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El Loco de la salina

Las momias de La Isla

El Ayuntamiento nos está diciendo a las claras que estamos momificados y anclados en el tiempo, que estamos a verlas venir y con menos iniciativa que un pedazo de trapo.

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Las cosas como son. El Ayuntamiento de La Isla se lo ha currado. Ha acertado de lleno y después diré por qué. Hoy es la Fiesta de todos los santos y mañana la de todos los difuntos. Hace ya tiempo que los muertos han solapado a los santos y solamente hay que ir al cementerio hoy mismo para ver que el personal pasa de la santidad y atiende con sus mejores flores a la muerte. La Iglesia Católica española está bregando inútilmente para sustituir la fiesta pagana de Halloween, palabra inglesa que significa “Víspera de todos los santos”, por la de Holywin, que quiere decir “Los santos ganan”, pero no encuentran la manera de que ganen. Quiere, según se dice, sustituir la muerte por la vida y darles a los vivos un papel más importante.

Pero los niños, cada vez más, siguen apostando por la fea, se siguen poniendo los esqueletos, siguen enredando sus pelos en las telarañas, siguen llevando la terrible guadaña, se siguen pintando el rostro de sangre…Y nadie dudará de que los niños poseen la vida más bonita, feliz y prometedora que existe en el mundo. Estos días no sabes lo que te puedes encontrar. Las calles se llenan de zombis dando tumbos, de malas caras, de brujas repelentes y de calabazas. Y cuando a los niños les da por una cosa y los padres comprueban su felicidad, hay que tirar la toalla y darse por vencidos.

Pues bien, la Iglesia española, inasequible al desaliento, al parecer copiando a la francesa, ha lanzado la idea de que los niños deben estos días disfrazarse de santos. Tiempo perdido. ¿No se dan cuenta de que para los niños es mucho más divertido ir de esqueleto asustando a los vecinos que ir de santo predicando la buena nueva? ¿No se dan cuenta de que es bastante complicado hacer que el aura que llevan los santos en la cabeza se mantenga quieta, a no ser que se le ponga una buena puntilla? No tiene color. El disfraz de muerto es mucho más cómodo y barato que el de santo. Los muertos ni sienten ni padecen, y con cualquier trapito, mejor si está hecho polvo, se conforman. Además, tampoco hay que asustarse tanto, porque ir de zombi ya no causa espanto, sino que muy al contrario provoca la risa tonta. Sin embargo ir de santo es algo muy chocante, cuando además se puede comprobar que muchos de los que se las dan de santurrones son impresentables. Ahora se puede usted explicar por qué la gente no quiere ir al cielo, y es porque debe ser bastante aburrido. El infierno quemará, pero la diversión está asegurada.

Decía al principio que el Ayuntamiento de La Isla ha acertado de lleno. Efectivamente. Nuestros gobernantes municipales deben haberle dado muchas vueltas al asunto, pero al final lo han clavado. Fuera demonios, fuera santos, fuera zombis, fuera todo lo que huela a cielo o a infierno. ¡Han colgado en la Plaza del Rey 6 enormes momias, una en cada palmera, una por cada león de la fachada! ¡Bingo! Si lo piensa, no le sale mejor.

La momia es la figura que representa con mayor fidelidad la forma de ser del cañaílla. Si esto es un pueblo dormitorio, estático y propenso a la quietud, y, si La Isla está más muerta que viva, lo suyo evidentemente es la momia. Con otras palabras, el Ayuntamiento nos está diciendo a las claras que estamos momificados y anclados en el tiempo, que estamos a verlas venir y con menos iniciativa que un pedazo de trapo. Felicidades por la metáfora, porque no hay una foto que pueda retratar mejor al cañaílla de toda la vida de Dios. Y además, no hay cosa más barata y fácil que fabricar unas cuantas momias, con lo que encima queda todo adornado y sin que el contribuyente critique la inversión. Pelotazo. El único problema es la cantidad de lluvia que le está cayendo al invento. En La Isla van a faltar manos para exprimir tanta venda.

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