A Lorenzo Silva le sorprende que hasta hace poco no se vieran las "orejas de este lobo" de la violencia vinculada al narcotráfico que él ya detectó en el Campo de Gibraltar en 2003 y asegura que la situación en la comarca andaluza es "mucho más complicada" que en Galicia porque se da "la tormenta perfecta".
Al Campo de Gibraltar ha mandado al subteniente Bevilacqua y a la sargento Chamorro en su undécima aventura, cuando la pareja de guardias civiles cumple 20 años de vida literaria, una idea que le rondaba hace años y que comenzó a fraguar el pasado otoño sin prever que la problemática del narcotráfico en la zona iba a acaparar ahora portadas de periódicos coincidiendo con su novela "Lejos del corazón", que le trajo esta semana a Sevilla.
Y es que para Silva es sorprendente que sea ahora cuando el foco mediático se fije en algo que lleva años ocurriendo, quizás ahora con mayor "agresividad" y violencia hasta el punto de desplegar un dispositivo especial de la Guardia Civil que llega a ser rodeado y tiene que zafarse "pegando tiros al aire".
Él barrunto que la situación podía estallar "en cualquier momento" cuando en 2003 fue a la zona para hacer un reportaje sobre la llegada de inmigrantes en pateras y el jefe de una comandancia le contó que en tres años que llevaba destinado allí había mandado a prisión a nueve de sus agentes o que el patrón de una de las lanchas de patrulla le relató que la habían intentado quemar.
Supo que había una historia de la que "nadie hablaba" porque ocurría, como el título de la novela "Lejos del corazón" (expresión anglosajona que equivale a nuestro "ojos que no ven, corazón que no siente"), aunque "ahora de repente nos hemos dado cuenta en Madrid".
Aunque ve analogías con el narcotráfico en Galicia, considera que lo que ocurre en el sur es "mucho peor" y "mucho más complicado" pues en Galicia, hay océano y tras él cual sólo agua por controlar, pero en la comarca andaluza "hay un océano, el Mar Mediterráneo", un puerto "bisagra de Oriente y Occidente", la "frontera Europa- África, una plantación de hachís descomunal en Marruecos, un paraíso fiscal incrustado en la comarca, eso es la tormenta perfecta, Galicia es una broma comparada con el Campo de Gibraltar".
Está convencido de que sus personajes no cruzarían nunca al otro lado porque "a Chamorro no la veo corrompible, no está en venta" y "Bevilacqua, que ha podido tener debilidades en su juventud dio medio patinazo, más involuntario que voluntario, que estuvo a punto de acabar con su vida profesional y cuando tú le ves las orejas al lobo te das cuenta de que con ciertas cosas no se juega".
También rompe una lanza por el Instituto Armado en general no sólo porque "hay gente que no se corrompe" sino porque "muchos de los que se corrompen acaban detenidos y enviados a prisión por sus propios compañeros", a diferencia dice de lo que ocurre en otros ámbitos "donde cuando salta la corruptela lo que se produce es una maniobra inmediata de amparo del presunto" corrupto.
Ha visto a un grupo de agentes llegar a un puesto aduanero y detener a todos sus compañeros que cobraban por dejar pasar cargamentos y también conoce "casos terribles" de agentes que cruzan la línea por una debilidad como "que un narco se entera de que su hijo tiene una grave enfermedad que no atiende la Seguridad Social española y le va a ver una y otra vez y le pone encima de la mesa un cheque en blanco, y un día lo rellena".
Con todo, defiende que tanto en las fuerzas de seguridad como en la administración pública, la empresa privada o cualquier ámbito "no es verdad que todo el mundo lo haría" pues "conozco mucha gente por cuyas manos ha pasado dinero que podía haberlo hecho y no lo ha hecho".
"Lo hace quien es débil, quien no tiene integridad, quien no tiene una escala de valores, cuando para una persona lo más valioso del mundo es tener un yate de 15 metros o un Porshe Cayenne pues se puede corromper pero si lo más valioso para ti es leerte una buena novela de Benito Pérez Galdós pues eres incorruptible porque están todas gratis en internet, se pueden leer, para qué quieres el dinero. El problema es cuando necesitas el Cayenne", alega.
Admite que la falta de economía alternativa y formación en el Campo de Gibraltar facilita que mucha gente caiga en las redes del narcotráfico por necesidad pero también deja claro que "uno delinque por necesidad si delinque por mil euros, si uno delinque por los 100.000 euros que vale un Cayenne ya no es necesidad, es vicio".
Se reconoce "deslumbrado" por el paisaje de la zona desde que fue por primera vez a San Roque con 14 años y defiende que en su novela intenta contar también que "allí hay mucha gente que se gana la vida honradamente y que hace el esfuerzo de trabajar ocho horas al día, que tiene más mérito allí, donde es mucho más fácil tomar un atajo".
O que los datos de robos o atracos violentos son inferiores a la media "porque hay un delito no violento que es más rentable".
"Eso rompe el prejuicio, porque en Madrid la gente piensa que La Línea es poco menos que Ciudad Juárez y no, los narcos son gente calculadora, que si pueden vivir del hachís no van a la cocaína, y si pueden asustar a alguien en lugar de pegarle un tiro no se lo pegan", argumenta, tras añadir que "eso desde Madrid no se ve, te lo tiene que contar alguien que está a pie de obra y yo me he tomado el trabajo de buscar a esa gente e intentar escucharlos".