Recoil es un proyecto que se aplicará en 36 meses conforme a un presupuesto de 1.519.973 euros. Ahora culmina su primer año de ejecución, que constituye la primera fase del programa, tras finalizar un estudio sobre el marco legal vigente en los territorios de los distintos socios europeos, detectar buenas prácticas en esos mismos enclaves y realizar encuestas para medir el nivel de reciclaje en el ámbito doméstico.
Los diferentes socios de Recoil se han reunido en Bruselas –junto a representantes de la Comisión Europea, autoridades locales y regionales, organismos públicos, productores y distribuidores de biodiésel, así como empresas de recogida y transferencia de aceite usado doméstico- para analizar los resultados de esta etapa inicial y diseñar el calendario de la segunda fase: en este nuevo periodo que se avecina se circunscribe el establecimiento de proyectos piloto, tal como constituirá la Agencia de la Energía de Diputación en la provincia de Cádiz. Junto a la creación de dicha entidad se llevará a cabo una campaña de sensibilización para difundir los beneficios del reciclaje entre la ciudadanía. La reunión en Bruselas se ha celebrado al amparo de la Semana Europea de la Energía Sostenible.
La encuesta realizada por la Agencia de la Energía –en el contexto de la primera fase del proyecto Recoil- detectaba que un 20 por ciento de los encuestados vierte el aceite usado por el fregadero, o bien no lo deposita en contenedores específicos. El 50 por ciento de la muestra sí reconoce reciclar los residuos domésticos, mientras que un 18% entrega el aceite usado a entidades que lo transforman en otros productos como sucede con Madre Coraje. El vertido a los fregaderos ocasiona problemas en la depuración de aguas residuales, toxicidad en ecosistemas naturales, obstruye cañerías y provoca malos olores.
Recoil pretende incrementar la producción sostenible de biodiésel y su consumo en el mercado local mediante la mejora de la recogida y transformación de los aceites usados en las cocinas. La iniciativa está comprendida en el programa Energía Inteligente para Europa como parte de una estrategia comunitaria con objetivos muy definidos: incorporar un 10 por ciento de energía renovable en el sector transporte y reducir la emisión de gases de efecto invernadero, en un 20 por ciento, antes de 2020. En los fundamentos del proyecto se indica que el biodiésel procedente de aceites de cocina reciclados podría satisfacer el 1´5 por ciento de la demanda de biodiésel en Europa.