La historia devocional de la Semana Santa siempre ha estado alumbrada por los faroles de las hermanas de Jesús. Ellas han sido las que han permanecido fieles durante siglos cumpliendo con promesas nacidas de unas esperanzas motivadas por padecimientos, necesidades o profundas gratitudes. Nadie mejor que una madre puede sentir y expresar los dolores que producen los hijos, especialmente cuando las únicas soluciones en las que confían son las que encuentran con sus oraciones acompañando a Jesús y alumbrando su caminar con sus faroles en la madrugada más triste de la historia.
Han sido las hermanas de Jesús quienes han ofrecido el mayor testimonio de Fe y fidelidad al Señor de sus devociones, porque a pesar de padecer muchas necesidades del cuerpo y del alma, nunca han desfallecido, ni se han dejado vencer por la desesperanza, de tal manera que cuando llega la Noche de Jesús, desde los barrios más lejanos y pobres, cogerán sus faroles y gimiendo y llorando en sus valles de lagrimas llegarán a San Juan de Letrán dispuestas a continuar sus acostumbrados y diarios vía crucis penitenciales para cumplir sus promesas.
Cuando la crisis económica se ensaña con los más débiles, son las amas de casa las que más sufren las dificultades de no poder atender las necesidades de sus humildes hogares, por lo que desembolsar el importe de la papeleta de sitio y recoger su farol puede suponer un esfuerzo muy grande.
Por eso, la junta de gobierno de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, consciente de la difícil situación económica que sufren muchas de sus hermanas, no cobrará este año sus faroles. Es mucho más importante para la hermandad que sus hermanas y devotas alumbren más que nunca el divino rostro de su Jesús en la Noche que lleva desde hace siglos su Bendito Nombre.
Cuando la oscuridad se ha adueñado de muchos corazones, es cuando las hermanas de Jesús vuelven a iluminar con sus faroles las calles de Jerez. Así tendrán ocasión de confirmar su deseo de permanecer siempre fieles junto al Señor y, a imitación de María, su Santa Madre, aunque vayan traspasadas por las injusticias humanas, jamás apagarán sus faroles.