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Matrícula de deshonor

Ladrillos olvidados

Es inexplicable que una Huelva que busca un futuro turístico como alternativa permita que estos colosos onubenses se pierdan entre debates y proyectos absurdos

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En estos días, con la ola de fro que asoló Huelva, un grupo de ciudadanos tomamos la decisión de patrullar las calles de la ciudad con el objetivo de apoyar a los distintos operativos sociales que el Ayuntamiento había puesto en marcha, por suerte muy eficaz, para los ‘sintecho’, que fueron atendidos en su gran mayoría; una gran labor. Durante estas salidas nocturnas tuvimos que buscar en los lugares más inhóspitos y tétricos de la Huelva olvidada; edificios fantasma a merced del tiempo sin una aparente solución que los despierte del largo letargo que está condicionando destructivamente sus días.
Estos gigantes de piedra estaban plagados de roedores que pululaban entre los escombros y basuras que se acumulaban en su interior, sin que sus responsables directos velen por ellos con la absurda excusa de la actual crisis económica, posterior a su abandono. Pintadas, grietas, paredes derribadas, techos abiertos o en proceso de derrumbe, puertas reventadas o aperturas improvisadas en ventanas o sus muros, que dan paso a vándalos que destrozan sus cimientos y defecan sin ningún tipo de pudor. Sus elegantes estructuras abandonadas a su suerte dan esa imagen de irresponsabilidad y despreocupación, que dicen mucho no sólo de los gestores públicos, también de los propios onubenses que permitimos que nuestro patrimonio caiga en el olvido. Es inexplicable que una Huelva que busca un futuro turístico como alternativa permita que estos colosos onubenses se pierdan entre debates y proyectos absurdos. Está claro que nuestra historia no da votos y no ha representado un objetivo prioritario para nuestros mandatarios. En Huelva existen decenas de entidades sin ánimo de lucro que mantendrían estas sedes con cierto esplendor durante periodos de tiempos , pero como digo, ni se come ni se deja comer.

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