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El cachorro de lince se adapta poco a poco al biberón

La madre está perfectamente, como si no hubiera parido la noche del miércoles

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  • Finales de marzo de 2001. Esperanza, una hembra de lince de una camada de tres cachorros de Doñana es encontrada por el equipo de Miguel Delibes muy debilitada y fría. Es recogida ante el peligro de muerte inminente y, tras debatirlo, se decide su en
  • Está siendo despertado cada tres horas para que reciba una toma
  • Permanecerá con los ojos cerrados hasta dentro de unas dos semanas
La evolución del cachorro de lince que nació de Artemisa la noche del pasado miércoles es, hasta el momento de redactar esta información, favorable.

La cría, que como todos los felinos nació con su pelo y los ojos cerrados, sigue en ese periodo crítico que lo constituyen los cuatro o cinco días inmediatamente posteriores al parto, siendo vigilada de manera permanente por personal del Zoo. El animal permanecerá sin ver el mundo que le rodea un par de semanas, momento en el que abrirá lo ojos.

En estas primeras horas de vida está recibiendo tomas de biberón (es una leche especial para felinos) cada tres horas aproximadamente, lo que mantuvo ocupado y especialmente despierto la noche del jueves al veterinario Luis Flores, que ha sido su primer ‘padre adoptivo’ en estos días al ser la persona de guardia esa noche.
El cachorro admite aceptablemente bien la tetina del biberón, lo que, sin duda, es un paso importante, dado que lo que espera cada vez que quiere mamar no es un pezón de latex, sino el de su madre, diferencia que obviamente debe notar.

Con todo, está tomando la leche suficiente como para que no exista preocupación por este particular por parte de sus ciudadores, los técnicos del Zoo de Jerez que tienen sobrada experiencia en la cría de cachorros de lince, comenzando por la de Esperanza, la primera que llegó, casi de manera imprevista, un 20 de febrero del año 2001, cuando el plan de cría en cautividad era sólo un proyecto en la mente de muchos técnicos y algunos responsables políticos.

El personal del Zoo que lo atiende confía en que siga evolucionando de forma tan positiva como lo hacen en estos días otros dos cachorros que también están siendo criados a mano en El Acebuche, en Doñana.

Artemisa, como si nada

Y mientras este cachorro superviviente de la camada de dos de Artemisa sale adelante, su madre sigue su vida en el Zoo como si nada hubiese pasado.

Los responsables del Plan de Cría esperan que esta sea una experiencia que, como ha sucedido otras veces en el referido plan, una vez superado el primer parto, en el que puede ser normal que las hembras rechacen a la camada, en las siguientes se comporten ‘responsablemente’ y cuiden a sus cachorros.

Con el nacimiento de esta cría no se da por cerrada la temporada de este año, ya que queda aún una posibilidad de parto. Se trata de Caña y Dátil una pareja en la que ambos están afectados por la enfermedad renal crónica, que copularon muy tardíamente y de la que no se sabe nada respecto a una posible gestación, ya que las heces fueron enviadas a Berlín el martes y hasta la semana que viene no habrá resultados.

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