Un trámite que esperan que la justicia acelere “ahora más que nunca” puesto que Francis Vázquez recuerda que “yo todavía me puedo permitir vivir en casa de mis padres, pero son muchas las familias que continúan pagando un alquiler que no pueden asumir o residen hacinados en casa de sus familiares”, recordando además casos como el de Francisco José Acosa que dejó su trabajo en Lanzarote porque ya le iban a entregar el piso y, desde entonces, ya han pasado más de 19 meses. Ahora, este padre de familia sigue sin hogar, por lo que él y su mujer tienen que dormir en una cama de 90 centímetros en casa de un familiar, en el que también reside su hijo.
Para que situaciones como ésta no se vuelvan a producir, la Plataforma de Vecinos Residencial Vistalegre enviará sendos escritos a la promotora así como a las empresas afectadas para intentar resolver esta problemática cuanto antes. Los vecinos también pedirán la indemnización “por daños y perjuicios por todo lo que hemos sufrido” puesto que muchas personas han padecido dolencias fruto del estrés y la tensión, otras han perdido parte del dinero invertido en su vivienda (no les conceden la hipoteca al estar ahora en paro) o se lo han gastado en el alquiler. Incluso son numerosas las parejas que se han tenido que ir a vivir a casa de sus padres o suegros, conviviendo además con los muebles que compraron para estrenar hace casi dos años. Este último hecho ha propiciado que madres de familia como Maribel Romero tengan “hasta un frigorífico en medio del salón” por no tener dónde meterlo.
Por ello, la Plataforma, que se creó tras la quiebra de Promociones Fabicon SL, seguirá “unida” para luchar por los derechos de las 84 familias que depositaron todos sus sueños en unos ladrillos (con algunos desperfectos) que, desde el pasado miércoles, ya disfrutan un total de 22 personas que han sido las primeras en firmar las escrituras, mientras que los pisos restantes ‘libres de cargas’ se irán entregando de forma paulatina, según explicaron ayer unos vecinos que mostraron “felices” sus viviendas (sin agua ni luz todavía) aunque, eso sí, con un cierto sabor “agridulce”...