Este miércoles se cumplen cuatro años del accidente del crucero 'Costa Concordia' que naufragó frente a la isla italiana de Giglio, en la región italiana de Toscana en el mar Mediterráneo, tras una arriesgada maniobra del capital Franceso Schettino que fue condenado a 16 años de cárcel por su negligencia.
El crucero se aproximó en exceso a la isla y provocó que la nave, con 4.200 personas a bordo, chocara contra unas rocas y abriera una gigantesca vía de agua de 70 metros de longitud a lo largo del casco, que lo llevó a quedar fuertemente escorado. La falta de planes adecuados de evacuación y de formación para el pasaje agravó la tragedia.
Murieron 32 personas, entre ellas el español Guillermo Gual, y un total de 4.197 pasajeros fueron evacuados. En el 'Costa Concordia' viajaban 3.209 pasajeros de 62 nacionalidades, 177 españoles. El número de rescatados superó la capacidad de hospedaje de la pequeña isla.
El barco permaneció parcialmente hundido cerca del puerto de la isla durante más de dos años antes de que lo sacaran a la superficie y lo remolcaran hasta la costa en una de las operaciones marítimas más largas y complejas que se recuerdan.
A raíz del accidente, la Comisión de Seguridad Marítima de la Organización Marítima Internacional (OMI) hizo suyas las tres recomendaciones de seguridad que solicitaba el sector y añadió implementar una reunión de simulacro obligatoria en los cruceros antes de zarpar.
La nueva política de seguridad exige que se realice una reunión de simulacro obligatoria para los pasajeros embarcados antes de abandonar el puerto, lo cual contrasta con los requisitos legales hasta entonces que limitaban a realizar dicha reunión dentro de las 24 horas del embarque de los pasajeros.
DOS AÑOS Y MEDIO PARA REFLOTAR EL BUQUE.
Dos años y medio después del hundimiento del 'Concordia' se logró reflotar el barco en una operación sin precedentes en el sector naval, en la que participaron empresas de ingeniería italianas, alemanas y estadounidenses, y que costó 1.500 millones de euros.
Las operaciones se realizaron en cuatro fases: estabilizar el buque con una plataforma submarina, fijar la parte del barco que queda fuera del mar, enderezar el barco y remolcarlo a puerto.
Primero hubo que extraer el combustible, lo que se completó con éxito el 24 de marzo de 2012, y después iniciar los complejos trabajos para rotar el navío.
Enderezar el buque costó 600 millones de euros y requirió 26 cables de acero (con una fuerza de tiro de 60 toneladas) y 30 cajones de acero llenos de aire comprimido (11.500 toneladas) para colocar en vertical el buque a una media de 3,5 metros por hora. Tras ser enderezado, el 'Concordia' se remolcó al puerto de Grosetto para ser desguazado.
Durante todo ese proceso los restos del 'Concordia' fueron reclamo de muchos de los turistas que se acercaban a los alrededores de Santo Stefano, a unos 15 kilómetros al este, para realizar una travesía en ferry hasta Giglio. Por 10 euros el billete, las compañías de ferries promocionaban la oportunidad de ver el crucero hundido y tomar una fotografía del mismo desde las inmediaciones del lugar en el que se produjo el accidente.
DAÑOS EN LOS FONDOS ROCOSOS.
La tragedia del 'Concordia' puso en riesgo los fondos rocosos de la isla de Giglio donde se asientan numerosas especies, como corales, moluscos y gorgonias, y en la parte occidental se extienden praderas submarinas de Posidonia oceánica, una especie endémica del Mediterráneo.
El Parque Nacional, que engloba parte de las aguas de la isla de Giglio, está considerado una de las joyas ecológicas de Italia y un fuerte foco de atracción del turismo de buceo por su población estable de delfines mulares y otros cetáceos, como delfines listados, cachalotes, calderones grises y comunes e incluso rorcuales. Existen también especies menos conocidas como la esponja Aplysinia cavernícola, protegida por el Convenio de Barcelona.
EL CAPITÁN CONDENADO.
Tras un largo juicio el excapitán Schettino fue condenado el pasado mes de febrero de 2015 a una pena de 16 años de cárcel por el naufragio del crucero.
Tras siete horas de deliberación, los jueces del tribunal de Grosseto consideraron a Schettino culpable de los delitos de homicidio culposo múltiple, abandono de la nave, naufragio y de no haber informado inmediatamente a las autoridades portuarias de la colisión contra el escollo que provocó el desastre.
El juez le inhabilitó de por vida para desempeñar cargos públicos y durante cinco años para volver a trabajar como capitán, informan los medios italianos, que vaticinan un largo proceso de apelaciones.
El fallo puso fin a tres años de proceso en los que Schettino ha figurado como único acusado, ya que la empresa propietaria, Costa Cruceros, aceptó una multa de un millón de euros y la Fiscalía negoció diversas condenas con otros cinco oficiales del barco.
