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Sensibilidad cero

En estos tiempos que corren; son momentos difíciles que exigen soluciones flexibles e imaginativas de nuestros representantes, y una especial receptibilidad para los problemas que padece gran parte de la sociedad...

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En estos tiempos que corren; son momentos difíciles que exigen soluciones flexibles e imaginativas de nuestros representantes, y una especial receptibilidad para los problemas que padece gran parte de la sociedad. Es en esta época de grandes dificultades, cuando quienes elegimos dan la talla para colocarse por encima de posturas individuales o consignas mediáticas, que sólo buscan ser las únicas estrellas del firmamento, y  destruir al contrincante aunque sea a costa de que todos estemos peor.

Asomarse a la información de la actualidad, es realizar un gran esfuerzo, para no dejarse llevar de la atmósfera de frivolidad, miseria e insensibilidad, y poder salir de la indignación que provoca  las declaraciones del primer ministro italiano Silvio Berlusconi ante la tragedia de los damnificados del terremoto en los Abruzzos, para que se tomaran la situación como “un fin de semana de camping”, entre la arena de la playa y el ladrillo producto de la corrupción mafiosa, o que el perro de la familia Obama sea noticia por novedad, frente a la hambruna en África por cotidiana y sabida.

Pero en todas partes cuecen habas, y nos preguntamos, como es posible el pasar sin sonrojarse como Ana Mato, líder del PP, del “no me consta” al “obviamente sabía que había un coche”, afirmar como la señora Cospedal que la vicepresidenta Salgado no es adecuada porque  no tiene “la fuerza” y “valentía” de un ministro,  o mantener como el señor Rajoy, a un tesorero o a un eurodiputado imputados, cuando todos internamente claman porque se vayan.

Resulta indignante utilizar los centros educativos y manipular a su alumnado, para hacer propaganda de imágenes del presidente Zapatero y la ministra Aído al lado de fetos muertos, insultándoles en manifestaciones con epítetos como asesinos o aborteros.

Mientras, seis años después,  asistimos por fin al juicio en la Audiencia Nacional contra los responsables del accidente del Yak- 42 en Turquía que costó la vida a sesenta y dos españoles. En el colmo de la indignación,  somos testigos de una nula sensibilidad hacia sus familiares por parte del señor Trillo, en aquel entonces ministro de Defensa, que no sabe, no contesta y ni se molesta en contestar a las preguntas de la prensa porque tenía que acudir a la comparecencia del ministro de Justicia.

Ahora, y tras la doble crisis de Gobierno en España y Andalucía, resueltas con serenidad y normalidad, se ha pasado por parte de los señores Rajoy y Arenas, de amenazar con mociones de censura, a persistir que aunque haya habido cambio de gobierno, es el reconocimiento de un fracaso y un año después de celebradas han de convocarse elecciones anticipadas.

Tampoco entendemos los ciudadanos y ciudadanas de a pie, que pagamos nuestros impuestos y votamos, que el máximo órgano de la soberanía popular, el Pleno del Congreso por mayoría absoluta, a puerta cerrada y con voto secreto aprobara un informe reservado de la Comisión del Estatuto del Diputado que no es  precisamente ejemplar.

Resulta ofensivo, en tanto estamos en más de tres millones y medio de desempleados en el conjunto de España, que se les permita a más de 80 parlamentarios llevar a cabo otras actividades profesionales al margen de la Cámara para tener una ayudita a sus 6.000 euros de sueldo, entre los que se encuentran los populares Michavilla, Pizarro, Acebes y López Amor.

Se supone que los padres y madres de la patria, deben tener dedicación exclusiva, ser los máximos exponentes de la claridad y transparencia en sus actuaciones y por tanto los primeros en dar ejemplo. Si necesitan dedicarse a sus negocios, abandonen la política, y si tan imprescindibles son  que es preciso beber de su sabiduría, impartiendo conferencias, dando charlas o asistiendo a tertulias, que no cobren por tales cometidos.

En todo caso, si les obligan a hacerlo, cosa que no creo,  que esos emolumentos pasen a un fondo de solidaridad de lucha contra el paro, sería una buena manera de la correspondencia entre lo que se dice y lo que se hace, si no, no esperen ustedes que les creamos, y no se quejen después que les demos la espalda.

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