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Dos panaderos salen ilesos tras el derrumbe de un edificio

El hundimiento de la cubierta provoca la caída en cascada de dos plantas sobre el bajo. Desalojados los vecinos de pisos anexos que podrán volver el próximo lunes o martes

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  • Estado en que quedó el pretil tras el derrumbe en cascada del interior del edificio. -
  • Los escombros y cascotes bloquearon la puerta de salida a la calle desde la zona de las amasadoras
La calle Santa María, entre Placilla y San Juan, en pleno casco histórico de El Puerto y muy cerca del Mercado de Abastos, se vio sacudida poco antes de las nueve de la mañana de ayer por el estruendo y la gran nube de polvo que provocó el derrumbe accidental del número 4, un edificio de tres plantas (dos más bajo) que no causó heridos y sí cuantiosos daños materiales.
El susto mayúsculo se lo llevaron dos trabajadores de la Panadería Santa María, ubicada en la planta baja del edificio siniestrado, y que fueron los que dieron aviso a los bomberos al quedarse atrapados sin poder salir por los escombros que se encontraban bloqueando la puerta de acceso a la zona de las amasadoras. Se libraron de lo peor al encontrase en ese momento trabajando en un lugar que no sufrió el efecto de la caída de los cascotes. Los panaderos se marcharon rápidamente tras lograr salir del establecimiento una vez desbloqueada la puerta por los bomberos.
Mientras, en la calle dos jóvenes que se dirigían al colegio se vieron cubiertas por el polvo y la arena, según relata una de los vecinas que les preguntó si les había ocurrido algo al sobresaltarse por el ruido y salir al balcón para ver qué pasaba.
Al poco de producirse el derrumbe, agentes de la Policía Local y Nacional, y los bomberos acudían al lugar del suceso y acordonaban la zona, procediendo al desalojo de los vecinos de los pisos anexos ante el peligro existente. Desde ese momento, la calle, habitualmente tranquila, comenzó a llenarse de curiosos y después de medios de comunicación. Los vecinos desalojados pudieron entrar en sus viviendas a recoger algunos enseres.
El teniente de alcalde de Policía Local y Protección Civil del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, Carlos Montero, permaneció en la calle hasta que finalizaron los trabajos de saneado de urgencia y derrumbe del pretil afectado, realizados desde una grúa que llegó sobre las dos menos cuarto de la tarde. Los operarios actuaron según las indicaciones de dos técnicos de la Concejalía de Urbanismo.
Montero explicó poco después de los hechos que “el derrumbe se ha producido en forma de cascada, no ha provocado daños personales al no encontrarse nadie en ese momento en las viviendas que se encuentran habitadas, pero que en la hora del derrumbe estaban vacías”.
El responsable municipal de Protección Civil explicó que “comenzó derrumbándose el pretil de la terraza o azotea hundiéndose hacia el interior de la vivienda y cayendo sobre el techo de la segunda planta y éste sobre el primero y así consecutivamente. El forjado o pretil de la azotea era de hormigón, mientras que las vigas de las casas eran de madera”. Otras fuentes matizan que el derrumbe fue en primer lugar de la cubierta, lo que arrastró después al pretil de la azotea.
Según los vecinos, la casa tiene una antigüedad de 55 años desde que se realizó la última reforma, por la que las tres casas antiguas pasaron a integrar un solo edificio de pisos.
Los inquilinos se entrevistaron con el perito de la compañía de seguros del edificio poco antes de iniciarse el derribo del pretil que amenazaba con caerse. El perito les comunicó que, a falta de una decisión final, el seguro no cubre el derrumbe de la cubierta.

“Pensé que había explotado el gas de la panadería”

Cristina Velázquez , vecina del segundo B, uno de los pisos anexos a los siniestrados, se encontraba en su vivienda cuando ocurrió el derrumbe. “Oí un ruido muy grande y pensé que había explotado el gas de la panadería; subí a la azotea y vi un boquete impresionante”, manifestó tras lo ocurrido. No hay comunidad de vecinos, pero Velázquez hace las veces de presidente, comunicando a los vecinos las cuestiones que les afectan a todos. Tiene claro que lo ocurrido es consecuencia de que la vecina a la que se le ha hundido la cubierta “no ha realizado los arreglos que debía”.
Encarnación Rodríguez es otra de las vecinas desalojadas. También se sobresaltó al oir “un ruido muy grade” y al comprobar que la casa se le llenaba de polvo, “porque tenía la ventana abierta”. Rodríguez explica que “llamé al 112 y enseguida vinieron los policías y los bomberos”. Estos días los pasará en casa de su hija.

Los desalojados irán a casas de familiares

La concejal de Bienestar Social de El Puerto, Mariola Tocino, y una trabajadora social del área municipal se desplazaron hasta el lugar del derrumbe en la misma mañana de ayer para valorar ‘in situ’ la situación económica de las familias afectadas por si necesitaban ser realojadas.
La edil ha explicado que en el edificio siniestrado “hay nueve viviendas, de las que sólo seis se encuentran habitadas: cinco de ellas en régimen de propiedad y una en régimen de alquiler”.
Tocino ha señalado que las cinco familias propietarias “tienen recursos familiares y económicos para alojarse temporalmente con familiares”. La concejal puntualiza que “los vecinos podrán volver a sus viviendas en los próximos días, puesto que la zona de derrumbe no afecta a las viviendas de estas familias”. Así, asegura la responsable de Bienestar Social y también el concejal de Policía Local y Protección Civil, Carlos Montero, “el lunes o martes, según han informado los técnicos de Urbanismo, podrían regresar a sus casas, de las que ya han retirado los enseres esenciales para pasar estos días fuera de sus domicilios”.
Igualmente, indica la edil popular, “el que sí ha solicitado ayuda a los Servicios Sociales municipales es el inquilino que está en régimen de alquiler y que ha pedido ayuda para encontrar y pagar un nuevo alquiler”. La trabajadora social de la Concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de El Puerto está estudiando el perfil económico y la situación de esta persona para valorar sus necesidades y poder dar una solución al problema que tiene de alojamiento.

Urbanismo asegura que ya advirtió del “inminente peligro”

Desde el área de Urbanismo del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María se ha asegurado que se había dictado una orden de ejecución para que la propietaria del piso segundo D del número 4 de la calle Santa María, a la cual ayer se le hundió el forjado de la cubierta llevándose a continuación los forjados de las siguientes plantas inmediatamente inferiores, procediera a la reparación del mismo, “advirtiéndole que dichos deterioros podían provocar, como se ha demostrado, un inminente peligro para la finca”, se especifica en un comunicado emitido desde la Concejalía.
Urbanismo ha explicado que esta orden se le remite desde el Ayuntamiento de El Puerto el pasado 11 de mayo. Igualmente reseña que “a día de hoy todavía no se ha recibido en el Ayuntamiento ningún acuse de recibo de Correos”.
Igualmente se aclara en el comunicado que la propietaria de la vivienda es la que mediante un escrito se autodenuncia en Urbanismo, por considerar que las reparaciones la tiene que asumir la comunidad de propietarios y no ella.
El pasado 12 de abril, el inspector del Servicio de Disciplina Urbanística, según el departamento municipal, “emite un informe técnico donde recoge en primer lugar la situación del estado de dicha vivienda que relata la denuncia de la propietaria, que hace referencia a que se ha producido el desprendimiento del techo y de la bovedilla del dormitorio principal, presentando presumiblemente importantes riesgos de futuros desprendimientos en el resto de la vivienda y que dicha situación supone un alto riesgo de peligro contra la seguridad tanto de sus vecinos como la suya propia”.
Así, desde Urbanismo se insta a la propietaria a tomar las medidas necesarias para garantizar la seguridad del inmueble, en el plazo de 24 horas, puesto que se manifiesta que “existe un alto riesgo de peligro contra la seguridad de las personas, en aplicación del artículo 155 de la Ley 7/02 de 17 de diciembre, de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA) y la Ley 13/2005 de 11 de noviembre, de Medidas para la Vivienda Protegida y el Suelo”.
Además, en el escrito se le exigía que “una vez quitado el peligro debería acometer las obras de mantenimiento y conservación”.

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