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‘Los archivos del Pentágono’: El primer borrador de la Historia

De como una mujer, la primera editora de la suya, desafió las convenciones, los afectos y las presiones de todo tipo y dio luz verde a tales revelaciones...

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La  frase que titula esta entrada describe al periodismo en palabras de Philip Graham -1915- 1963, abogado y copropietario, en un 70% de ‘The Washington Post’, por voluntad de su suegro, Eugene Meyer , quien le antepuso a su hija, Katharine Graham (1917-2001), de soltera Meyer, a la que dejó tan solo un 30%, pese a ser periodista titulada, por ser mujer. Pero, por estos azares del destino, finalmente fue ella, tras el suicidio de su marido, depresivo y bipolar, quien finalmente asumió la responsabilidad del rotativo e hizo Historia.

De esto, y de tantas otras cosas más, trata esta producción de 116 minutos de metraje, dirigida por Steven Spielberg, escrita por Liz Hannah y Josh Singer, fotografiada con su maestría y solemnidad habituales por Janusz Kaminski, fiel al realizador desde los años 90, y otro tanto puede decirse de la excelente banda sonora debida al talento incontestable del clásico John Williams.

De esto, y de tantas otras cosas más, como de un tiempo y un país en el que el periodismo y el poder político eran aliados y hasta cómplices.

De como esa luna de miel -con amistades, viajes, fiestas, veladas e intimidades compartidas- que había durado cuatro décadas y otras tantas presidencias, estalló en mil pedazos con ciertas revelaciones.

De esto, y de tantas otras cosas más, como de los documentos secretos de una guerra innecesaria, sucia, inmoral y sangrienta, cuyos promotores vendieron como heroica, mintiendo a toda una nación. De como dos cabeceras asumieron la publicación de un material tan sensible como explosivo, afrontando una demanda, ante el Supremo y contra la Primera Enmienda, de una Administración especialmente siniestra.

De como una mujer, la primera editora de la suya, desafió las convenciones, los afectos y las presiones de todo tipo y dio luz verde a tales revelaciones, respaldada por un director, unas fuentes y una redacción todos a una. Y dio, dieron, luz verde al debate sobre la libertad de expresión.

Todo ello nos es narrado por el mejor Spielberg con  solvencia, talento, honestidad y rigor, sin concesiones a la banalidad más explícita en aras de evitar la simplificación de unos hechos y un@s protagonistas no necesariamente familiares al gran público. Pero sin renunciar, a medida que este drama avanza, a la intensidad, a la emoción y  a la épica en un vibrante in crescendo hasta su tan abierta como reveladora conclusión.

Precedida de numerosos reconocimientos, esta declaración de amor a un periodismo que ya casi no existe desde sus máquinas, linotipias, rotativas, impresoras y a quienes lo hicieron, este acento en un personaje femenino único, en un mundo de hombres, -con una inmensa Meryl Streep, a quien todos los reconocimientos le son debidos- con un partner tan magnífico como Tom Hanks, junto a un reparto en estado de gracia en el que destacamos a Matthew Rys, Alison Brie, Bruce Greenwood o Bob Odenkirk entre un larguísimo etcétera… es una de las elegidas para debatir en la próxima sesión de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra del miércoles, 7 de febrero.

Ni se les ocurra perdérsela.

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