La bomba de apomorfina es un aparato que el paciente lleva con un cinturón y que cuenta con un percusor programable que administra la medicación de forma continua al paciente, por vía subcutánea. Por lo general, la bomba se enciende por la mañana y se apaga por la noche.
La doctora María José Vila Duplá, jefa de la Unidad de Gestión Clínica de Neurología del Hospital jerezano, explica que hasta la fecha los pacientes a los que se les indicaba esta técnica, tenían que desplazarse a otros hospitales de Andalucía, lo cual suponía un importante trastorno para ellos, fundamentalmente debido a su alto grado de dependencia. Y es que, precisamente, la bomba de apomorfina se recomienda en el caso de pacientes con enfermedad de Parkinson muy avanzada y que no se controlan con la medicación habitual por vía oral.
La apomorfina se utiliza para tratar los llamados bloqueos, que son problemas de movilidad y dificultad para caminar y hablar bruscos que presentan los pacientes con Parkinson en fase avanzada. La apomorfina funciona imitando la acción de la dopamina, una sustancia que se encuentra normalmente en el cerebro y que es deficitaria en estos pacientes por la degeneración de las neuronas encargadas de su síntesis.