Cuando Radio Arcos comenzó sus emisiones en 1982 se convirtió de inmediato en todo un fenómeno social, hasta obligar a mucha gente a reemplazar sus antiguos transistores de onda media por otros más modernos con señal para FM. Su programación era de lo más básica -música, concursos y llamadas telefónicas-, pero supo conectar rápidamente con un pueblo falto de medios de comunicación propios y que empezaba a quitarse de encima las telarañas de tantos años de dictadura. Al frente de aquellas emisiones se encontraban dos jóvenes entusiastas, Manolo Téllez y Antonio Barea, dos auténticos enamorados de la radio que empezaban a hacer realidad un sueño en común al que el primero de ellos acaba de poner fin con su prejubilación tras casi cuarenta años de labor radiofónica. Como el futbolista que cuelga sus botas, Manolo ha hecho lo propio con el micro. Lo hace con el reconocimiento del pueblo, como el hombre de radio que ha sido durante todos estos años, y satisfecho, ya que, como él mismo dice, “no hay mayor satisfacción que la de poder dedicarte a lo que tanto te gusta”. Ahora, dicen, van a poner su nombre al estudio principal de la emisora municipal.
P. ¿Cómo te gustaría ser recordado a partir de ahora?
R. Manolo Téllez, de Radio Arcos. Una persona buena que ayudó. Me voy con el reconocimiento del público. No quiero homenajes.
P. La radio ha sido siempre tu pasión, desde niño, ¿por qué lo dejas cuando aún te quedaban tres años más hasta la jubilación?
R. Me quedaban tres años, pero llega un momento que te cansas, no puedes hacer lo que quieres, tus ideas, y prefiero irme en buen momento, que no esperar a más. Ahora tengo mi labor desde las redes sociales, que aunque no me da dinero, ayudo a muchas personas, escucho… y eso me anima a poderme retirar.
Manolo echa ahora la vista atrás y no reprime un “hay que ver a dónde he llegado”. Pero basta con remontarse a su infancia y a sus sueños de niño para entenderlo. Desde que nació se crió en la zona de Sierra Valleja, en la finca Roncero Alto, junto a su tía y su abuela, ya que su madre se fue a servir a Jerez. “Tuve una infancia muy humilde, con muchas dificultades, pero nunca nos faltó nada para vivir”. Y entre esas dificultades se encontró con que solo pudo estudiar hasta sexto de EGB; “no me dio la vida la oportunidad de estudiar nada más”. Eso sí, desde muy pequeño siempre tuvo claro que lo que le gustaba era la radio. “En el colegio, los niños se ponían a jugar a la pelota y yo me ponía a retransmitir el partido. No tenía otras inquietudes”. Entonces lo que escuchaba a diario eran las emisiones de Radio Jerez y Radio Popular. “Recuerdo a Pepe Marín, a Manolo Yélamo, que era muy comunicativo. Para mí eran gente muy grande y siempre tuve la ilusión de trabajar en la radio”. Incluso organizó un sorteo, y con el dinero que ganó se fue a Suinve, en Jerez, a comprarse su primera grabadora, que le costó 4.500 pesetas.
P. Esa ilusión se materializó definitivamente en 1982. ¿Cómo se gestó la creación de Radio Arcos?
R. Todo se gestó muy lento, aunque siempre de la mano de Antonio Barea, que era disc jockey en la discoteca Okapi. Yo le ayudaba y hacía concursos entre el público. De esa unión, junto con Francisco Beato Ruiz, que era el dueño de la discoteca, le animamos a que montara una emisora y ahí empezamos. Fue algo grandioso. Empezamos en la misma discoteca, en un localito pequeño que había. No hacíamos muchas horas, pero era empezar con la emisión y no paraba el teléfono, una llamada tras otra. Era otro tipo de radio. Muy musical. Se hacían concursos, pero era una radio muy cercana, de llamadas, que era lo que se llevaba en esos tiempos. Se daban algunas noticias, aunque a veces si eran noticias de alguna muerte, nos poníamos malos, porque no estábamos acostumbrados. Nos costó mucho trabajo y sacrificio comenzar.
P. Aquello era una labor todavía amateur. ¿Cuándo decidís que la radio pase a ser algo más profesional?
R. Nos iba muy bien, pero por algún motivo nos retiramos de Paco Beato y decidimos montar nuestra propia emisora: Arcos FM -retomaron el nombre de Radio Arcos cuando Beato cerró su emisora-. Alquilamos un local pequeño. Págabamos religiosamente. El material que teníamos era obsoleto y necesitábamos un préstamo, por lo que fuimos a la Caja de Ahorros y Pepe Galvín nos ayudó muchísimo. Tuve que avalar con mi vespino y nos dieron 300.000 pesetas para comprar el material. La gente ya nos conocía y la publicidad se vino con nosotros, y ya fue entonces cuando intervino el ayuntamiento, que nos ofreció un local, cuando Jesús Ruiz era el alcalde, y empezó a asumirla como algo propio, aunque la municipalización tardaría todavía en llegar hasta el año 1997. Entonces nos ayudaron mucho Juan Manuel Armario, Ildefonso Guerrero, Juan Ignacio López Escobar.
P. Fuisteis pioneros en la Sierra, pero también se trataba de una emisora pirata.
R. Sí. Recuerdo que por entonces existía Radio Lebrija, y fuimos a ver cómo funcionaba. Pero en la parte de la Sierra creo que fuimos los pioneros. A partir de entonces empezaron a surgir muchas más, también piratas. Cuando Antena 3 abrió su emisora en Arcos la gente pensó que iban a cerrarnos la nuestra, y hasta se celebró una manifestación para protestar contra el cierre. Era verdad que nos querían cerrar, pero no por Antena 3. Nos quitaban porque no teníamos permisos y era una época en la que había muchas emisoras ilegales. El Ayuntamiento intervino entonces y se comprometieron a que no íbamos a interferir en la señal de nadie, y porque además había un empeño por municipalizar la emisora. A raíz de eso nos dejaron seguir emitiendo, aunque todavía pasó casi una década hasta que Radio Arcos se convirtió en emisora municipal legalizada.
P. Los inicios también estuvieron marcados por las críticas al tipo de radio que se hacía. ¿Cómo se recibían?
R. Unas veces mejor y otras peor, pero nos gustaba tanto la radio y lo que estábamos haciendo que las críticas al final ni las escuchábamos. No podíamos hacerlo mejor porque no teníamos una preparación, pero cuando conectas con la gente se suple todo eso. Cometíamos fallos y al principio no teníamos miedo. Nunca lo tuvimos para entrevistar a uno y a otro, ni a llamar a quien fuera para conseguirla. A Manolo Escobar fui a buscarlo a Villamartín y allí le hice la entrevista. En aquellos tiempos eso era increíble para nosotros. O a Rocío Jurado, que fui a Faín para entrevistarla y estuve esperando cinco horas hasta que me atendió, y gracias a que llevaba una tarjeta firmada por Antonio Murciano pidiendo que me atendiera. Cuando me recibió lo primero que me dijo fue, “Manuel le voy a dar el premio a la insistencia”. En definitiva, fue nuestro afán de superación el que nos ayudó a seguir creciendo. Cuando te gusta algo, te supera.
P. ¿Qué ponía en tu DNI?
R. Ponía camarero, porque era mi anterior trabajo.
P. ¿Y con qué definición te hubieses identificado mejor: locutor de radio o comunicador?
R. Creo que comunicador.
Y en esa labor de comunicador hay un momento que marca un antes y un después en la carrera de Manolo Téllez. Tuvo lugar en 2007, cuando inició las emisiones del programa de entrevistas Nostalgias bajo la luna. “Ese programa surge después de varios problemas en la radio. Ana González Soto, que era la delegada de Personal, me pidió que me inventara algo que le gustara al público. Empezamos con un programa nocturno que se llemaba Cada noche sueño contigo, pero el título nunca me pareció el más idóneo. Un día con Curro Saborido, le comenté mi idea de programa de entrevistas. Me dijo: como es para hablar del pasado de las personas ponle Nostalgias, y como es de noche, bajo la luna. Nostalgias bajo la luna. Ahí quedó. Es un programa que al principio no sabes de qué va a ir, pero que a medida que avanza ves que es un recorrido vital por la trayectoria de una persona, desde que era pequeño hasta la actualidad, pasando por su familia, su trayectoria. Es un legado de 500 entrevistas de gente de Arcos”. Aunque le ha tenido que poner punto y final con la pena de no poder haberlo continuado durante el último año a causa de la pandemia.
Dentro de esos 500 programas hay algunos que se extienden hasta las 8 horas, como el dedicado a Antonio Murciano, o el de Manolo Zapata, de cinco horas, “pero es que cuando me sentaba con el invitado y empezaba a contar cosas no había fin. Si alguien sigue haciendo el programa en la radio, tiene el éxito asegurado”.
Además de Nostalgias, Téllez ha seguido durante los últimos años con su programa de música andaluza, que forma parte de la filosofía de Radio Arcos desde sus orígenes. “La música de nuestra tierra es lo que siempre se ha escuchado en Radio Arcos”. Incluso el nuevo director de la emisora le ha ofrecido que siga haciéndolo, pero ha decidido rechazar la oferta.
P.¿Qué consejos le has dado a José Antonio Panal, como nuevo director de la emisora?
R. Le he dicho que tiene que ser serio, que no se fíe de nadie, que escuche a las personas, porque así puede llegar muy lejos. La radio tendrá que modernizarse, utilizar más internet, pero todo dependerá del apoyo que tenga del Ayuntamiento.
P. ¿A qué alcaldes recuerdas con más cariño?
R. A Jesús Ruiz, Juan Manuel Armario e Isidoro Gambín. Pero a los políticos les diría que tienen que tener en cuenta que su carrera como político va a acabar, que procuren tratar al pueblo bien, que lo quieran, porque la carrera política es la más corta que hay.
La suya en la radio ha durado casi cuarenta años. Ahora renuncia a las ondas, pero no a seguir de cerca el latido de su pueblo.
El papel de los medios locales en la modernización de la ciudad
En Arcos, después de la radio -tanto Radio Arcos como Antena 3-, llegaría un primer intento de la televisión -retomado a partir de 2000 por la que ahora es 7 TV Sierra- y la prensa, de la mano de Arcos Información -actualmente Viva Arcos-. Los tres medios siguen en. Como apunta Manolo Téllez, “los medios han contribuido a la modernización del pueblo. El periódico y la tele ha hecho una labor enorme también. Ahí está su historia. Una ciudad necesita los medios, son muy importantes para la vida de una ciudad”.