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En román paladino

La insurgencia

La falta de expectativas de una juventud  cruelmente precarizada en el empleo ha resultado el acompañamiento perfecto para las protestas

Publicado: 24/02/2021 ·
09:20
· Actualizado: 24/02/2021 · 09:20
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  • Un joven violento en una barricada. -
Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Tan insurgencia es romper todo el mobiliario urbano como dedicarse a llenar pisos   para las fiestas ilegales.  “Algo va mal” escribió Tony Judt y se quedó   corto. Salvo el resultado de las elecciones americanas, acompañada, en contraste,  de un espantoso ataque al icono mundial del establishment, el Capitolio, la democracia no se ha fortalecido. Las insurgencias que asolaron  Francia con los chalecos amarillos durante meses fueron sustituidas por las manifestaciones negacionistas que ha habido en  toda Europa pensando en una conspiración de los poderosos del mundo contra la gente normal. Hay un malestar difuso contra el sistema. Extraña   que   al tiempo que  se exhiben los avances científicos  que ponen una artefacto  recorriendo  Marte o se hallan vacunas efectivas  contra el COVID en menos de un año,  se  multipliquen las colas del hambre, desconocidas hasta ahora en los países desarrollados, y aumente  exponencialmente  la desigualdad en todo el orbe. 

Hay  estupefacción  por las violentas protestas que han jalonado  las principales capitales españolas y se hacen  análisis sobre sus motivos. El epicentro de protestas es   Barcelona y el de las fiestas Madrid. Se ha visto el escaso respaldo  político a las fuerzas del orden -los mossos- por parte de los gobernantes soberanistas y la laxitud de las autoridades autonómicas de Madrid. 

Frente a los manuales   de los insurrectos organizados: aprovechar cualquier crisis, negar toda autoridad a los representantes legales, bloquear la economía, sabotear los comercios y saquear negocios, justificar la violencia contra la policía… hay partidos que juegan al oportunismo.  Los independentistas porque creen que  pueden colapsar el Estado y  Unidas Podemos porque teme que surja un grupo   que le quite la bandera de la  izquierda contestataria, organizándose en fuerza política alternativa, ahora que  están en el gobierno.  Pareciera que  ambos fueron obligados a entrar en  los  gobiernos,  jugando a  estar tan fuera como dentro.  El comportamiento de unos y otros    sobre el  orden publico parece más inspirada en un modelo de libertarismo  de  Henry Thoreau - “El mejor gobierno es el que gobierna menos”- que en el  de organizaciones partidarias de un Estado más intervencionista, como  hacen en todos los demás aspectos de gobierno.

La falta de expectativas de una juventud  cruelmente precarizada en el empleo, en la vivienda, en los salarios, en los porcentajes de paro, en la independencia familiar ha resultado el acompañamiento perfecto para las protestas que tenían otro origen.

 

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