Caminan de casa en casa, cualquier día, a cualquier hora. Son esenciales para miles de personas que dependen de ellas. Algunas veces son una ventana al exterior para nuestros mayores, los que ya no pueden permitirse bajar a la calle por problemas de salud. Otras son el respiro de aquellos padres y madres que no pueden estirar más sus brazos para cubrir todas las necesidades de sus hijos. Y aunque están a la vista de todos, parecen ser invisibles para las administraciones.
“El servicio de ayuda a domicilio está realmente machacado. Es invisible de cara a la sociedad”, confiesa Rocío Rodríguez, trabajadora de este servicio. El sector se enfrenta a la precariedad, con jornadas parciales que en muchas ocasiones se extienden a lo largo del día fragmentándolo al completo. “Con estos turnos es complicado buscar una alternativa laboral para poder completar esas jornadas y tener un sueldo digno”, nos cuenta.
En Andalucía son más de 54.000 personas, en su mayoría mujeres, las que se dedican a la ayuda a domicilio y la dependencia. Sin embargo siguen trabajando en unas condiciones pésimas y estancadas. Piden el desbloqueo del Convenio de la Dependencia y por ello este martes, trabajadores y trabajadoras junto a representantes de CCOO, protagonizaron la segunda jornada de protestas en todo el país. Cádiz también fue partícipe de estas demandas para exigir a las patronales estatales que se sienten a negociar, ya que este convenio lleva bloqueado desde 2018. La concentración tuvo lugar ante la Delegación de la Junta de Andalucía, en la plaza de Asdrúbal.
No cabe duda de que son un pilar en la sociedad, pero aun así “la más escondida”. Rocío relata que trabajan con “un grado de estrés tremendo”, ya que en la mayoría de los casos no está reconocido el tiempo de traslado entre domicilios. Con esto “se le está quitando tiempo a los trabajadores y se le está quitando tiempo los usuarios”.
Estas trabajadoras solicitan tanto a la patronal como al Gobierno que “nos den visibilidad”. Rodríguez recuerda que trabajan dentro de un hogar, “en su intimidad”, intentado que los usuarios estén atendidos “lo mejor posible”. Lamenta la “degradación” que sufre este servicio al quedar relegado a las tareas de limpieza doméstica. Porque “somos mucho más que unas batas blancas”, reivindica. Y es que estas trabajadoras aportan seguridad, ayudan con la medicación a las personas mayores e incluso con su nutrición. “En muchos casos nos encontramos con situaciones realmente escandalosas y tenemos que, de alguna forma, reconducir esa situación”.
“Somos trabajadoras que sentimos un amor especial por personas que tienen grados de dependencia diferentes. No hablamos solamente de tercera edad, estamos hablando también de niños, adolescentes y adultos. Nuestro campo de trabajo es muy amplio; demasiado amplio para estar tan ocultas”, añade Rocío.
“Necesitamos una ratio adecuada para un trato digno a los mayores, que haya personal suficiente para que los usuarios de las residencias y en sus casas con ayuda a domicilio se les trate como personas y no como máquinas”, argumentaba Antonio Aroca, secretario general de CCOO-Sanidad. Cabe recordar que las ratios en las residencias de ancianos se mantienen igual desde 1997, mucho antes de que se aprobara la Ley de Dependencia.
De otro lado, Juan Benítez, secretario general SP Hábitat-CCOO Cádiz, apunta que “estamos reivindicando un convenio digno, pero no sólo estamos hablando de subida salarial, sino también de un convenio que recoja la mejora de la prevención de riesgos laborales, que se elimine de una vez por todas la alta tasa de parcialidad que existe y también que haya un mínimo de conciliación laboral/familiar para estas trabajadoras”.
Desde la organización han asegurado que continuarán con las movilizaciones hasta que se produzca un desbloqueo cada vez más necesario para los trabajadores de este sector.