Un hombre y una mujer integrantes de una red criminal de origen rumano han sido detenidos cuando intentaban sustraer un reloj de gama alta a un anciano en los aparcamientos de un centro comercial de San Pedro de Alcántara, en Marbella (Málaga), a través de la modalidad conocida como abracitos o cariñosos.
A los arrestados, de 33 y 24 años, se les atribuyen hasta el momento seis ilícitos --cuatro hurtos y dos robos con violencia o intimidación-- cometidos en la zona de Marbella. Los agentes se han incautado de un coche que los detenidos utilizaban para cometer los hurtos y en ocasiones robos con violencia.
Esta investigación, en el marco del Plan Contra la Delincuencia Itinerante, comenzó a mediados de noviembre, momento en que los agentes detectaron la presencia en la zona marbellí de un grupo de personas especializadas en hurtos, a la vez que se producía un aumento de denuncias que tenían en común la misma modalidad delictiva, según ha informado la Policía Nacional en un comunicado.
Los arrestos se llevaron a cabo el pasado día 11 en la zona de aparcamientos de un centro comercial de San Pedro de Alcántara. Momentos antes los agentes detectaron la presencia en el lugar de un vehículo ocupado por dos personas del que descendió una mujer que se dirigió rápidamente hacia otro vehículo próximo en cuyo interior se encontraba un hombre de edad avanzada.
Al llegar a su altura, se aproximó a él y, mientras entablaba una conversación, le agarró del brazo en el que portaba un reloj e intentó apropiárselo, aunque la víctima, al ver las intenciones de la mujer, consiguió zafarse. Seguidamente, la mujer y su compinche, encargado de trasladar a su compañera hasta el lugar del hurto y su posterior recogida, fueron interceptados por la Policía Nacional cuando intentaban huir del lugar.
Los investigadores comprobaron que los arrestados formaban parte de un grupo criminal itinerante especializado, principalmente, en la comisión de hurtos "cariñosos". El grupo operaba en todo el territorio nacional y cambiaba a sus integrantes continuamente de ciudad con el objetivo de dificultar la labor policial.
Cada uno de sus integrantes llevaba a cabo un papel determinado: las mujeres eran las encargadas de aproximarse a las víctimas potenciales --normalmente personas de edad avanzada-- y tras simular conocerlas o solicitarles algún favor, aprovechaban para sustraerles las joyas y efectos de valor que llevaran encima. En algunos casos incluso no dudaban en utilizar la violencia para conseguir su botín.
Los hombres eran los responsables de trasladar en un vehículo hasta el lugar del hurto a las autoras y recogerlas una vez que habían cometido el delito. Los agentes han intervenido, además del coche para cometer los hurtos o robos con violencia y otros efectos, 756 euros en efectivo y dos móviles.