De fútbol ya vamos bien despachados por ahora. Se acabó la Eurocopa para desgracia de los insaciables forofos, y los locos no paramos de imitar en el patio a Nico y a Lamine..., uno negrito y el otro marrón oscuro, que son los que les han calentado la cabeza a los defensas. Sin embargo, la locura hace que nos fijemos en otras muchas cosas de este circo de la pelota.
Lo que más nos encanta de todo lo que hemos visto en la Eurocopa es la impecable letra del himno español, sobre todo porque es muy fácil de aprender. Se repite
la la la la la… hasta que llega el
pon pon final. Es un himno que aventaja a todos los demás que hemos escuchado. Los demás himnos hablan de guerra, de problemas, de pamplinas históricas ya pasadas hace tiempo. Incluso el de Inglaterra suena para chillarle desde que comienza diciendo
Dios salve a nuestro gracioso Rey. Y Carlos tendrá muchas otras cualidades, pero lo que es gracia, poquita. Por cierto, cuando murió la eterna Reina Isabel II en septiembre de 2022,los guiris tuvieron que cambiar la letra y en vez de cantar
Dios salve a la Reina, salen con
Dios salve al Rey, porque es al Rey al que Dios tiene que salvar y trabajito le va a costar. Esos problemas no los tenemos con el himno español, en el que no hace falta cambiar ningún
la la la. El nuestro con sus
la la la … deja en el aire un extraño eco lleno de misterio. Nadie, ni siquiera
Cuarto Milenio, ha sido capaz de averiguar el contenido exacto de nuestra espeluznante letra.
Los españoles podemos aplicarle a nuestro himno cualquier idea que se nos ocurra, desde lo cara que está la vida hasta hay que ver la de palmeros que tiene este país. Simplemente consiste en vocalizar bien los
la la la… con esa
ele que se deja pronunciar perfectamente golpeando con la puntita de la lengua el techo carnoso que llevamos detrás de los dientes superiores. Es tan sencilla y llamativa la
ele (L
), que es la única y solitaria letra que llevan los coches de autoescuela en todo lo alto para atraer la atención y señalar a los conductores novatos. Y ¿qué decir de la
a? Incluso los más tiernos bebés, nada más aparecer por este mundo, la pronuncian sin haber hecho ningún curso de pronunciación. Dicen
mamá, papá, tata… con una facilidad que espanta.
Nuestro himno es tan fácil de cantar, que hasta los catalanes, aunque no quieren, sin embargo lo tararean sin dificultad. Además, no debemos olvidar que solamente con tres
la la la ganamos un festival de Eurovisión y lo cantaba toda Europa sin necesidad de ninguna traducción. Por si faltaba poco, nuestro himno recoge con habilidad la nota
la del diapasón, para que nadie desentone. Ahora los defensores más atontados de la igualdad quieren que, en lugar de
la, cantemos
lo, y los más tontos del todo ya están metiendo el
le; incluso los que ya no tienen remedio quieren cantar
l@, pero no saben cómo hacerlo, porque lo de arroba no encaja bien.
Sin embargo, ayer le dieron el alta en el manicomio a uno de mis amigos, dicen que por estar ya en sus cabales. Y es que asegura que somos unos mamarrachos y que es una vergüenza que el himno español no tenga una letra en condiciones como todos los demás equipos, y además porque es un ladrillo lamentable (palabras que también comienzan por
la-).
Y yo, por estar orgulloso de nuestra sencilla letra, me tienen aquí encerrado. ¿No es para volverse loco?