En el mes de septiembre de 1613, el barco Date Maru,se hacía a la mar desde la ciudad japonesa de Sendai con la intención de llegar a España en misión diplomática. Al mando de aquella pionera expedición, estaba HasekuraTsunenaga, un avezado samurái que ya había combatido en la invasión japonesa de Corea.
Por aquellas fechas, Felipe III de España (1578 – 1621), alcanzaba la máxima expansión territorial que jamás haya tenido nuestro país; si bien, su reinado se vería siempre cuestionado por los escándalos y la corrupción de quien fuera su valido preferido, el Duque de Lerma.
Y, precisamente, desde estos mimbres, reales e históricos, arranca “El samurái de Sevilla” (La Esfera de los Libros. Madrid, 2016), de John J. Healey. Este neoyorquino, que desde hace tiempo vive a caballo entre Estados Unidos y España, da a la luz su segunda novela, tres años después de la publicación de “Emily & Herman”.
En esta nueva entrega, se vale de un singular protagonista, Shiro, un samurái astuto y muy bien preparado, que a pesar de su juventud va ganándose el favor de unos y otros gracias a su galanura y su sabiduría. Adiestrado en las artes de guerra, su condición de políglota y de apuesto caballero, le servirán, a su vez, para obtener la confianza de los estamentos más nobles y más cercanos a la corte española. -E, incluso, la de su superior, el propio HasekuraTsunenaga-.
Las vestimentas, las costumbres y tradiciones de los recién llegados causarán lógica sorpresa entre los españoles, quienes recibirán la visita con curiosa expectación el día en que atracan en el puerto sanluqueño. (“En octubre Sanlúcar de Barrameda olía a muros encalados, a ramas seca de olivo ardiendo y a altos y oscuros toneles de jerez enjuagados con agua de pozo”)
Shiro será el encargado de viajar hasta Medina Sidonia para hacer entrega al Duque de un regalo -un bello puñal- que exprese la gratitud por haberles preparado una recepción tan espléndida. A partir de ese primer encuentro, la amistad entre ambos será primordial para entender las vicisitudes que acontecen a lo largo del posterior relato, sobre todo, porque será a través del citado Duque de Medina Sidonia como Shiro obtendrá el favor del rey Felipe III, y por ende, del Duque de Lerma.
Mas la embajada nipona no detendrá su camino. Tras pasar por Sevilla, Madrid -para ser recibidos en audiencia real- Granada, Almería, Barcelona…, embarcarán camino de Italia para visitar al Papa. Entre tanto, la otra protagonista principal de la narración, la bella Guada -casada con Julián, un joven “bruto” y desalmado- encontrará en Shiro la prudencia, la sutileza y el corazón puro que siempre había anhelado.
“El samurái de Sevilla” es una novela escrita con agilidad, con un exacto domino de los tempos narrativos, además de apoyarse en un exquisito rigor documental. A la sobresaliente habilidad con la que John J.Healey aúna ficción y realidad, se une su solvencia para expresar de manera precisa y creíble, ese choque cultural que hace, ya más de cinco siglos, produjo la llegada de aquel barco japonés a la Península. Pues, no cabe duda, de que la efusividad occidental, dista mucho -aún hoy-, de la mesura y la delicadeza orientales.
En suma, un relato de muy grata y entretenida lectura, donde el sentimiento y la reflexión se tornan, a su vez, enseñanza y aprendizaje.