Angina de pecho, insuficiencia cardíaca, arritmia, hipertensión arterial, cardiopatía coronaria, arteriopatía periférica, alteraciones de las válvulas del corazón, trombosis venosas, embolias pulmonares, infarto de miocardio e derrame cerebral, son algunas de las principales enfermedades cardiovasculares o ECVs.
Son desórdenes del corazón y los vasos sanguíneos, que pueden deteriorar y limitar la vida de una persona e incluso acabar con su existencia, al mermar sus capacidades físicas, neurológicas e intelectuales, cuando se produce una reducción u obstrucción del flujo de sangre debido a coágulos o lesiones en venas o arterias.
Las enfermedades cardiovasculares están relacionadas con la muerte de una de cada tres mujeres al año y son la primera causa de fallecimiento en la población femenina, por encima de cualquier tipo de cáncer, de acuerdo a los datos del Movimiento Corazón de Mujer, MCM (https://corazondemujer.org).
El 80% de los eventos cardiovasculares relacionados con dichas ECVs se podrían evitar si se actúa desde la prevención y se tienen en cuenta los factores de riesgo específicos que afectan a las mujeres, destacan.
El MCM, impulsado por la fundación SOLOmed, lo dirige la cardióloga Leticia Fernández-Friera, fundadora de ATRIA Clinic y se inspira en la iniciativa ‘Go Red for Women’ de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA), que ha logrado reducir en más de un 30% la mortalidad cardiovascular femenina en Estados Unidos, según explican.
“Las ECVs, incluidos los derrames cerebrales, se asocian al fallecimiento de una mujer cada seis minutos en Europa y cada 60 segundos en EE. UU., siendo la mortalidad en ellas un 20% mayor que en hombres”, explica la doctora Fernández-Friera.
“Las diferencias entre ambos sexos, en materia de enfermedades cardiovasculares, han sido ignoradas tradicionalmente. Aún falta reconocimiento de las particularidades y tratamientos de las ECVs en la mujer, que están poco representadas en los ensayos clínicos de investigación y tienen una mortalidad asociada a un primer infarto hasta un 20% mayor que los hombres”, puntualiza.
La doctora Fernández-Friera describe algunos de los principales factores de riesgo cardiovascular femenino, relacionados con el estilo de vida, la edad y distintos problemas de salud, para que la mujer pueda conocerlos, minimizarlos y prevenirlos mediante unos hábitos saludables y medidas concretas, que se recomiendan desde el MCM.
Factores de riesgo y recomendaciones preventivas.
1.- Diabetes.
Los niveles altos de azúcar en sangre pueden dañar los vasos sanguíneos. Debido a ello, las mujeres diabéticas pueden tener más riesgo de presión arterial alta, niveles altos de colesterol o triglicéridos e insuficiencia cardíaca.
Se recomienda reducir e incluso eliminar los azúcares y carbohidratos refinados de la dieta para controlar los niveles de azúcar sanguíneo y favorecer un correcto funcionamiento de los vasos sanguíneos. También se aconseja mejorar el control metabólico, reduciendo el exceso de peso y practicando ejercicio físico.
2.- Tabaquismo.
Las fumadoras tienen hasta un 25% más riesgo de sufrir una cardiopatía que los fumadores, según la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA).
El consumo de tabaco puede aumentar los niveles de triglicéridos, reducir el colesterol HDL (bueno), dañar las células de los vasos sanguíneos o estrecharlos, aumentar la presión arterial e incrementar el riesgo de coágulos o trombos.
Se recomienda eliminar el hábito del tabaco, ya que cuando una persona deja de fumar, su riesgo de padecer cardiopatías y derrames cerebrales puede reducirse a la mitad en un año y seguir disminuyendo después, hasta ser tan bajo como el de una persona no fumadora.
3.- Obesidad.
El exceso de peso aumenta la posibilidad de sufrir una dolencia cardiovascular; es en sí mismo, un factor de riesgo mayor de enfermedad coronaria, insuficiencia cardiaca, fibrilación auricular, arritmias ventriculares y muerte súbita; y además es un factor causal de hipertensión o diabetes mellitus tipo 2. La pérdida de peso hará disminuir el riesgo de cardiopatía.
Es recomendable seguir unos hábitos de alimentación como: elegir establecimientos con comidas saludables cuando se come fuera de casa; servirse raciones pequeñas; comer despacio, cocinar los alimentos al horno, asados o hervidos; y leer bien los etiquetados de los comestibles para reducir el consumo de grasas saturadas y azúcares, además de beber una buena cantidad de agua.
4.- Sedentarismo.
La falta de actividad física conlleva distintos riesgos para la salud y para las enfermedades cardiovasculares, incrementando las posibilidades de coágulos, hipertensión arterial, ataques al corazón, derrames cerebrales y otros problemas cardíacos.
Se recomienda el ejercicio físico, dado que, por cada hora de una actividad que requiera mover el cuerpo para quemar calorías, realizada de forma habitual, se aumenta la esperanza de vida; y con 30 minutos de ejercicio diario, se contribuye a tener un corazón sano.
Una mayor actividad física regular, de moderada a intensa, permite controlar la principal causa de muerte en la mujer, al reducir el riesgo de cardiopatía en un 30-40% y el de derrame cerebral en un 25%.
5.- Dislipemia.
La acumulación de colesterol LDL (malo) y triglicéridos en la sangre hace aumentar los depósitos grasos en las arterias y el riesgo de bloqueos.
La mejor manera de reducir el colesterol es disminuir la ingesta de grasas saturadas y grasas ‘trans’.
La AHA recomienda limitar las grasas saturadas a menos del 6% de las calorías diarias ingeridas, incluyendo la carne roja, los productos lácteos elaborados con leche entera, los alimentos fritos y las bebidas azucaradas.
Por otra parte, aconseja aumentar el consumo de frutas, verduras, aves, pescado y frutos secos, entre otros.
6.- Hipertensión (HTA).
Circunstancias como el embarazo, los anticonceptivos o los cambios en el cuerpo de la mujer cercana a la menopausia, pueden tener un impacto en su hipertensión arterial. Además, el riesgo será mayor si la mujer tiene sobrepeso o antecedentes familiares de hipertensión arterial.
Para reducir este factor de riesgo, se recomienda seguir un patrón de alimentación saludable, realizar actividad física diaria y mantener un peso saludable.
7.- Menopausia.
La bajada de estrógenos que sufre la mujer en esta etapa de la vida, puede incrementar el riesgo de enfermedad cardiovascular, ya que suelen aumentar los niveles de colesterol, así como la diabetes, la obesidad o la hipertensión.
Se recomienda mantener un estilo de vida saludable, dejar de fumar, evitar el consumo de alcohol y practicar ejercicio físico diario.
Otros factores de riesgo de cardiopatía femenina son las enfermedades autoinmunes, como por ejemplo el lupus; algunos tratamientos del cáncer de mama, como la radioterapia; y el embarazo pretérmino, cuando la mujer da a luz de forma prematura, concluye el Movimiento Corazón de Mujer.