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El Loco de la salina

Las listas del manicomio

Y ya tengo pensado el equipo, que daré a conoceral público en general un día de estos

Publicado: 30/04/2023 ·
18:42
· Actualizado: 30/04/2023 · 18:49
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Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Por si no lo sabía, tenemos elecciones en el manicomio a final de este mes. Por eso nos hemos reunido unos cuantos locos y hemos decidido participar en ellas para arreglar un montón de cosas que alguien tendrá que arreglar aquí, empezando por los postres y terminando por los entrantes, que por cierto entran pero no salen. Lo primero que hemos hecho es la lista de candidatos, porque sin listas y sin listos el tema no funciona. Yo voy a ir el primero, que para eso llevo aquí la tira de años y nadie por muy tonto que sea me lo va a discutir. No vamos a tener primarias, porque ya tuvimos una no hace mucho tiempo y estamos escarmentados; hubo silletazos para dar y regalar. Todo porque los listos quieren ir en los primeros puestos de la lista, y desde luego tienen claro que, si hay que apuñalar, se apuñala. El caso es que para los listos es imprescindible estar siempre arribita para salir votado con uve. Se sabe que lucharán contra viento y marea para no bajarse de ahí y vivir eternamente, si es posible, de la profesión política. En mi lista no quiero listos; de hecho no hará falta tener estudios ni estar preparados; es más, preferible sin estudios, porque así los puedo manejar con más facilidad. Visto el panorama, democráticamente he decidido yo solito ser el que encabece la lista. Y ya tengo pensado el equipo, que daré a conoceral público en general un día de estos.

Debo decirle que en mi equipo encontrará usted total paridad, es decir, que, aunque algunos y algunas no valen ni para hacer puñetas, voy a llevarlos y llevarlas porque me voy a hartar de decir compañeros y compañeras y a ver de qué estamos hablando. Ya sé que es un coñazo tener que decir, cada vez que uno habla, eso de amigos y amigas, niños y niñas, miembros y miembras, pero así la gente se entera de que no somos partidarios de meter en el mismo saco a los tontos y a las tontas, y además ampliamos la posibilidad de que nos voten los tontos y las tontas a partes iguales.

Ya hemos hablado de presentar un extenso programa, pero digo yo que para qué, si al final vamos a hacer lo que nos venga en ganas. Mi vecino del cuarto, Napoleón, se ha empeñado en hacer un programa a todo color, y tengo que reconocer que se lo he echado veinte veces para atrás por prometer muy poquitas cosas. Hay que estar loco como está él para no prometer el oro y el moro.¿No se da cuenta de que eso es gratis? Siempre habrá quien se lo crea. Al final lo vamos a prometer todo, absolutamente todo, a ver si así los imbéciles, que abundan en el manicomio, nos votan. Incluso hemos prometido que vamos a dejar abierta la puerta del manicomio por si algún loco quiere escaparse. Los más inocentes se lo tragarán, y, cuando se encuentren después de las elecciones las puertas del manicomio más cerradas que la defensa del Cádiz, protestarán. Pero ya es demasiado tarde. Y a nosotros qué nos puede importar, si ya estamos en el sitio cuatro añitos más y a ver quién se va a acordar de la poca vergüenza que tuvimos por prometer y no cumplir. Decía Quevedo: “Nadie ofrece tanto como el que no piensa cumplir”. Ese es mi caso.

Bueno, ya diré más adelante los nombres de los que van conmigo. No los digo ahora, porque pudieran coincidir con los de muchos que están ahí fuera. Es lo más seguro.
    


 

 

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