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Cádiz

Colectivos LGTBI+ de la ciudad alertan del incremento de delitos de odio homófobo

Hablamos con varios activistas y organizaciones que luchan por los derechos del colectivo LTGBI+ a raíz del último asesinato con tintes homófobos en A Coruña

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  • LGTBI. -

El pasado junio se celebraba el mes del Orgullo, un mes que terminaba con la noticia del asesinato homófobo de Samuel Luiz a manos de un grupo de jóvenes en La Coruña y en los medios de comunicación se planteaba la duda sobre si realmente se trató de violencia homófoba. Este tipo de sucesos evidencian la labor y el recorrido que aún queda por hacer con respecto a un colectivo que sigue sufriendo la opresión y el miedo social, como es el colectivo LGTBI+. Tras el asesinato del joven coruñés, la ciudad de Cádiz se volcó y tuvieron lugar unas manifestaciones solicitando justicia para Samuel.

Según los datos aportados por el ministerio de interior en su Informe de la Evolución de los Delitos de Odio en España, se han incrementado los casos de violencia por delitos de odio, ocupando unos de los primeros puestos los cometidos por razones de orientación sexual e identidad de género. A partir estas referencias, aunque su última actualización es del año 2019, y por hechos como lo sucedido con Samuel, es necesario dar voz al movimiento LGTBI+, conocer en primera persona las sensaciones y las realidades con las que conviven y las propuestas de visibilización y apoyo.

Para informarnos sobre la situación en la ciudad de Cádiz, así como el activismo en pos de la normalización y de acabar con la violencia y el odio hacia personas del colectivo LGTBI+, se ha contactado con varios activistas y organizaciones.


Existen formaciones, como por ejemplo, la Federación Arco Iris, un grupo que a nivel Andaluz trabaja por los Derechos Humanos de Lesbianas, Gays, Trans+, Bisexuales e Inter+. Desde hace unos años, el motivo principal de contacto con esta organización son situaciones que implican a una persona transexual. Por otro lado, profesores que se implican con el colectivo y quieren educar al alumnado en la convivencia y la aceptación con el tema para acabar con el rechazo y con la violencia. El tercer motivo es la discriminación directa. Gonzalo-Félix Jawara, presidente andaluz de la Federación, asegura que el número de llamadas que se reciben semanalmente por cuestiones de discriminación es preocupante.  Desde allí, se pretende abordar el tema desde la educación, la mediación, e incluso labores pedagógicas con los propios agresores.

Gonzalo-Félix Jawara nos deriva a hablar con Juana Luisa Sánchez, voluntaria de la Federación Arco Iris, asesora de Tránsito de niños y niñas trans. Lo primero que recalca Juana, aludiendo al aluvión de noticias abordando el asesinato de Samuel Luiz, es la necesidad de la existencia de organizaciones en pos de la diversidad. Según Juana, el debate que se ha abierto en torno a la naturaleza homófoba de este delito denota falta de orientación, de sensibilidad, de información y de formación, aunque los tiempos hayan cambiado y la evolución, afortunadamente, sea visible.

Cuando una persona se manifiesta como gay, lesbiana, bisexual o transexual, se expone a sentir que la sociedad te hace el favor de aceptarte. En estos casos, también existen situaciones de violencia simbólica cuando las personas con las que se relacionan pretenden coartar estas manifestaciones en público aunque afirmen que lo aceptan. En ocasiones, la persona afectada llega a plantearse estar haciendo las cosas realmente mal por el hecho de exponer su realidad y liberarse.

En Cádiz se llevan a cabo detalles que no dejan de ser pequeños para el camino que aún queda por recorrer pero que denotan solidaridad y acompañamiento, como los bancos con las banderas LGTBI+ que se encuentran en el Campo del Sur.

En su trato con familias que viven una situación de transexualidad, asegura que antes de recurrir a ella, las familias ya han tenido que hacer un proceso de aceptación y el contacto con la educadora facilita que el niño o la niña pueda iniciar su tránsito. Muchos niños viven frustrados porque, desde edades muy tempranas, su identidad de género no coincide con su sexo de asignación, es decir, el sexo asignado al nacer. Como asesora de Transito, Juana ayuda a los niños y las niñas transexuales a ser reconocidos según su identidad de género, acreditarse con la documentación pertinente, cartilla sanitaria y DNI. Por otro lado, el proceso también implica el cambio en la ropa, los juguetes o la apariencia física. Igual de importante en un proceso complejo como es el tránsito, Juana se dedica a formar en Educación Emocional y Sentimental, para que los niños y niñas transexuales sean capaces de gestionar sus emociones durante el proceso y en sus vidas.

Actualmente, todavía existen casos en los que por miedos y prejuicios o por cuestiones sociales y familiares, no se aborda la identificación de género en la infancia, que es cuando se manifiesta. En estos casos, la persona se ve obligada a aplazar el tránsito. Afortunadamente, como evidencia de esos avances que sí se han producido, la Ley del Menor determina que los servicios sociales pueden intervenir cuando un menor sufre descuidos o alteraciones físicas o psicológicas. En el caso de no abordar una identificación de género que no coincide con el sexo de asignación, se originan alteraciones psíquicas que se reflejan en el comportamiento cotidiano de los niños. En estos casos, los centros educativos pueden intervenir solicitando la mediación de los servicios sociales en beneficio del menor.

Otra fuente de información a la que se accede para realizar este reportaje es a Cuerpos Periféricos, una asociación sociocultural que guarda los Derechos Humanos de las personas LGTBI+ en Cádiz. La parte cultural se dedica a promover, desde la cultura, estos Derechos Humanos, ya sea a partir de obras de teatros, conferencias literarias, contenidos digitales  y otras actividades. La parte social se encarga de la atención a personas que padezcan soledad y tengan una situación económica precaria, personas con diversidad funcional o personas con VIH. El otro grupo encargado de la parte social se destina al acompañamiento de familias de menores transexuales.

Desde Cuerpos Periféricos, el profesor de Literatura y crítico cultural José García, habla del incremento del número de delitos de odio homófobos con posible origen en el discurso de odio de la ultraderecha y las estrategias políticas. El espacio público es el principal escenario de agresiones homófobas y, en la actualidad, tras la crisis sanitaria, hay personas pugnando por liberarlo de determinados grupos entre los que se encuentra el movimiento LGTBI+. Si bien es cierto que en Cádiz las agresiones en espacios públicos han desaparecido por completo desde que el Gobierno, en sus primeros años, aprobó el plan LGTBI+. El colectivo sigue sufriendo violencia simbólica como, por ejemplo, la intención de determinados grupos de retirar la bandera del balcón del ayuntamiento de la ciudad. Para José García, este gesto fue una forma simbólica de decir “queremos desalojaros de las Instituciones y de actividad pública”.

Cabe considerar, por otra parte, la crítica del profesor a los medios de comunicación por su actuación. José García asegura que, si bien es cierto que estos se tiñen de los colores de la bandera LGTBI+ cuando llega el momento, es una actuación oportunista que de nada sirve si la implicación no se refleja en sus actos. No obstante, critica duramente el ejercicio de la prensa con respecto al asesinato de Samuel Luiz que ha conseguido despertar la duda en la sociedad sobre si realmente ha sido un asesinato homófobo o han sido otras las causas de odio que desembocaron en la muerte del joven. A su parecer, en este caso no caben las dudas. Asimismo, los medios de comunicación prefieren comunicar sobre cualquier otro tema antes que sobre el movimiento LGTBI+ en cuestión. En este orden de ideas, existe un reclamo hacia los medios de comunicación gaditanos para que se les de más voz, que se comunique desde su experiencia y sus sentimientos en primera persona.

En cualquier caso, Cádiz es una ciudad implicada y concienciada con esta realidad. Como prueba de ello, se dispone la primera sentencia que se resuelve en la ciudad, un delito de agresión verbal y difamación en el espacio virtual hacia un chico homosexual por parte de un familiar directo. Finalmente, se resuelve como un caso de violencia homófoba. Se puede decir que, dada la poca cantidad de casos que terminan favoreciendo a la víctima, Cádiz, en este sentido, es una ciudad pionera. La fiscalía, además de lo solicitado por la acusación particular, aplicó el agravante de parentesco. Finalmente, el agresor tuvo que cumplir un año y medio de condena.

La crisis del coronavirus también ha afectado al colectivo LGTBI+, siendo los más vulnerables los niños trans a consecuencia de tener que vivir el periodo de tránsito en el seno familiar, encerrados, y sin recibir la atención que necesitarían en los casos en los que las familias no aceptan la situación. Por otro lado, se está intentando tejer redes que relacionen a las personas mayores, otro grupo vulnerable por su edad, por las dificultades de adaptación, por situaciones de soledad o por la pérdida de habilidades físicas.

En el clima se está notando un distanciamiento de la aceptación. En determinados lugares de Europa se daba por hecho que el acceso a los Derechos Humanos de las personas LGTBI+ eran indiscutible. No obstante, se están desarrollando movimientos, muchos de ellos encabezados por grupos de extrema derecha, que están haciendo que esta consolidación se tambalee. Aunque la consigna de muchas de las personas sea que no hay que tener miedo, en muchos casos es inevitable tenerlo al enfrentarse a una sociedad a la que aún le queda un largo camino por recorrer.

Las personas vivimos en el lenguaje. En ciertos aspectos las etiquetas son necesarias para poder nombrar situaciones, hechos o, en este caso, grupos de personas. Lo que no se nombra no se investiga y lo que no se investiga no avanza. Por esta razón, manifestarse como gay, lesbiana, bisexual o transexual es importante para el colectivo. Este hecho se acentúa sobre todo en las personas transexuales, que dentro del propio colectivo son el grupo más vulnerable por las dificultades del proceso y del tránsito.

A pesar de la idea que reside en el imaginario colectivo de que las personas mayores son las más reticentes a la aceptación de una orientación sexual distinta a la tradicional, José García manifiesta que nunca ha recibido una falta de respeto por parte de personas mayores. Por el contrario, en muchas manifestaciones han encontrado grupos de personas de edad avanzadas apoyando el movimiento y mostrando su aceptación. Lo realmente grave es que los delitos de odio están aumentando mayormente entre la juventud. Por lo que se hace más que evidente que la violencia homófoba es una realidad.

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