La capilla ardiente se instaló a primeras horas de la tarde en el Tanatorio, que se convirtió en un ir y venir de familiares, compañeros y amigos de Moraíto. Las exequias por su eterno descanso tendrán lugar a mediodía de este jueves en la capilla de Cristo Resucitado -en el mismo Tanatorio-. Posteriormente, sus restos mortales serán trasladados al Cementerio de Nuestra Señora de la Merced.
Las banderas del Ayuntamiento ondean a media asta desde la mañana de este miércoles, pero sin duda alguna fue en el barrio de Santiago donde más se dejó sentir la muerte del vecino y artista. La práctica totalidad de los bares cerraron sus puertas en señal de luto, quedando para siempre en sus adentros los ecos de la sonanta y la voz inconfundible de Manuel.
Las reacciones a la desaparición de Moraíto no se hicieron esperar. No por esperado causó menor sorpresa general el fatal desenlace. La alcaldesa, María José García-Pelayo, destacó la “personalidad” y “peculiaridad” de Manuel Moreno.
La regidora lamentó “profundamente” el fallecimiento de un “grandísimo artista” que además era “admirado por derrochar un arte muy personal y peculiar”. García-Pelayo destacó el cariño que la ciudad entera profesaba a Moraíto, un artista que “ha llevado a gala” el nombre de Jerez “en todas sus actuaciones” y que, por ello, “deja una huella que será imposible de borrar”.
Por su parte, el presidente de la Diputación de Cádiz, José Loaiza, remitió un telegrama de condolencia a la familia del artista en nombre de la Corporación Provincial, así como al cantaor José Mercé, con quien formaba pareja artística. A este respecto, la Diputación recordó que Mercé es Hijo Predilecto de la Provincia.
La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía también expresó su pesar por el hecho luctuoso, considerando a Moraíto “una de las grandes figuras del toque de la segunda mitad del siglo XX”, así como “un andaluz ejemplar” que ha contribuido a la difusión del flamenco en los principales teatros de todo el mundo.
Para la directora del Instituto Andaluz del Flamenco, María de los Ángeles Carrasco, Moraíto era “un tocaor imprescindible en la historia del arte jondo”, por lo que “su muerte repentina ha supuesto una pérdida para la familia del flamenco”.
"Representaba la maestría del flamenco jerezano, pero al mismo tiempo nunca se negó a coquetear con otras músicas, desde el jazz a la canción de autor. Fue respetuoso con la tradición, pero nunca se sintió aprisionado por ella”, añadió Carrasco.
Heredero de la tradición tocaora jerezana de los Morao, desde que se subiera por primera vez a un escenario con apenas 11 años, Moraíto “ha sabido como nadie tocar para el cante, uno de los ejercicios más difíciles para el arte jondo”, y también ha dejado su impronta en numerosos trabajos en solitario.
“Fue también un virtuoso al que respetaban todos los virtuosos, que nos ha dado un legítimo heredero de su sabiduría en la figura de su hijo, Diego del Morao”, explicó la directora del Instituto Andaluz del Flamenco.
La figura de Manuel Moreno era muy reconocida en el ámbito flamenco. En 2010, el Ayuntamiento de Sevilla le hizo entrega del Giraldillo a la Maestría de la Bienal de Flamenco de Sevilla. De ahí que el alcalde de la capital hispalense, Juan Ignacio Zoido, también tuviera ayer palabras de recuerdo para el guitarrista jerezano, reconociendo que su desaparición supone “una pérdida importante para el mundo del flamenco y de la guitarra”, ya que el finado “ha demostrado siempre una gran compenetración entre la técnica y el arte y la intensidad musical”.
El Ayuntamiento hispalense recordó que Sevilla “ha tenido la suerte de disfrutar del arte de este gran guitarrista”, ya que participó en la XIV Bienal de Flamenco, celebrada en 2006, como artista invitado en el espectáculo del también desaparecido Fernando Terremoto. También participó en la XV Bienal, con La vida breve, con José Mercé, de quien era su guitarrista habitual, y en la XVI, en la gala inaugural, en Historias de Viva Voz, del cantaor catalán Miguel Poveda.
Una personalidad “irrepetible” dentro y fuera de los escenarios
Compañeros y amigos evocaron ayer la figura de Manuel Moreno. En algunos casos, la emoción impedía incluso articular palabras de recuerdo. Fue el caso de José Mercé, con quien mantenía una relación muy especial desde hace años que trascendía de lo meramente profesional. Mercé no tenía “palabras” para expresar sus sentimientos, mientras que Paco Cepero destacó su carácter “irrepetible”, definiéndole como el guitarrista “más flamenco de la historia”.
Para Cepero, la noticia supone “un mazazo muy gordo” que no esperaba porque “tenía la ilusión de que se iba a reponer” de su enfermedad. El también guitarrista recordó a Moraíto como un ser “entrañable” que se había ganado la “admiración” y el “cariño” de todo el mundo “como artista y como persona, ya que era un pedazo de pan”, resaltando sobre todo su “dulzura”.
Enrique de Melchor, otro de los grandes guitarristas andaluces, admitió que con la muerte de Manuel Moreno “se ha ido el ritmo”. “Moraíto no era un virtuoso de la guitarra, pero daba gusto escucharlo. Era todo sabor y ritmo”, explicó. El tocaor sevillano sintió “muchísimo” la muerte de su amigo, con quien hablaba todas las semanas desde hacía un año.
Manolo Sanlúcar consideró igualmente relevante la figura de Moraíto, tanto por personalidad como por identidad familiar. En este sentido, destacó la calidad humana de la familia “de los moraos”, con una identidad flamenca y personalidad “arrolladora”. En el mundo del flamenco “han dejado una huella que todos conocemos”, añadió. Sanlúcar reconoció estar “muy afectado” por la muerte del compañero y amigo, que tenía “una calidad humana poco corriente” y al que recuerda ahora “con el mayor cariño y respeto”.
La pérdida de Manuel Moreno también provocó la lógica consternación entre los aficionados. Ángel Morán, presidente de la peña Tío José de Paula, recordó que Moraíto “siempre se prestó” a colaborar con esa casa, en la que acompañó por primera vez a José Mercé.
“Tuvimos la suerte de reunirlos un día en la peña y aquello salió tan bien que José Mercé dijo entonces que ya no buscaba a otro guitarrista en toda España. Hemos perdido a uno de los mejores guitarristas de la historia”, sostuvo Ángel Morán.
Moraíto estaba en posesión de la insignia de oro de la peña Tío José de Paula, con quien siempre ha mantenido una extraordinaria relación. “Hacía un par de meses que no lo veía, porque no quería llevarme ese disgusto tan gordo”, confesó Morán.
En la mente de todos, su última actuación en el pasado Festival de Jerez, así como sus comparecencias, en el mes de enero, en Nimes y en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Cofrade de la Hermandad del Prendimiento, el pasado Miércoles Santo no pudo estar bajo las trabajaderas ni vestir la túnica nazarena debido a su delicado estado de salud.
Para el recuerdo quedan los últimos momentos del Señor del Prendimiento en la calle -ya en la madrugada del Jueves Santo-, cuando la cuadrilla de costaleros quiso que Moraíto se pusiera al frente del paso en una recogida que forma ya parte de la historia.