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Pero... “no ha pasao ná”

Antológica frase nacional: hay que esperar que pase...

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Antológica frase nacional: hay que esperar que pase. Gracias a ella no hay que preocuparse por un husillo abierto, ni por una cornisa recién caída… hasta que haya una desgracia. Hasta que haya “pasao algo”. El nacional deporte de la irracionalidad, de la irresponsabilidad, practicado y promovido por las administraciones y legado al pueblo como original herencia alejada de la originalidad, pues la originalidad es creativa. La actuación de la policía la madrugada del viernes, ha sido correcta, contrariamente a la de quienes han querido divertirse asustando a los demás. Pero aunque el delito se castigue, sólo la educación puede acabar con él. Obra de desalmados, de gamberros maleducados, de malhechores sin escrúpulos, movidos “motu proprio” o por alguna oscura fuerza interesada en hacer daño a la celebración de la Semana Santa, sólo una formación en responsabilidad y un conocimiento real de lo que se está celebrando -aquí se refuerza el anterior artículo- puede acabar con actuaciones irresponsables como las de este Viernes Santo.
La Semana Santa no es para todo el mundo. ¡Vaya novedad! Ninguna celebración es para todo el mundo ¿por qué sólo la Semana Santa genera protestas por ocupación de la vía pública? Cualquier fiesta, cualquier fin de semana la ocupa. Quien acostumbra a ocupar la calle con un vaso de alcohol “sólo por estar con los amigos”, sin importarle la molestia a viandantes y vecinos, no está capacitado para la convivencia en una concentración masiva como la Semana Santa. Y ¿qué derecho le asiste para manifestarse contra la “masiva ocupación de la calle por el paso de cofradías”. Pero, todavía, manifestarse verbalmente, protestar, con o sin razón, es una forma pacífica y, por tanto, admisible. Provocar pelea ó alboroto, con el miserable propósito de hacer daño, a los congregados o a la propia celebración en sí, debería considerarse actividad criminal. Y tratarse como lo que es.

Todavía esperamos una respuesta coherente a lo ocurrido en 2000. Coherente. Merecemos saber la verdad. Hay que carecer de cerebro para perpetrar un ataque como este, pero ningún descerebrado es capaz de organizarlo tan bien coordinado. Cuando la población se ha duplicado y toda está en la calle, es muy fácil crear histeria. Pero no se crea con un grito. Ni con un golpe en el suelo. Hace falta mucho más. Cuando un par de descerebrados anuncia en una red social “…va a temblar”, algo se ha escapado a las autoridades. No es una acusación, nadie podía esperarlo. Pero aparte de mostrar su plena ausencia de masa encefálica ¿no habrá traicionado al “cerebro”? Es a quien hay que apuntar. A quien hay que buscar. A quien es necesario hacer pagar su iniquidad y falta de capacidad humana.

Si creía que su deleznable acción va a desviar el turismo al lugar dónde le/s interese, se han equivocado. Sólo gente excesivamente susceptible, verá riesgo para el visitante. Porque sólo la debilidad sensiblera puede pensar que el montaje necesario para obligar a la gente a huir, es el estado normal de nuestra Semana Santa. Si el “cerebro” es alguien demasiado importante, con más motivo debe ser descubierto y escarmentado. Ya “ha pasao algo”. No se nos oculte qué.


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