"La UFAM me ha salvado la vida" nos cuenta en exclusiva una mujer, a la que mantendremos en el anonimato, para iniciar la narración de su caso particular de violencia de género que contó con hasta dos tentativas de suicidio. La UFAM (Unidades de Atención a la Familia y Mujer) es una unidad de la Policía Nacional especializada en violencia de género, doméstica y sexual. Esta mujer interpuso su primera denuncia a la que era su pareja, y padre de su hija, por 2021 mientras ambos residían en un municipio de la provincia de Cádiz. Esta chica, ante la desesperación de la lentitud y el trato judicial, decidió con la colaboración de su familia acudir la Policía, quienes le derivaron a Mujeres ante el mundo.
La primera denuncia interpuesta a su expareja en 2021 no fue fructífera y asegura que "volví con él" empujada por el riesgo que suponía dejar a su hija con él: "no me fiaba de que mi hija estuviera con él". El contexto desfavorable y desesperanzador generó un fuerte rechazo en esta víctima de violencia de género, quien no estaba preparada para afrontar esta situación como así se demostró en su incapacidad para continuar con las sesiones con la psicóloga de Mujeres ante el mundo. "Estaba incluso peor" recuerda al mencionar esa última oportunidad que le otorgó. Sin embargo, todo cambió el 24 de diciembre de 2021: "mi hija fue testigo de esos malos tratos". Este suceso tan traumático fue el punto de inflexión definitivo porque "fue lo que me hizo irme de allí" como cuenta esta víctima de violencia machista. Esta mujer fue agredida física y psicológicamente de forma continuada durante varios años hasta el punto de que su hijo atestiguara la crudeza de una realidad que se llevó a más de 40 mujeres en ese mismo año.
Esa agresión generó un fuerte impacto en esta víctima hasta el punto de confirmar que "yo en ese momento no veía, pero sabía que necesitaba ayuda". Es entonces cuando decide acudir directamente a la UFAM, donde encuentra a una heroína en su vida con aspecto de agente. Ante este caso de violencia doméstica, entendida como "la que ocurre dentro de la familia, como la violencia contra los menores por parte de sus padres, violencia de hijos a padres, violencia de la mujer contra el hombre, entre personas del mismo sexo (intragénero), contra las personas mayores y otras personas que convivan en el mismo domicilio", se interpuso una denuncia que es la que está en proceso judicial en estos momentos.
"Esa agente, la cual no se expondrá su nombre, me ayudó en todo momento" explica la víctima queriendo hacer énfasis en el papel crucial que jugó dentro de esta unidad de la Policía Nacional. "Ella me indicó los pasos que tenía que llevar porque en ese momento no quería denunciar, no podía" esclarece esta mujer ante el desapego y falto de resultados de la primera ocasión. La agente de la UFAM mantuvo un contacto directo con los familiares más cercanos de la víctima para tutorizar cada uno de los pasos que debían seguir en este proceso incluso "me llamaba cada dos por tres" o también cuenta aquella vez que "tuve problemas para llevar a mi niña al colegio y fue ella personalmente quien me acompañó". La labor de la Policía Nacional a través de la UFAM ha sido constante en su día a día puesto que "ha habido agentes vestidos de paisano acompañándome sin yo tener constancia de ello".
Su historia continuó con su traslado a una casa de acogida, donde el anonimato por mantenerla protegida a ella y su hija fueron la tónica predominante. Aún sin ser su caso, aún con un traslado, esta agente mantuvo el contacto, cosa que sigue haciendo en la actualidad, para velar por su seguridad. En la actualidad "estoy teniendo problemas porque el padre deja sola a la niña y ella ha estado ayudándome", a su vez, la víctima recalca que "quiero que se reconozca su vital papel en mi caso para hoy poder contar esta historia". La mujer insiste en que "la UFAM son los únicos que me han escuchado activamente porque en ocasiones lo que necesitas es que alguien te abrace y te acompañe".
La víctima recuerda que tras su primera denuncia, aún volviendo con el maltratador, volvió a Rota en busca del amparo de sus familiares. "Me he quedado tirada muchas noches en la calle, cuando él no quería abrirme" explicaba. Ahí se pone de manifiesto la importancia de estar arropada de un círculo que dé apoyo porque "cuando me ha dejado en la calle en mi pueblo voy a casa de mi madre".
La víctima confiesa que "igual pongo la denuncia ahora que me encuentro con más fuerza", además cuenta que su maltratador perdió la custodia de su hija tras la segunda denuncia que corresponde con aquel trágico 24 de diciembre. Esta segunda denuncia procede por parte de sus familiares cuando su hija, testigo de aquella atrocidad, cuenta lo sucedido. Este reclamo desde su familia fue inmediata y pasó a protección oficial de la Policía Nacional al ser declarada de alto riesgo. "Yo en ese momento no veía peligro alguno para mi hija, pensé que solo estaba yo en riesgo" cuenta, añadiendo que "en mi puesto de trabajo tuvieron que cambiarme los turnos para evitar cierres y aperturas sola ante mi situación". En ese momento no consideraba oportuno la necesidad de contar con escolta policial, ahora lo ve con otra perspectiva y agradece esa labor silenciosa de protección en todo momento.
La víctima dudó hasta último momento de hacer público su nombre, pero dadas las circunstancias, haber un proceso judicial en activo y la posibilidad de interponer una nueva denuncia ha tomado la decisión de mantener el anonimato. Sin embargo, ha querido recalcar la importancia de la UFAM y de esta agente concretamente porque le ha salvado la vida ante dos tentativas de suicidio.