El tiempo en: Rota
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Aborto: una solución salomónica

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Dando por hecho que hay un sector de la sociedad española, encabezado por la Iglesia Católica, que no aprueba la interrupción voluntaria del embarazo y aprovecha la modificación de la ley para repetir un debate que se cerró hace más de veinticinco años, existen algunos obstáculos concretos a la aprobación general de la nueva ley que impiden un consenso mayor.

El más polémico, sin duda, es el que plantea que las menores de dieciocho años y mayores de dieciséis, no tengan que informar a sus padres de la decisión de interrumpir el embarazo.


Por lo que se ha conocido, el Consejo General está buscando proponer una fórmula que obligue a la menor de edad a informar a sus padres de la decisión adoptada y que sin embargo estos no puedan impedir que se lleve a cabo la voluntad de la menor, al corresponder la decisión a la persona que se encuentra embarazada, poniendo fin a la excepción que la ley de autonomía médica aplicaba a la interrupción del embarazo.

La propuesta parece tener sentido común: la menor informa, pero decide. Lo polémico es arbitrar las medidas de protección de la decisión adoptada por una mujer entre los dieciséis y los dieciocho años para que no se vea coaccionada por la reacción de los padres. Cabe señalar que la maternidad o la interrupción del embarazo es una decisión que por sus consecuencias es intransferible de la persona que se encuentra en ese dilema. Y las consecuencias de esa decisión le pueden afectar personalmente para el resto de su vida.

Se trata de un derecho que sólo puede ejercer y afectar a la mujer que es quien debe decidir sobre su propio cuerpo. Los elementos extraños, por muy próximos que sean, nunca podrán suplir a la protagonista del derecho.
Queda tiempo para profundizar en el debate, pero sabiendo de antemano que quienes se oponen al aborto en todos los casos aprovecharán la polémica de la autorización paterna para la campaña que desarrollarán. Y aquí ya no está en cuestión el derecho a interrumpir el embarazo, sino la situación concreta de las jóvenes que se encuentran entre los dieciséis y los dieciocho años.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN