaba muy nublado, pero había mucha alegría. Cuando pasaba la manifestación por la sede de Fuerza Nuevas empezaron a tirarnos cascos de botellas. La policía de aquella época cortó por lo sano y disolvió a los que no teníamos culpa”, recuerda. “Fue un momento histórico porque los andaluces coincidimos en que había que salir a la calle no sólo reivindicando libertad y autonomía, sino un estatuto que sirviera para superar las lacras que Andalucía Tenía: hambre, subdesarrollo o retener unas rentas que se iban a Madrid”, añade el historiador.

También un veinteañero era entonces Antonio Patricio González, histórico político del ya desaparecido Partido Andalucista. Con 22 años aún era estudiante de Ingeniería Técnica Naval y acudió a la manifestación que se convocó el su ciudad natal, Algeciras, de la que fue alcalde durante más de una década. “Recuerdo bien ese día. Hubo mucha gente en la plaza Alta, una de las mejores que hemos tenido en Algeciras. Fue fantástico pero no creo que se pueda repetir”, asevera.
Cuando se va a cumplir el cuarenta aniversario de la histórica jornada del 4 de diciembre de 1977, estos tres conocedores de la realidad su tierra coinciden en que el espíritu que impregnó el 4-D es historia y que la sociedad andaluza ha perdido sus ansias reivindicativas. Y es que hace cuatro décadas,  más de dos millones de andaluces se manifestaron en las capitales y principales ciudades de las provincias andaluzas y en otras localidades de España, caso de Madrid o Barcelona, reclamando la autonomía para su tierra.


José Chamizo destaca de estas décadas de autogobierno el periodo de finales de los ochenta y principios de los noventa en los que se puso en marcha el Instituto Andaluz de Servicios Sociales y se lograron avances que a su entender han caído en decadencia en los años siguientes y que la crisis remató. “En los últimos años ha habido un retroceso en el bienestar social, en el empleo y todo lo que ya se sabe. Actualmente Andalucía está entre las regiones más pobres de España y hay que luchar para remediar esta situación”, asevera.

“No pedíamos ser más que nadie, sino que queríamos ser iguales que el resto y el 4-D debe ser un día de reivindicación, como los andalucistas hemos hecho siempre. Lo que se puede consentir es que Andalucía tenga un 33 por ciento de paro. No nos lo podemos permitir. ¿De qué han servido las cuotas de autonomía si seguimos en el furgón de cola?”, reflexiona Patricio González.
“El espíritu del 77 se ha perdido y nos lo estamos tragando todo. Si nos fijamos en el Campo de Gibraltar vemos que estamos en último lugar en todo, tanto por parte de la Junta de Andalucía como del Gobierno central. Estamos abandonados por todo el mundo y como no nos movamos por nosotros mismos no tenemos nada que hacer. El espíritu que hay ahora es quedarnos callados y que hagan con nosotros lo que quieran”, asegura.

Para el veterano andalucista, Andalucía saldrá perdiendo en el proceso abierto con la crisis catalana. “Gane quien gane en Cataluña, el Estado va a tener que aportar 9.000 millones de euros y si además sale Miguel Iceta pidiendo que se le condone la deuda, nosotros los andaluces no vamos a coger ni la pedrea en los Presupuestos Generales de 2018. Hay que reclamar”, asegura.
Militante durante años del PA, Patricio González asegura que no cree en las nuevas formaciones andalucistas que han surgido. “Hay grupos como el de Antonio Jesús Ruiz (Andalucía Por Sí), cuando fue él el que se cargó al partido. En otros sitios están apareciendo gente que jamás ha estado en el andalucismo. Ojalá me equivoque y haya de verdad un andalucismo o llámelo como quieras que nos lleve a algún lado, pero creo que no”, responde.

No es mucho más optimista Ruiz Romero respecto al espíritu reivindicativo del andaluz. Investigador pionero y especialista en la Comunidad Andaluza en los estudios sobre la Transición y el llamado tardofranquismo,  considera existe un desapego de los andaluces hacia su autonomía y hacia actividad política que entiende es un hecho preocupante. “De alguna manera hemos perdido esa conciencia de pueblo reivindicativo, de unidad para resolver nuestros problemas, que sí existió en 1977. Lo que algunos estamos constatando es que hay una desmovilización de la sociedad civil y ahora que se ha abierto el debate de la reforma constitucional hay que decir que Andalucía está ahí”, manifiesta.

Entiende que el proceso de reforma de la Constitución que se debe abrir en los próximos tiempos tras el conflicto catalán nos vuelve a situar en un momento clave que no se debe desperdiciar para que Andalucía no sea relegada a una autonomía de segunda. Habla de un  discurso recentralizador en el Estado y advierte que temas como la corrupción política o las propias consecuencias de la crisis económica han cansado a la ciudadanía y han motivado que el debate territorial pierda la frescura y la credibilidad que tuvo durante la Transición. “Estamos en un momento importante para que la joven democracia que tenemos pueda reciclarse y reformarse. Ese desapego de los andaluces con su autonomía y en general de la ciudadanía española hacia lo político es preocupante, porque si una democracia no tiene una sociedad civil fuerte la partitocracia se confunde con una dictadura”, sentencia.

“Este 4 de Diciembre demuestra que a pesar de que Andalucía ha tenido una autonomía de Champion, está jugando en Segunda Regional y esto es grave porque seguimos a la cola de los indicadores socioeconómicos de España, porque seguimos muy atrás de lo que significa el respeto a la dignidad andaluza”, declara.

Cuando se le pregunta por la decadencia del andalucismo político y la muerte del Partido Andalucista, Ruiz Moreno asegura que esa formación tenía los días contados porque carecía de una identidad ideológica y porque estaba integrada por una militancia “demasiado bondadosa que no ha sido capaz de poner firme a sus líderes para buscar una solución a su futuro político”. Asegura que el PA tuvo una edad de oro en lo que denomina sexenio autonómico de 1977 a 1982 “donde su papel fue imprescindible” para que aprobase la autonomía. “Después de ese sexenio el  PA entró en un periodo donde cometió una serie de errores importantes. El andalucismo político entró en un periodo de decadencia, de antigüedad ideológica donde las rupturas y crisis internas estuvieron marcadas por el enfrentamiento entre Pedro Pacheco y Alejandro Rojas Marcos. Es el único partido en España que se ha roto dos veces y se ha vuelto a integrar dos veces”.

Antonio Jesús Ruiz ha sido el último secretario tenía cuatro cuatros en 1977 y ha sido el último secretario general del Partido Andalucista, formación que se disolvió en 2015. Él sí se declara optimista respecto a la recuperación del espíritu reivindicativo del andaluz. Ahora forma parte de Andalucía Por Sí y reivindica el protagonismo del PA como elemento desatascador del proceso de autonomía que desembocó en el Estatuto de 1981. Ahora bien,  también que el desarrollo de la comunidad se ha debido más al devenir del tiempo que a la gestión autonómica. “Andalucía ha cambiado porque han pasado cuarenta años y porque ha venido dinero de Europa, pero después de tanto tiempo seguimos con una altísima tasa de desempleo y con muchas carencias. El cambio ha sido más culpa de Europa que de los que han gobernado Andalucía”, manifiesta.
Recuerda como doloroso aquel septiembre de 2015 en el que quedó disuelto el PA. “Es cierto que el andalucismo cometió muchos errores, pero también lo es que el pueblo andaluz lo castigó demasiado”, dice.

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