Los vecinos de la calle Zaragoza, Santo Domingo, San Cayetano, Eguiluz y Puerta de Sevilla, respaldados por comerciantes y reputados negocios de hostelería de la zona, en pleno centro de Jerez, se han unido en bloque contra el malestar y las “agresiones incívicas” procedentes del ambiente del bar La Librería, en el nº2 de la calle Zaragoza, que arrastran desde hace años.
Tal y como denuncian afectados a este periódico, sólo bastaron 48 horas desde la publicación en este medio del último suceso protagonizado por un cliente del local (acabó siendo detenido tras meterse en el portal de los vecinos, colarse en un piso particular y herir a dos agentes del 091 en su huida), para que los residentes de este enclave y sus alrededores afectados por esta problemática empezaran a moverse y se volcaran en una recogida de firmas de las comunidades de propietarios citadas en nombre de 135 hogares.
Estas rúbricas acompañan a un escrito que el pasado viernes registraron en el Ayuntamiento de Jerez pidiendo ayuda, en el que detallan el calvario que se ven obligados a soportar, tras dejar claro que previamente han intentado llegar a una solución “de manera civilizada” con la persona que se encarga del local, pero ha sido en vano porque “porque es incapaz de controlarlo y los problemas no sólo persisten, sino que se han agravado”, indican en el documento al que ha tenido acceso este periódico.
En este escrito dan cuenta del “ruido insoportable” con el que tienen que convivir “hasta altas horas de la noche, la aglomeración de personas en la vía pública al carecer el establecimiento de terraza y veladores, consumo de estupefacientes en la calle, los orines en las puertas de garajes colindantes y entre los vehículos estacionados, las pintadas en las fachadas de los edificios próximos" (de las que adjuntan fotografías), en un enclave que, además, está a 25 metros de Lú, Cocina y Alma y Mantúa, los dos restaurantes galardonados con una Estrella Michelín y a los que suelen acudir turistas y personas de fuera de Jerez.
A esta batería de problemas añaden el uso de instrumentos musicales en la vía pública y teléfonos conectados a los altavoces portátiles que ponen la banda sonora a sus noches en vela y las pandillas de motos de gran cilindrada y “a escape libre que incluso estacionan las motos sobre el acerado impidiendo el tránsito de patones”.
Otros de los conflictos que exponen y por los que la Policía Local ha intervenido en más de una ocasión, según denuncian, es continuar con la clientela en el interior del local (que no está insonorizado y es una cochera antigua), fuera del horario legal de apertura. Los mismos clientes que a veces acuden acompañados de sus perros “ladrando continuamente durante la noche”, y se dedican a “gritar” y “cantar”.
A ello hay que sumar, tal y como hace llegar al Ayuntamiento en el documento, las connotaciones especiales por la situación extraordinaria de pandemia en la que vivimos, y por la que tampoco se guardan las medidas de seguridad. “Estamos expuestos a tener que transitar entre aglomeraciones de personas en las puertas de acceso a nuestras viviendas, individuos fumando y sin mascarilla que no respetando las distancias establecidas de seguridad”, indican.
Para los vecinos, esta situación es ya “inaguantable”, y “lo que nunca nos podríamos imaginar”, añaden, era el episodio en el que se vieron involucrados la semana pasada y que afectó a la propiedad privada y a la seguridad personal de un residente. Por ello, ruegan “encarecidamente” a las delegaciones competentes (Urbanismo, Seguridad, Infraestructuras...) una “solución” y “la protección que los vecinos necesitamos”.
Y es que la crispación y la preocupación con la que vivían era tal que, a raíz del suceso en la víspera de la Festividad del Patrón, vecinos afectados directa e indirectamente por estos problemas de la movida contactaron y se dirigieron a los residentes que tomaron la iniciativa, aun sin conocerlos. “A mí me han parado por la calle al enterarse de que estaba moviendo el tema para preguntarme dónde tenían que firmar. Están todos muy quemados y han visto un rayo de luz. No merecemos este malestar ni está agresión incívica por parte del local”, señala uno de los vecinos afectados, que prefiere preservar su identidad, y que, como el resto, no ven otra solución que el cierre del establecimiento ante un problema serio que entienden que ha traspasado ya todos los límites.
Los vecinos finalizan el escrito confiando en el “buen hacer” del Ayuntamiento para ejercer sus competencias y poner fin a esta problemática y agradecen a la Policía Local y Nacional “por acudir siempre”, a la par que les piden que les disculpen por las “cientos y cientos de llamadas realizadas” por los problemas de convivencia que soportan con este local.