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Semanas de pasión

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Con todo organizado, se iniciaba esta pasada Semana de Pasión como debía: el viernes de Dolores. Era el día elegido para desayunar a los currelas y funcionatas del Ayuntamiento con el ERE que, sí o sí, piensa poner en marcha la Pelayo y cierra España. 390 tíos/as a la calle. Se trata del pago a cuenta que le exige su amigo Montoro para dejarse caer con otros tantos kilos de euros que dicen deber a proveedores de años pasados y que serán los bancos quienes se cobren, y a su salud. No hay más que hablar. Que una mayoría absoluta está pensada para eso: para no dejar hablar o para dejar sin habla, y para acallar bocas y hasta conciencias propias o ajenas. Nada que hablar. 400 familias a no vivir para que pueda vivir el Ayuntamiento. ¡Viva la Institución!, incapaz, por lo demás, de mantener servicios, de pagar la concesión de los autobuses urbanos, las políticas de Dependencia, la limpieza de los colegios, la luz de las pedanías, el agua pública y la televisión que fue de todos -según reza el falso eslogan de Onda Jerez- y cuyo usufructo perteneció de siempre al partido en el poder hasta que el PP ha decidido tomarla per seculam en propiedad, empresa gadita interpuesta, Teofila mediante.
Nadie que me conozca -y son muchos más de los que yo quisiera- podrá hacerme entre el denso cúmulo de aplaudidores que lo fueron de Pilar Sánchez, sus fastos y sus pompas; sino entre sus detractores. Afeé de la Sánchez que hace ahora unos años la ex alcaldesa diera en apadrinar un ERTE como fórmula para sacar adelante al Ayuntamiento. Y es que pienso que ni Ayuntamiento ni Estado pueden poner en peligro la vida de quienes de ellos dependen por salvaguardar la institución, por ser ésta una creación inútil si no es para hacer factible la vida de quienes a ella se acogen. Si esta es una máxima en cualquier momento, más en circunstancias como las actuales en las que la lucha contra el paro, trabajador por trabajador, familia por familia y casa por casa es y debe ser el único norte de las instituciones, de cada partido, de cada político, de cada trabajador y hasta de cada persona, so riesgo de ser traidor a sí mismo, a su función social, a la ciudad y a la propia Nación.
Le afeé a Pilar su tentativa, que no era sino un ERTE -Expediente de Regulación Temporal de Empleo-, y recuerdo que la actual alcaldesa, María José García Pelayo, aplaudió mi inaudito atrevimiento. Ahora es ella quien promueve no ya un ERTE, sino un ERE -Expediente de Regulación de Empleo- que no pretende sino poner de patitas en la calle y de por vida a 390 trabajadores.
Cómo cambian de opinión los políticos. Entre ésta Pelayo de hoy y la Pilar Sánchez de ayer hay apenas unos meses de diferencia: nada -según se vé- que las distinga en valía, nada que le otorgue a la actual mayor capacidad, ni inteligencia, ni mano izquierda -o derecha- que a su predecesora, nada que dé a los jerezanos mayor confianza en el presente y en el tiempo por venir que en el dejado atrás. Aquella disfrutó de mayoría absoluta y fue absolutamente incapaz de manejarse con ella. Ésta de hoy también disfruta de mayoría absoluta pero, como aquella, no tiene la verdad absoluta. Nadie la tiene. Asistimos a un ejercicio que parece perfectamente coordinado y al que no falta en sus últimos y más cercanos episodios intervenciones que, como aquellas que desde Unión Radio dirigiera el sedicioso Queipo de Llano -“que preparen las mujeres sus mantones negros...”-, dispensan a España recetas de “medicina amarga” que tomar por años, promueven la creación de más paro desde las instituciones a cambio de nuevos y mayores “pagos” a los bancos y ahora por las deudas contraídas con los pequeños proveedores, o legislan reformas laborales que -en palabras de su mentor, el propio Rajoy- habrán de aumentar el paro durante el presente año en otras 600.000 personas más. ¿Es este el mejor de los caminos? Mientras, el Ibex cae de los 7.600 y crece hasta los 400 puntos la prima de riesgo, por encima de la de Italia. Estamos donde nunca estuvimos... De largo, hemos mejorado la herencia...

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