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Desamor

En cualquier caso, lo cierto es que siempre se abre una nueva puerta después de la etapa de desamor

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  • Pedro Cardeñosa.
  • Es el momento de recuperar a los amigos/as, que suelen olvidarse en fases anteriores
En este mundo finito, casi todo tiene un principio y un fin; y no iba a ser menos en el amor. El desamor acecha tras la rutina de una relación no consolidada. Pero por muy doloroso que sea perder a la persona que se ama, es un fenómeno normal con una evolución y unas fases definidas.

Se produce un período denominado de duelo, muy similar al que se da cuando fallece un ser querido; en el cual uno tiene que adaptarse a vivir y a ser feliz de nuevo sin la persona que amaba.

La primera crisis suele ser la más aguda, porque la persona todavía no ha desarrollado las técnicas necesarias para hacer frente a la situación.

Aunque puede haber diferencias personales, este período pasa por tres fases: la primera, que es la más cercana a la ruptura, se vive con gran tristeza, llegándose a culpar uno mismo por lo que cree que podría haber hecho y no hizo; es la etapa denominada masoquista.

En la segunda fase empiezan a surgir rencores y entonces es el otro el que vemos como culpable único. En ninguna de estas dos fases, que a veces se alternan, se ve la realidad tal y como es. Con el paso del tiempo las emociones se moderan y aparece una visión más objetiva, llegando a entender los motivos de la ruptura. La persona se va sintiendo cada vez más independiente, menos triste; hay menos resentimiento y se van encontrando nuevas formas de disfrutar.

Es el momento de recuperar a los amigos/as, que suelen olvidarse en las fases anteriores; de volver a las aficiones o de crearse otras nuevas. Poco a poco la herida se va cerrando y se empieza a recuperar la confianza en uno mismo, abriéndose a nuevas relaciones.

Hay personas que necesitan enamorarse continuamente y cuando lo han conseguido, pierden el interés. Hay una búsqueda constante de ser querido o de reconocimiento social.

Otras personas buscan inmediatamente alguien a quien volver a idealizar. No se puede soportar la idea de estar solo/a, necesitan a alguien para que continuamente les apoye, tienen miedo a no saber qué hacer por ellos/as mismos/as.

En cualquier caso, lo cierto es que siempre se abre una nueva puerta después del desamor.

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