Las cofradías del Viernes Santo demostraron que, cuando existe verdadero interés, no hay problemas para cumplir sus horarios de paso por la Carrera Oficial. Así, por primera vez y en el deseo de que sirva como precedente, el paso de palio de la Virgen de la Piedad se presentó en la Catedral a las 23.25 horas, cumpliéndose de manera rigurosa el horario fijado por el Consejo Local de la Unión de Hermandades.
De este modo se puso punto final a una buena Semana Santa desde el punto de vista meteorológico, sólo enturbiada por la inoportuna llovizna del amanecer del Viernes Santo que alteró las recogidas de tres cofradías de la Madrugada. En cualquier caso, la tarde de esta última jornada procesional fue de largo la más desapacible de todas, con una fría brisa propia de los meses invernales. Por fortuna el viento amainó con la caída del sol, permitiendo que las candelerías lucieran en todo su esplendor salvo en aquellos lugares especialmente abiertos.
La Hermandad de las Viñas inició su salida procesional a las 16.00 horas, rodeada de ese ambiente singular que caracteriza a las cofradías de barrio. Fueron varias las novedades que introdujo en su cortejo, sobre todo en el paso de misterio, que presentó buena parte de la talla de su canasto. El trabajo está siendo realizado por Francisco Pineda. También se estrenaron los faldones laterales, pintados por el artista portuense David Calleja.
En lo que respecta al grupo escultórico, el primero de los pasos de la cofradía incorporó una imagen de José de Arimatea, tallada por Fernando José Aguado, que se suma así a las obras de Luis González Rey y a los sayones originales de Francisco Pinto Berraquero.
La Agrupación Musical de la Sentencia fue la encargada de acompañar a este auténtico barco, al frente de cuya cuadrilla estuvo un año más Manuel Jesús Tristán. La Banda Municipal de Música de Huévar acompañó por su parte a María Santísima de la Concepción Coronada, cuyo martillo tocó Isaac Núñez.
Algo más de un centenar de nazarenos acompañó a Nuestra Señora de Loreto, en un número destacable para una cofradía siempre tan justa en acompañamiento como rebosante de buen gusto y saber hacer. Con suma elegancia alcanzó la Carrera Oficial, tras dejar atrás calles como Antona de Dios o Rosario, donde dejaría impronta de su cuidada estética cofradiera.
El cortejo incorporó una bandera de San Pedro, realizada por Pedro Pablo Calleja, así como quince nuevas túnicas. La capilla musical Ciudad de Jerez precedió al único paso de la cofradía, cuya cuadrilla de costaleros estuvo comandada por José Antonio González Leal.
Muchas miradas se centraron este Viernes Santo en el Cristo de la Expiración, tanto por el indudable tirón de la cofradía como por los hechos ocurridos el pasado año, cuando de algún modo se responsabilizó a la hermandad de San Telmo de los retrasos acumulados en la Carrera Oficial.
Como ya ha quedado dicho, la actitud de las cinco cofradías del Viernes Santo fue en esta ocasión irreprochable en lo que a cumplimiento horario se refiere. La Hermandad del Cristo de la Expiración no fue por tanto una excepción, demostrando que las demostraciones de fervor popular que recibe el crucificado desde que abandona la ermita de San Telmo no son incompatibles con el debido respeto al resto de cofradías y a los jerezanos que esperan su tránsito.
El Viernes Santo fue especial para la cofradía, que por primera vez sacaba a la calle a María Santísima del Valle tras su coronación canónica. Se vivieron por ello momentos especialmente emotivos junto a Santo Domingo, con una ofrenda de la comunidad dominica a la Santísima Virgen, que fue su huésped en la jornada previa a su traslado a la Catedral para tan gloriosa efeméride.
El paso del Cristo de la Expiración fue acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores del Rosario de Arriate, de Málaga. La Banda de Música de Palomares, de Trebujena, estuvo un año más tras el manto grana de la Virgen del Valle.
La inolvidable figura de Mariano Ramírez estuvo muy presente en la salida procesional de la Hermandad del Cristo de la Expiración y no menos en la de su Virgen de la Soledad, una cofradía y una dolorosa a la que entregó buena parte de su vida.
A las siete y media de la tarde inició su recorrido la corporación nazarena radicada en la iglesia de la Victoria. Cincuenta años han pasado ya desde que Luis Ortega Bru obrara el prodigio del que Jerez disfruta cada tarde del Viernes Santo. Sin embargo, por mucho tiempo que pase, nadie deja de asombrarse cuando tiene ante sí al paso de misterio del Sagrado Descendimiento. Es más, el paso de los años consolida a este conjunto como uno de los más importantes jamás realizado para la Semana Santa andaluza.
Jesús Sánchez Lineros asume anualmente la responsabilidad de poner en la calle a este auténtico retablo andante. Un momento de especial dificultad constituyó como siempre el paso de este misterio por la calle Tornería. La Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Caridad y la Banda de Música del Nazareno de Rota fueron las encargadas de acompañar a ambos pasos.
El palio, dirigido por Martín Gómez, se presentó en la calle con la elegancia ya acostumbrada. Ha dejado de ser noticia que los pasos comandados por Martín Gómez anden como deben hacerlo. El reconocido capataz ha sacado esta Semana Santa cinco pasos y ninguno de ellos con el mismo estilo. Eso es lo difícil y ahí es donde radica la grandeza del trabajo costalero, en adaptarse a las singularidades de cada cofradía y no al revés.
Durante varios meses se especuló con la posibilidad de que fuera la Hermandad de la Piedad la que abriera la jornada del Viernes Santo, una propuesta de la propia cofradía que fue finalmente declinada.
A veces se buscan soluciones salomónicas para tratar de arreglar problemas que no deben ser tales con un poco de buena voluntad. Este Viernes Santo existió ese interés de las cofradías en cumplir sus horarios y la Hermandad de la Piedad no debió cargar en la Carrera Oficial con los retrasos acumulados por el resto de corporaciones nazarenas. Eso que ganamos todos.
El Santo Entierro contó con los acompañamientos de la mayor parte de las cofradías, si bien es cierto que se registraron ausencias. En el cortejo también estuvo representado el Consejo Local de la Unión de Hermandades, así como el Ayuntamiento, con la presencia de la alcaldesa, Pilar Sánchez, y otros concejales del Gobierno y la oposición. Las cuadrillas de costaleros estuvieron mandadas por José Puerto. La Fundación Ruiz-Mateos fue la encargada de poner música a los pasos.