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Besos y navajas

Era evidente el esfuerzo que se producía en el seno del PP, en el Foro que reunió a sus dirigentes en Madrid, por negar tensiones e incomprensiones...

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Era evidente el esfuerzo que se producía en el seno del PP, en el Foro que reunió a sus dirigentes en Madrid, por negar tensiones e incomprensiones. Ruiz Gallardón envió los más efusivos saludos a Aguirre, quien le había amenazado con los tribunales, y ésta le correspondió con igual efusividad y muestras de afecto. Pero nos tienen ya acostumbrados a sus besos y a sus navajas. Rajoy asistía al espectáculo que daban sus dos gallitos madrileños.
En El País, hoy es un veterano del PP, Álvaro Lapuerta, quien atribuye los seguimientos “a altos cargos del Gobierno de Aguirre”, y ella, a su vez, replica desde ABC que todo acabará en nada, y que es un montaje contra ella. Aguirre se remite a los tribunales: “Espero que la Justicia esclarezca el asunto”. Esperanza cree que la tormenta, también ésta, amaina, y que el tiempo juega a su favor... Y en la misma línea de defensa de la lideresa sigue manifestándose el diario El Mundo, donde el ex policía acusado del supuesto espionaje Marcos Peña proclama que todo es una falacia y un montaje contra la presidenta... Lo cierto y visible este sábado fue ese esfuerzo del PP de mostrar su unidad frente a las acusaciones de espionaje. Asegura la cronista de La Vanguardia que amplios sectores del PP piden a Rajoy las cabezas de Ignacio González y de Granados. Y no es menos obvio que los dirigentes del PP prefieren hacer coro conjunto y bien afinado contra Zapatero y sus tres millones largos de parados.

¿Se va haciendo la luz sobre estos episodios madrileños? Resulta evidente que Aguirre y sus acólitos González y Granados han acumulado altísimos niveles de hostilidad y muchos enemigos. También parece evidente la torpeza empleada con sus adversarios por estos poderosos elementos de la presidenta madrileña. ¿Dolores de Cospedal llegará a alguna conclusión, o dará carpetazo al asunto, en fechas tan cruciales como ante unas elecciones, en la que se juega, también, el liderazgo de Rajoy y el suyo propio? Parece evidente que Mariano no ha conseguido aplacar las ambiciones de sus segundos en Madrid. ¿Esta vez lo conseguirá, o verá que se le vuelven a burlar los dos amigos-enemigos íntimos, como tantas veces?

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