Nos encontramos en plena recta final de la competición de esta extraña edición del Festival de Cannes y, aunque se han visto muchas películas con un estimable nivel y un gran número de estrellas ha brillado en su mítica alfombra roja, no podemos dejar de pensar en las anomalías que conlleva la celebración de un evento de estas características con las actuales condiciones de pandemia que sacuden al mundo entero y en el espejismo de una deseada normalidad que no acaba de llegar.
Entre las películas que se vieron en la jornada de ayer hay que mencionar, Red Rocket, de Sean Baker, director que tras la triste y desesperada The Florida Project, debuta en la competición del Festival con un retrato despiadado de la América profunda y hortera, en un tono de comedia negra desmadrada. Narra la historia de un actor porno que regresa arruinado de Los Ángeles a su ciudad natal en Texas. SimonRex, un antiguo actor de cine X, interpreta con una cierta dosis de humor un personaje complejo, enfrentado a la soledad y la miseria, a quien no le queda más remedio que volver a luchar contra sus propios demonios en su búsqueda de un nuevo comienzo.
A FeleségemTörténete (The Story of My Wife), de Ildiko Enyedi, una sólida película de época, que cuenta la historia de un capitán de carguero, ascendido a capitán de crucero de lujo, que se casa por una apuesta con una elegante y misteriosa mujer. Pronto los celos comenzarána dificultar su vida en alta mar. Ambientada en el París de la Belle Epoque y en los distintos puertos en los que el protagonista hace escala y estructurada en siete capítulos se trata de una producción ambiciosa, bien filmada y elegante, pero cuya frialdad y largo metraje juegan en contra de su disfrute. Buenas interpretaciones de Lea Seydoux, GijsNaber y un tenebroso Louis Garrel.
Les Olympiades, Paris 13ème, de Jacques Audiard, en su quinta participación en la competición del Festival, presenta las historias cruzadas de un grupo de jóvenes, que nos hablan de soledad, de amistad, de relaciones sentimentales efímeras y de una juventud muy bien preparada pero obligada a realizar trabajos precarios. Elegantemente filmada en blanco y negro, con un guion muy inteligente y elaborado, bien interpretada por actores y actrices desconocidos para el gran público y con una excelente banda sonora, se trata de una película muy diferente al cine francés habitualmente presentado en el Festival.
Cuando ya quedan muy pocas películas por ver, esperemos que el Jurado, presidido por el gran Spike Lee tome sus decisiones y nos ofrezca un Palmarés acertado.