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Lo que nos espera si no se cortan

Son dos baenenses que han rodado un corto, reuniendo a un grupo de colegas y lanzándose a la aventura con respaldo público. Sus mundos son tan distintos, como su edad y hasta la forma de entender su vida cinematográfica.

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Aventuras probadas y realizadas, inquietudes cuando menos menguadas si no satisfechas. Mirando hacia atrás o hacia adelante. Hombre y mujer, administrativo y estudiante, mordaz y serena, drástico y dulce, sarcástico y soñadora. Miguel Angel Muñoz, el baenense, hace un año que logró editar su primer cortometraje. Casi ocho minutos. Inmaculada Herencia, la baenense, hace cerca de tres años que ganó el premio local del Concurso de Cortometrajes con una incipiente obra de un cuarto de hora de duración. A mediados de abril presentaba “Lo que nos espera”, once minutos de una historia de amor juvenil, envuelta en poesía de corte adulto.

Distinto


Así que si a estos dos incipientes cineastas les da por seguir su afición o vocación, según los casos, nos esperan muchos cortos.
 
El de Miguel Angel Muñoz, a quien muchos llaman cariñosa y hasta envidiosamente M.A.M., tiene el cine como una de las actividades de ocio al margen de su trabajo como administrativo. Su ópera prima, ese “Corten” que se prolongaba entre la angustia, la crítica,                    
 
La mentira, la realidad, la socarronería, la destreza, la infelicidad, el chascarrillo y lo esencialmente perturbador y cachondo, contó con la complicidad de los Pescador o La Espiral, Garou y Kosto N´Full, que prestaron su música para una variada banda sonora. A medio camino entre recuerdos de niño, futuro de persona madura y travesuras de adolescente, “Corten” se rebela contra varias cosas, entre ellas la impotencia que produce ese término cuando una escena no sale y no sale, repetidamente.
  
Muñoz tiene cara de niño bueno, cuerpo de jugador de baloncesto, expresiones ingenuas y mente vibrante. Y eso, lo quiso trasladar a los apenas ocho minutos de su primer cortometraje que vio la luz en verano de 2007. Un DVD que se completó con las tomas falsas del rodaje y montaje de Inmaculada Herencia y con una serie de entrevistas. El “Cómo se rodó”, elevado a la categoría de local y ensalzado de una forma irónica y divertida. La única imagen que parece no entrar en la tónica de distorsión de diálogos y planos, de contextos caricaturizados, es la del final, cuando el protagonista padece  insomnio no contagioso porque el fracaso de sus sueños se topa de bruces con la realidad no soñada ni por él ni por ná.

Empeñada

Inmaculada Herencia dirigió su segundo cortometraje sin cumplir los 18 años. A caballo entre la Asociación Juvenil “Alucine” (con esa presidencia medio en suspenso por cuestiones de mayoría de edad) y su devoción por el mago “Yunque”, del que es su primera aficionada en Baena, está su vocación de hacer cine, de estudiar y prepararse. Un año dice que le llevó su “Lo que nos espera”. Once minutos que casi condensan doce meses. Herencia ha cambiado sus registros y ha mejorado en el manejo de la cámara y de algunos tiempos cinematográficos. Nada tiene que ver esta obra romántica y de final de cuento, con aquella condensada en “El Armario”, con quince minutos de inesperado final que mezclaron comedia y tragedia, agonía y teatralidad de un pacto de sangre para morir juntas, que una de las protagonistas no cumplió y lo vio reclamado.
  
Este trabajo presentado en abril, prescinde de los diálogos de los actores y se apoya en una voz oculta femenina, que cuenta en alto los pensamientos de una estática protagonista, amparada en la pintura , deseando encontrarse con el, protagonista, lo mismo que  Rubén Hinojosa vaga y corre por las calles de Baena con un gran ramo de flores, rapuzado como si del sí me quiere o no me quiere se tratase, queriendo encontrar a María Gómez, de quien sólo tiene las referencias de encuentros casuales y de aromas de perfume en la piel suave.
  
Inmaculada Herencia Leva (IHL como arropan los títulos de crédito) pudo hacer contado una historia al revés, como si quisiera verse reflejada en ella, con un objeto diferente del amor. El de Inma parece claro que es al cine y que los sueños de futuro se sitúan en un encuentro más que fugaz como ha sido hasta ahora, con el séptimo arte. Han pasado casi tres años entre su primer y segundo corto, con la experiencia de grabar y montar el Corten” de Miguel Angel Muñoz”. Y la evolución es evidente. La historia se traba en algunos matices más o menos consistentes del complicado lenguaje cinematográfico, pero arranca en conjunto con un paso adelante de Herencia y también de los actores protagonistas.
“Aquí te espero hasta que me encuentres, hasta que te encuentre, hasta que nos encontremos”, es una de las últimas freases en off del corto. Inmaculada se encuentra ante lo que ella quiera y esté dispuesta a tocar, pues antes de conseguir, hay que tocar, o rozar...

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