Hay quien dice: lo poco agrada, y lo mucho cansa; otros prefieren lo poco agrada, y lo mucho empalaga, sea cual fuere la fórmula elegida, ésta se refiere al justo término medio -acuñado por Aristóteles- en el que reposa la virtud. En estos días, estamos viviendo (sufriendo en algún caso) una pandemia informativa por esta calamidad.
Los medios de comunicación asumieron su responsabilidad social, y dieron un paso adelante, de inmediato, al declararse el Estado de Alarma. Por ello, los periodistas también merecen el aplauso que están recibiendo otros colectivos, situados en la trinchera contra el virus. En un momento de máximos históricos de consumo de televisión -aunque en los últimos días esté bajando la audiencia- es cierto que se está produciendo una saturación informativa, una sobreexposición sobre la que deberíamos reflexionar.
El ciudadano quiere, necesita estar informado en un asunto sin precedentes, pero hay que establecer un límite. ¿Cuál? No lo sé. Aquel en el que se sitúe la barrera entre la información con rigor y la reiteración sin fin. En el caso de las televisiones, esa sobreexposición está en parámetros máximos. En ellas, hay una mezcolanza entre responsabilidad social y lucha por la audiencia.
Durante los primeros días, los ciudadanos, sobrecogidos, devoraban toda información con respecto a la tragedia. El resultado fue un consumo televisivo disparado. Sin embargo, es el momento de ofrecer, a quien no tiene televisión de pago, otros contenidos de entretenimiento para que el terrible claustro sea llevadero.
Unas de las televisiones (no fue la única) que, de inmediato, cambió sus parrillas para compaginar información, análisis y entretenimiento fue 7TV Andalucía, que modificó su programación habitual, condicionada sobremanera por las circunstancias que vivimos. Así, alterna información, análisis y comparecencias en directo de responsables técnicos y políticos de las administraciones central y autonómica, con contenidos de entretenimiento. Es una fórmula. Hay más. Es el momento de pensar en informar, por supuesto, ¡ante todo! pero también en la higiene mental de los ciudadanos en un triste, muy triste momento.
